10 casi verdades en la historia del rock mexicano | Parte 3

Esta es la transcripción del episodio 10 casi verdades en la historia del rock mexicano | Parte 3 del podcast Atonal / periodismo rock.

Esto es Atonal y viene a alborotarte las trompas de Eustaquio… y una que otra neurona.

En los capítulos anteriores:

[EXTRACTOS]

Llevo dos capítulos analizando 7 hechos o momentos en la historia del rock mexicano que nos hemos creído, cuando chance caben otras explicaciones.

Este es la tercera y última parte para ya cerrar con esto y pasar a otro tema.

Nomás antes de empezar, hay que repasar las 7 casi verdades que me he echado y las 3 de este capítulo.

En el primer capítulo:

1. El inicio del rock mexicano fue en 1956

2. En los sesenta se hacían puros covers

3. Toño Quirazco trajo el ska a México

4. Gobernación cortó la transmisión de Avándaro

En la segunda parte:

5. Se prohibió el rock en México después de Avándaro

6. Todos los hoyos fonkis eran lugares de mala muerte

7. Entre Avándaro y Rock en tu idioma no pasó nada interesante

Y para el gran final toca:

8. Los conciertos internacionales empezaron en los noventa

9 Las disqueras independientes nacieron en los dos mil

10 La historia del rock nacional es eso, nacional

Casi verdad número 8.

Los conciertos internacionales empezaron en los noventa

La Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey se han convertido en parada obligada para las giras internacionales de muchas bandas. Después de veinte años muy movidos en cuanto a conciertos, cada vez es menos común escuchar eso de “por primera vez en México”, a menos que sean bandas nuevas.

Pero hubo un tiempo muy diferente en que los conciertos internacionales eran muy escasos. El discurso histórico ha sido el mismo: como el rock estaba prohibido, tampoco había conciertos de rock internacionales.

Vamos por partes. Primero va el recuento de conciertos internacionales de los setenta que, aunque fueron pocos, sí hubo, y después va lo bueno, tratar de ver por qué. Spoiler. Tampoco es la dichosa prohibición.

En 1971, James Brown estuvo en el Auditorio Benito Juárez de Zapopan[1]

En el 74, el legendario Chuck Berry tocó en un hoyo fonki, uno de los que regenteaba Pako Gruexxo en Tlatelolco, el Teatro Ferrocarrilero. [2] [3]

Este sí es conocidón, en el 75 Chicago tocó en el Auditorio Nacional.[4] Pero fue un escándalo, hubo quema de camiones, intento de portazo y se armó todo un pedo.

En el 76 regresó James Brown. Primero para tocar en el Hotel del Prado en la Ciudad de México (de inicio, se planeaba que ese concierto fuera en el Auditorio, pero después de lo que había pasado con Chicago, no se dio el permiso y se optó por un lugar más pequeño, más o menos lo que pasó con los Doors en el 69). Luego, el padrino del soul se echó un concierto en la Plaza de Toros de Monterrey.

En el 77, Tom Foggerty, ya sin Creedence, tocó también en el Teatro Ferrocarrilero.

Joe Cocker hizo lo propio en el Toreo también en el 77.[5]

En el 78, BB King estuvo en la sexta edición del Festival Cervantino.[6]

Saldo de los setenta: 7 conciertos internacionales.

Vamos a los ochenta, aquí ya hay varios muy conocidos.

Para empezar la década, en el mero 80, Alice Cooper estuvo en el estadio de los Tigueres.[7]

También en el 80, Johnny Winter tocó en Pachuca[8] y también hubo desmadres. De hecho, el guitarrista ni terminó de tocar porque alguien le aventó un botellazo. No fue del todo malo, chance en eso se basó Briseño para este rolón.[9]

El 81. Queen. Puebla y Monterrey, no hay más que decir nomás que este concierto destaca porque se trata de una banda choncha que sí vino en su mejor momento.

De ahí nos saltamos hasta el 85 en que Dead Kennedys tocó en Tijuana,

En el 87, Jorge Hank Rhon quiso lavarle la cara a Tijuana y mostrársela a la chaviza gringa como un lugar seguro y chido para las tocadas, y se armó el Mexfest, en el que tocaron Oingo Bongo, The Bangles, Squeeze, The Fixx, Chris Isaak y Hoodoo Gurus. Fueron más de 27 mil asistentes. El LA Times lo calificó como el que sería el concierto más grande rock celebrado en México.[10]

Sigamos en Tijuana pero hasta el 89, Bad Brains y  Devo tocaron, en diferentes fechas, en el Iguana’s de Tijuana (el mismo donde un año después tocó Nirvana).

Y ya para terminar con los ochenta, tenemos los conciertos de Rod Stewart en Monterrey, Querétaro y Guadalajara en 1989.

Saldo de los ochenta. 8 conciertos internacionales.

¿Son pocos? Sí.

Ahora, si México organizó en esas dos décadas dos mundiales de futbol, bien pudo haber recibido más conciertos internacionales de bandas en su mejor momento. Había infraestructura y público, ¿entonces qué pasó?

La respuesta fácil es: prohibición del rock. Pero aquí también hay que dar un pasito para atrás y preguntarnos: ¿las giras mundiales eran realmente mundiales?, ¿las bandas gringas e inglesas iban a todo el mundo menos a México?

Nel.

Las, entre comillas, giras mundiales, tenían de mundiales lo mismo que la serie mundial de béisbol.

Chequemos los números de algunas giras significativas.

Aunque no se realizó en el periodo que estamos analizando ahorita, o sea los setenta y los ochenta, el world tour de 1966 de Bob Dylan constó de 47 conciertos, todos en el circuito anglo-Europa, es decir, Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia, y ya nomás por eso le mereció el título de mundial.[11]

Entre el 72 y el 73, Pink Floyd se echó 132 conciertos para la gira del Dark side of the moon. Va de nuevo, 132 conciertos, de los cuales solo 4 se realizaron fuera del circuito anglo-Europa y fueron en Japón.[12]

En esos mismos años, David Bowie anduvo de aquí para allá para presentar el Ziggy Stardust tour. Fueron 191 conciertos, y solo siete fuera del circuito anglo-Europa, otra vez Japón fue el afortunado.[13]

A finales de los setenta, en el 78, Bruce Springsteen emprendió el Darkness tour. Fueron 115 conciertos, todos en Canadá y Estados Unidos.[14]

Aquí ya hay una constante, ¿no? Ni América Latina, ni Asia (a excepción de Japón), ni África, ni Europa del Este (ahí es entendible porque ps guerra fría) recibían conciertos internacionales. ¿En todos estuvo prohibido el rock después de Avándaro? No lo creo.

Es más, ¿podemos comparar a México con un país similar, por ejemplo, Argentina?

Mientras México tuvo apenas 15 conciertos internacionales entre los setenta y los ochenta, Argentina tuvo la fabulosa cantidad de… 17. Chance se me van algunos por ahí, pero no creo que sean muchos. Así como en México es difícil encontrar información de esto, también en Argentina, países carnales a final de cuentas, ¿no?

Me voy a echar la lista de conciertos internacionales de Argentina nada más de rápido para que cheques cómo andaba el nivel.  

  1. Santana en el 73
  2. Joe Cocker en 77
  3. The Police en el 80
  4. Peter Frampton en el 80
  5. BB King, también en el 80
  6. Jan Hammer Group en el 80
  7. Richie Havens en el 80
  8. Queen en el 1981 (Aquí sí me voy a detener un poco. Esta visita se dio en el marco del tour The Game para promocionar el disco del mismo nombre. Fue la misma gira con la que visitaron México, pero también visitaron Brasil y Venezuela). Sigo con la lista.
  9. Rick Wakeman en el 81
  10. Van Halen en el 83
  11. Quiet Riot en el 85
  12. Siouxsie and The Banshees en el 86
  13. The Bolshoi en el 87
  14. Ramones en el 87
  15. Gene Loves Jezebel en el 88
  16. Iggy Pop en el 88
  17. Y The Mission 88

Ya nada más para terminar con Argentina, me llama la atención que entre el 76 y el 83 hubo siete conciertos. ¿Por qué pienso en esos años? Porque fue la de la última dictadura, la que empezó con Videla. O sea, con todo y una dictadura militar hecha y derecha, cínica y sangrienta, fábrica de desapariciones forzadas, desplazamientos y asesinatos, la misma dictadura que se aventó una guerra contra Reino Unido en Malvinas, con todo y eso Argentina tuvo conciertos internacionales de rock. No fueron los más grandes ni los más atractivos, pero hubo.  

Va de nuevo la pregunta necia, ¿en Argentina también estaban prohibidos los conciertos de rock gracias a Avándaro? ¡Claro que no!

Yo creo que en México nos quejamos de la falta de conciertos por nuestra cercanía con Estados Unidos. Al compararnos con ellos, que tenían chingos de conciertos en Los Ángeles, en Houston, en Phoenix, acá era un páramo desolado. Pero de tanto vernos el ombligo, olvidamos ver a nuestro lado, a países más similares al nuestro, como lo acabo de hacer con Argentina. ¿Entonces qué pasó? ¿Por qué hubo tan pocos conciertos en México, y de paso en Argentina, antes de los noventa?

Ahora hay que dar unos pasitos más para atrás para encontrar la posible razón, ahí, en ese lugar donde hay que hablar de economía y más cosas turbias.

Así me lo explico. Antes de los ochenta, la gran industria musical estaba acotada a solo países hegemónicos: Estados Unidos, Canadá, Europa occidental y Australia. A las bandas (o mejor dicho, a sus disqueras) no les interesaba tanto tocar o vender discos en Singapur, Nigeria o Colombia, tampoco en México. Pero hubo un cambio significativo durante los ochenta y más después de la caída del muro de Berlín y la perestroika: el neoliberalismo expandió su dominio.

Con el neoliberalismo avanzaron las ideas de la apertura de fronteras (para los productos, no para las personas) y dejar que el mercado dictara las reglas del juego. Esto aplicó lo mismo a la industria energética como a la musical. Si había mercado para una banda en un país, había que explotarlo. ¿Cómo? Yendo a tocar para anunciar la salida de un nuevo disco.

Un dato interesante es el que se puede sacar del conteo que hizo Work and Money, una página especializada en economía, sobre los conciertos que más varo han recaudado en la historia: de 47 giras enlistadas, ni una sola es de los setenta ni de los ochenta.[15]

Si a partir de los noventa comenzó una oleada de conciertos internacionales en México no es por el levantamiento de la supuesta prohibición del rock, ni se lo debemos a la mente maestra de Camilo Lara, ni a que según el público mexicano es el más cálido del mundo, sino al contexto económico internacional del cual México es parte porque somos un mercado importante, en especial a nivel Latinoamérica.

También valdría la pena tomar en cuenta la intervención del TLCAN en todo esto. Pero eso después.

Casi verdad número 9

Las disqueras independientes nacieron en los dos mil

Esto es curioso: con todo lo del indie rock, las disqueras independientes empezaron a ser importantes desde el punto de vista mercantil en la década de los dos mil, pero de ninguna forma iniciaron su historia en esos años.

Es un poco lógico que las disqueras indies tomaran esa importancia en ese tiempo, desde finales de los noventa Napster empezó a dinamitar los procesos de la industria musical, y luego vinieron más instrumentos que nos permitieron escuchar música sin necesidad de pagarla (bendito Ares).

Para los dos mil, las disqueras grandes no sabían para dónde hacerse. EMI fue una de las víctimas mortales más grandes, cuando en 2011 pasó a garras de Citigroup.[16]

Pero volvamos al pasado. Las disqueras independientes mexicanas tienen una historia larga, nada más que no tan glamurosa como la de las disqueras indies de la Roma-Condesa.

Aquí no hay que buscarle mucho, la disquera independiente que salta luego luego al pensar en esto es Cintas y Discos Denver.

Fue fundada en el 85 y desde entonces ha sido el espacio de difusión de grabaciones de bandas de rock urbano, metal, punk y gótico.

Pero no es la única ni mucho menos la primera, el 6 de octubre de 1980 nació Ediciones Pentagrama,[17]

Esta disquera lo mismo tiene en su catálogo discos de Amparo Ochoa y Óscar Chávez que de Rockdrigo y Follaje.

Ahora que si de independencia hablamos, nada más independiente que grabar, diseñar, maquilar y vender los discos uno mismo. De estos casos abundan en el rock mexicano, desde Syntoma hasta Las Ultrasónicas.[18]

Casi verdad número 10

La historia del rock nacional es eso, nacional

México es un país bastante centralista. Si ya en este conteo hemos visto varios puntos en los que nos encanta vernos el ombligo sin tener en cuenta el contexto internacional. A nivel interno, es peor. Solo tomamos en cuenta lo que sucede en la Ciudad de México y si acaso en la zona metropolitana del Estado de México.

La gran historia del rock mexicano es bien centralista.

Si nos ponemos a pensar, nada más hay tres episodios en los que en la historia grande del rock mexicano, la cdmx cede su protagonismo a otros lugares.

El primero no es muy claro. La generación de bandas de la onda chicana tuvo agrupaciones de todos lados. Javier Bátiz y Peace and Love de Tijuana, La Tribu de Monterrey, La Revolución de Emiliano Zapata de Guadalajara, Dug Dug’s de Durango, en fin. Pero, al final, todas se concentraron en algún u otro momento en la Ciudad de México. Vaya, el hecho más importante de esta generación, el Festival Avándaro se realizó en el Estado de México.

El segundo episodio tampoco es tan claro, es la generación de Comrock. Kenny, Los Clips (antes de ser Rostros Ocultos) y Mask (banda en la que estuvo José Fors antes de Cuca) fueron algunas de las principales bandas del sello y eran de Guanatos, pero, otra vez, la Ciudad de México fue su principal centro de operaciones.

El tercero sí es clarísimo y no hay que hablar mucho de él. Es tan claro que hasta en Rompan todo, el infame documental de Netflix, se trata: la avanzada regia.

De ahí en fuera, siempre hablamos de puras bandas chilangas y mexiquenses, con menciones esporádicas a bandas tapatías, regias y tijuanenses. A otras ciudades de plano las ignoramos por completo.

Esto se entiende por un lado. Al ser un país tan centralista, disqueras, foros, medios e incluso el público mayoritario se encuentra en la Ciudad de México, por eso tenemos casos como el de Descartes a Kant que nacieron en otra ciudad, en este caso Guadalajara, y llega el momento en que mejor se vienen para acá.

Pero, a pesar de esto, el rock nacional está vivo en Monterrey, Guadalajara y Tijuana principalmente, y también en mayor o menor medida en ciudades más pequeñas como Puebla, Querétaro, Ciudad Juárez y Mérida, entre otras.  

Mi tirada con esto es invitar a quienes reseñamos la historia del rock mexicano a que sea realmente una historia nacional, a que incluyamos las historias que desde acá, desde el defectuoso se ven como menores, pero para nada lo son.

Voy a enlistar nada más tres hechos que creo que bien podrían ser incluidos en la historia del rock nacional.

Monterrey

Así como en el DF existió el programa de televisión de Orfeón a Go Go, en Monterrey existió el programa Muévanse todos.

El programa tomó el nombre de esta rola.

La intérprete es Vianey Valdés y claramente es un cóver de Twist and shout de los Beatles.

Lo más interesante de Muévanse todos es que era conducido por músicos. La cabeza principal era la propia Vianey Valdés, por lo que el programa también era anunciado como “El programa de Vianey Valdés, pero también participaron en la conducción Polo, el famoso vocalista de Los Apson; Juan Garza, exvocalista de Los Matemáticos y Jorge Barón de Los Zipps.[19]

El programa se transmitió por TV6 de Monterrey.

Este audio es de un pedacito del programa. Al frente puedes ver a Vianey Valdés cantando esta rola original de Dusty Springfield (y que la neta yo conozco por la versión de Luis Miguel, Ahora te puedes marchar) y de fondo está la chaviza bailando muy a go go.

Puedes encontrar el video en YouTube como Vianey Valdés, Te fue difícil

Guadalajara

No cabe duda de que El Personal es una de las bandas más infravaloradas del rock nacional. Pero en este punto no quiero hablar de la banda comandada por Julio Haro, sino de su contexto.

El Personal no fue producto de la generación espontánea, sino que fue parte de un caldo de cultivo muy particular.

Si aún hoy Guadalajara es una de las ciudades más mochas del país, en los ochenta lo era más. Pero por fortuna hubo una generación de jóvenes desparpajados, sarcásticos, sacrílegos, medio pervertidos y revoltosos que terminaron haciendo historia.

Así como en la CDMX el Foro Tlalpan aglutinó a una serie de artistas de gran importancia, en Guadalajara la columna vertebral del movimiento artístico de la ciudad fue la Revista Galimatías, al menos eso creo yo.

La revista Galimatías era una publicación de humor gráfico. Fue fundada en 1983por Jis y Trino, entre otros cartonistas. Hoy esa revista es como El Personal, de culto. E incluso hay quienes dicen que hasta Guillermo del Toro pasó también por ahí, junto con Falcón, Jabaz y demás.

¿Qué tiene que ver esto con el rock tapatío?

Bueno, Trino estuvo a finales de los setenta en una banda medio de punk llamada Doll.[20]

Jis tocó en una banda de rock progresivo que se llamaba Plasmodia.

En las tocadas en las que se encontraban fueron forjando su amistad este par de choreros y la neta las bandas en las que tocaron no son taaan importantes, pero aquí viene lo bueno:

Carlos Sánchez Esegé también colaboró en Galimatías. ¿Quién es ese? El que tocaba el sintetizador en Duda Mata, una de las bandas que José Fors tuvo antes de Cuca.

Va otra:

Andrés Haro, integrante fundador de El Personal, también colaboró en Galimatías. Nada más que por ese entonces, antes de que existiera el Personal, Andrés estaba en una banda con Gerardo Enciso.

¿Quieres más?

Julio Haro, el alma de El Personal, también le hacía al dibujo (a qué no le hacía) y también publicó en Galimatías. De hecho ahí se conocieron los dos Haro, por si creías que eran carnales, nel, se conocieron en esa publicación y fue ahí cuando pensaron en formar una banda, lo demás es historia.[21]

Con esto quiero decir que la revista Galimatías fue un nodo importante que reúne de manera directa e indirecta a nombres importantes del rock nacional. ¿Por qué tendríamos que seguir ignorando este episodio en nuestra historia del rock mexa?

Tijuana

Dejé lo mejor al final. El Tijuana Pop Festival es ejemplo claro de que si algo no sucede en la Ciudad de México lo ignoramos. La historia de este festival es digna de ser más conocida de lo que es (o sea nada) en la cronología roquera mexa por muchas cosas. Acá van algunas, porque de plano la crónica de este festival se merece un capítulo completo.

El Tijuana Pop Festival se realizó en la Monumental Plaza de Toros de Tijuana el 13 de octubre de 1968.

¿Qué?

A ver, va de nuez, repite la fecha.

13 de octubre de 1968.

Un día después de la inauguración de las olimpiadas de México.

Y más importante: 11 días después de la matanza de Tlatelolco.

Desde aquí empieza lo bueno. El contexto histórico es particular.

El cartel también era para llamar la atención. Fue el siguiente:

Peace and Love, la banda de Ricardo Ochoa

Patchwork Security Blanket, una banda de Tijuana de la que no hay más información.

The Collectors, una banda canadiense.

The Yellow Payges, una banda gringa.

Chicago Transit Authority, sí, es el Chicago que conoces, nomás que aquí todavía no se acortaban el nombre.

Iron Butterfly

y Eric Burdon and The Animals.

La neta, el cartel, sobre todo por las dos últimas bandas, hacia pintar que la cosa se iba a poner buena. Pero la revista californiania Teaspoon Door Magazine lo calificó como uno de los más grandes fiascos en la historia de los festivales de pop.

Lo que pasó es que ni Iron Butterfly ni The Animals tocaron. Aunque las bandas estaban ahí, en el festival, a la primera no se le aseguró el pago, y la segunda tuvo broncas fronterizas y su equipo no cruzó. Entonces dejaron al público plantados.

Aparte, al parecer hubo rumores previos al festival de que se iba a cancelar, definitivamente el ambiente en el país era extraño y no era el mejor momento para tener un festival de rock.

Todo esto hizo que en un lugar donde cabían 27 mil personas, solo se vendieran 4 mil boletos. Una de las crónicas de la revista Teaspoon asegura que al final hasta se dejó la entrada gratis[22], pero ni así llenaron.

El caso es que el hecho de que existiera este festival es muy curioso y vuelvo a lo mismo, si esto hubiera sucedido en la capital, chance sería tan conocido como Avándaro, pero ps no.

Estas fueron las 10 casi verdades de la historia del rock mexicano de las que quería hablarte. Si llegaste hasta este punto, chance estás encabronadísime conmigo por no repetir lo que todo mundo repite. Sí, te estoy hablando a ti, Rompan todo, pero también a varios libros, notas periodísticas y demás textos que prefieren repetir lo que todo mundo dice, porque si todo mundo lo dice es neta, ¿no?

¿Tengo la verdad absoluta? Para nada. Lo que pretendo con este conteo es invitar a la discusión y al análisis, a no repetir como pericos lo que nos enseñan.

Pero si llegaste hasta acá y no estás encabronadísimo conmigo, también espero que no creas ciegamente todo lo que dije. Caben otras hipótesis, hay que escucharlas. Si te late me las puedes compartir en twitter, ahí me encuentras como @hugokoatl.

Gracias por darle al play. Chido.


[1] https://revistacientouno.com/2020/10/12/los-conciertos-que-jamas-se-repitieron-en-mexico/

[2] https://www.youtube.com/watch?v=MeTPnbKsPLo

[3] https://www.jornada.com.mx/2020/10/24/cultura/a04n1cul

[4] https://www.youtube.com/watch?v=O88pFHMmId8

[5] https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mochilazo-en-el-tiempo/el-caos-de-los-primeros-grandes-conciertos-en-mexico

[6] https://noticieros.televisa.com/historia/personalidades-presentado-cervantino-12/

[7] https://www.setlist.fm/setlist/alice-cooper/1980/estadio-universitario-monterrey-mexico-53d8ffc9.html

[8] https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mochilazo-en-el-tiempo/el-caos-de-los-primeros-grandes-conciertos-en-mexico

[9] http://100mejoresrockmexicano.blogspot.com/2010/05/6-el-botellazo.html

[10] https://www.latimes.com/archives/la-xpm-1987-07-02-ca-1670-story.html

[11] https://en.wikipedia.org/wiki/Bob_Dylan_World_Tour_1966

[12] https://en.wikipedia.org/wiki/Dark_Side_of_the_Moon_Tour#Tour_dates

[13] https://en.wikipedia.org/wiki/Ziggy_Stardust_Tour#Tour_dates

[14] https://en.wikipedia.org/wiki/Darkness_Tour#Tour_dates

[15] https://www.workandmoney.com/s/highest-grossing-concert-tours-ed51a7b3f92c4afb

[16] https://www.elmundo.es/elmundo/2011/11/11/cultura/1321035256.html?a=263ffd1a40767368837bf5a0d99fb259&t=1321051986&numero=

[17] https://pentagrama.com.mx/quienes-somos/

[18] https://www.sinembargo.mx/06-04-2013/549229

[19] https://estroncio90.typepad.com/blog/2009/09/el-programa-mu%C3%A9vanse-todos.html

[20] https://magis.iteso.mx/nota/jis-y-trino-moneros-trabajando/

[21] https://musica.nexos.com.mx/2016/05/19/nosotros-somos-los-marranos-la-paradojica-historia-de-el-personal/

[22] https://archive.org/details/teaspoon_door_v01n12_1968-10-25/page/n11/mode/2up

10 casi verdades en la historia del rock mexicano | Parte 2

Esta es la transcripción del episodio 10 casi verdades en la historia del rock mexicano | Parte 2 del podcast Atonal / periodismo rock.

Esto es Atonal y viene a alborotarte las trompas de Eustaquio y una que otra neurona.

En el capítulo anterior:

[Extractos]

Hoy le voy a seguir dando vuelo a otras casi verdades en la historia oficial del rock mexicano. En el capítulo pasado abordé estas cuatro:

1. El inicio del rock mexicano fue en 1956

2. En los sesenta se hacían puros covers

3. Toño Quirazco trajo el ska a México

4. Gobernación cortó la transmisión de Avándaro

En esta segunda parte tocan:

5. Se prohibió el rock en México después de Avándaro

6. Todos los hoyos fonkis eran lugares de mala muerte

7. Entre Avándaro y Rock en tu idioma no pasó nada interesante

Y en la tercera y última parte tocará:

8. Los conciertos internacionales empezaron en los noventa

9 Las disqueras independientes nacieron en los dos mil

10 La historia del rock nacional es eso, nacional

Me voy rápido para no alargar más esto y porque la casi verdad número 5 se merece todo el tiempo del mundo.

Casi verdad número 5.

Se prohibió el rock en México

Aquí sí ya es un chismerío increíble.

Algunas versiones hasta aseguran que hubo leyes que prohibían el rock, poco falta para decir que se subió a la constitución.

Por eso hay que sentarnos, tomar un poco de aire, y con la distancia que nos dan 50 años tratar de reflexionar qué pasó. O al menos esta es otra versión.

Estamos en México. Es 1971.

Chingos de jipitecas, que eran mal vistos por la sociedad mexicana, altamente conservadora en lo general, se reunieron para escuchar música, pero también para quemarle las patas al diablo, encuerarse y coger al aire libre.

No hay que olvidar que en el aire todavía se respiraban el Halconazo del 71 y la matanza del 68. Ser joven en México ya era algo sospechoso, vestirte como hippie, fumar mota, escuchar rock, encuerarte y coger al aire libre ya te condenaba.

Y luego, para acabarla, hubo unas mentadas de madre transmitidas en radio. ¡Válgame Dios! ¡Jesús Bendito! La gota que derramó el vaso.

Los periódicos, hasta los más serios como el Excélsior de Julio Scherer, se dieron un festín con unos titulares amarillistas a más no poder.

Avándaro, donde los principios se acaban (El Sol de México)

Muertos, heridos y detenidos, saldo de festival de rock (El Informador)

En Avándaro se registró la más infame explotación de los vicios de una juventud enferma y engañada (El Alarma) Bueno, esta revista nunca fue seria, pero el titular es una joya.

Ante tal escándalo, los gobiernos, local, estatal y federal, tuvieron que responder. No le iban a dar por su lado a los hippies mugrosos marihuanos pervertidos vendepatrias. No. Tenían que ponerse del lado de la familia mexicana. Y ps, sí, hubo una prohibición:

Cito.

“Las autoridades prohibieron la transmisión por radio de una canción titulada Avándaro [de Rosario] y la grabación de canciones que se interpretaron en el Festival de Rock y Ruedas que se efectuó en el Estado de México.

La Cámara Nacional de la Industria de Radiodifusión que preside Joaquín Vargas envió una circular a todas las compañías grabadoras, en la que pide a las mismas se abstengan de realizar discos con la música que se interpretó en Avándaro, a sugerencia de las autoridades de gobernación.”[1]

Esto es un cacho de una nota publicada en Excélsior el 23 de septiembre de 1971 con el titular de “Prohibieron la grabación de música que se tocó en Avándaro”

E incluso años antes del famoso Parental Advisory, pasó esto en México:

“Las empresas grabadoras tendrán que incluir en breve una descripción de las grabaciones (tanto al centro del disco como en la portada de los mismos) que diga: este disco no es para radiodifusión cuando se trate de canciones con letras impropias, es decir, que ofendan la moral y las buenas costumbres del público.”[2]

Esto es de otra nota del Excélsior, del 25 de septiembre del 71, con el titular “Solo discos autorizados podrán ser difundidos por estaciones de radio.”

Hasta aquí podrías decir. ¡Claro! ¿Ya ves? Ahí’sta la prohibición.

Sí, oficialmente, nada más de esta rola.

28 Rola Avándaro rosario

Y de paso se aprovechó para invitar a las disqueras a no grabar música de las bandas de Avándaro. Sí, eso es claro.

Pero chécate lo que sigue. En esta misma nota del 25 de septiembre se enlistaron unas canciones prohibidas.

Chécate cuáles fueron.

A que no te vas conmigo

Taquito callejero

La mesera

Las dos nachas

Yo te amo, yo tampoco

Es una lástima que la nota de Excélsior no mencione las bandas que tocan estas rolas. Advierto que no estoy seguro, pero creo que Javier Bátiz no tiene ninguna rola llamada Las dos nachas, ni los Dug Dug’s tienen una que sea Taquito callejero. La única que sí ubico es esta.

Es de Serge Gainsbourg, Je t’aime moi non plus. Disculpa mi francés.

¿Hubo prohibición? Ps sí

¿Fue solo contra el rock? Ps no

Las autoridades aprovecharon y agarraron parejo.

¿Qué pasó después? Lo que siempre pasa en México. El tema tuvo sus 15 días de fama y después murió lentamente en la opinión pública.

Y sí, quedó un vendaval autoritario contra músicos de rock que destruyó fuentes de empleo e hizo que bandas se pasaran a otros géneros o dejaran de tocar. Pero de eso a que hubiera una ley, un veto permanente contra el rock que duró de 1971 a 1985 o por ahí, hay un mundo de diferencia.

A mí, la neta, hoy por hoy, la palabra censura o prohibición para lo que le sucedió al rock mexicano ya me parece exagerada.

¿No me crees? Repasemos algunos, más bien varios, casi muchos, hechos que ponen en duda eso de la mentada prohibición del gobierno. Así que vámonos con calmita.  

En 1972, se lanzó la película La verdadera vocación de Magdalena, que incluye imágenes de Avándaro. Si hubo prohibición al rock mexicano, ¿por qué se permitió la salida de esta película protagonizada por la ya famosa Angélica María?

En 1974, Náhuatl, la nueva banda de Ricardo Ochoa, ex Peace and Love, presentó nada más y nada menos que en el Festival OTI una rola llamada “Rock jarocho”.[3] Si hubo censura al rock mexicano, ¿por qué se permitió que esta rola concursara en el festival de la canción más importante de entonces?

En 1975, Guillermo Briseño se echó un concierto en el auditorio de la Facultad de Medicina de la UNAM.[4] Si hubo prohibición, ¿por qué se permitieron conciertos como este?

Aquí sí voy a responder. Según David Cortés en “El otro rock mexicano”, estos conciertos sortearon la prohibición porque se anunciaban como conciertos de jazz. No me suena descabellado. Sigamos con otros hechos.

También de Briseño, en 1976, condujo Musicalísimo[5], un programa del canal 13 (hay que recordar que en ese entonces el canal 13 no era de TV Azteca, sino de Imevisión, una cadena de televisión operada por el gobierno federal). [6] Si había prohibición de rock, ¿cómo se le permitió a un blusero tener un programa en la tele pública?

De agosto de 1977 a noviembre de 1981 se transmitió por Radio Educación, estación de radio pública, entonces un organismo desconcentrado de la SEP, el programa El lado oscuro de la luna. Es cierto que su fuerte fue difundir rock en inglés, pero también hicieron dos programas dedicados a Dug Dug’s. Repito: dos programas.[7]

Si la censura fue tan férrea, ¿cómo pudo permitirse que estos dos programas salieran al aire?

Otra de Briseño, nomás que ahora con Mario Carrasco, Gilberto Flores y Hebe Rosell, en 1980 fueron contratados por nada más y nada menos que la SEP para dar conciertos en escuelas normales.[8]

¿Por qué la SEP contrataría a estos músicos si sus rolas estaban prohibidas? ¿Y más para tocarlas en escuelas?

En 1980, Chac Mool se presentó en el teatro del IMSS de Aguascalientes, y no fue una tocada clandestina porque hasta sacaron el disco del concierto.[9]

¿Por qué el IMSS permitió el concierto y hasta su grabación si esa música estaba censurada?

En 1981, Luis Pérez sacó un disco del llamado etnorock que recuperaba instrumentos y ambientes mesoamericanos, llevó por nombre Ipan in xiktli metzli (perdona mi náhuatl, en mexicano es En el ombligo de la luna), y fue financiado por la Subdirección Cultural del ISSSTE.[10]

¿Si había censura? ¿Por qué el ISSSTE pagó la producción de este disco?

También de 1981, cuando Chac Mool sacó Sueños de metal, Carlos Alvarado, el tecladista, recuerda esto:

“Fue algo maravilloso porque fuimos el primer grupo verdaderamente fuerte que dio giras por toda la república, tocamos en todos lados desde circos, centros de convenciones, ferias, hicimos mucha televisión: en el trece, en el once, salimos en todos los periódicos cuando en ellos no se publicaba nada sobre rock.”[11]

Ojo aquí, otra vez aparece el canal 13 de Imevisión, y se agrega el 11 del Poli.

Esta declaración se la dio a Carlos Alvarado a Merced Belén Cruz, quien la publicó en Rock mexicano, ahí la llevamos cantinfleando.

Y ya para no seguir haciendo el cuento más largo, adelantémonos a 1985, otra vez pongámosle al canal 13 de Imevisión y nos vamos a encontrar con Roberto González, Nina Galindo, Eblén Macari, Rafael Catana, Rockdrigo, en fin, buena parte de los rupestres en un programa llamado Flores de asfalto.[12][13]

Entonces, ¿neta hubo prohibición del rock mexicano cuando al mismo tiempo había algunos apoyos por parte de la SEP, Radio Educación, Imevisión y hasta del ISSSTE y del IMSS?

Mi conclusión es que no es ni negro ni blanco. Fue (es) un estira y afloja.

Sí, repito, hubo un chingo de obstáculos puestos por los mismos gobiernos, pero al mismo tiempo hubo algunas oportunidades que fueron aprovechadas por el tiempo que hayan durado. Aparte, al final resulta curioso que quien más oportunidades dio al rock mexicano después de Avándaro fueron algunas instancias del propio gobierno.

Ahora, si no hubo prohibición, ¿Por qué fue la decadencia, al menos en la transmisión de rock mexicano en medios? Hay dos ideas que quiero deslizar.

La primera. La historia oficial del rock mexicano asegura que el quiebre mediático se dio en 1971 después de Avándaro. No es cierto. Aunque la música de Javier Bátiz sí fue medianamente popular, ni de pedo alcanzó los niveles que tuvieron Los Rebeldes, Los Locos o los Teen Tops. Lo que me lleva a la segunda idea.

Para esta hay que dar dos pasos para atrás y tratar de ver el cuadro completo.

Las radiodifusoras y disqueras apoyaron el rock and roll a inicios de los sesenta porque vendía, no por compromiso ideológico ni nada parecido. Chance genuinamente le gustaba a uno que otro empresario, pero no dejaba de ser un negocio.

Cuando el rock and roll dejó de vender, poco después llegaron nuevos ídolos, apareció José José, Juan Gabriel, llegó la cumbia, la balada romántica.

O sea, llegaron nuevos ídolos y nuevos géneros que vendían más, se explotaban más y se escuchaban más.

Para decirlo más claro: la industria musical, como toda industria, explotó un recurso mientras era explotable, después, cuando ya no sirvió, lo desechó. Y eso sucedió mucho antes de Avándaro. El festival fue un clavo más en la popularidad mediática del rock, pero no el único.  

Tip: la próxima vez que oigas decir a alguien que el rock se prohibió en México pregúntale: ¿dónde se prohibió? Es decir, en la constitución, en una ley, en el código penal de alguna ciudad específica.

Y hazle otra pregunta. ¿Qué se prohibió? Los conciertos, la transmisión en medios, la grabación, ¿qué? Porque hablar de la prohibición del rock, así, como algo abstracto, es muy fácil, pero es poco claro.

Casi verdad número 6.

Todos los hoyos fonkis eran lugares de mala muerte

Cuando piensas en hoyos fonkis, ¿en qué piensas? ¿En un lugar clandestino? ¿En un espacio sin ventilación? ¿En un hoyo apestoso y sudoroso? ¿básicamente, en un baño del centro de la cdmx?

¿Y si te dijera que nel, que eso no es cierto?

Para hablar de hoyos fonkis hay que hablar de las ciudades y sus desigualdades. Y también del consumo musical en vivo de las diferentes clases sociales.

Empecemos por el principio.

Los primeros años del rock mexicano fueron francamente fresas, sobre todo cuando hablamos de los conciertos en vivo que se hacían en los llamados cafés cantantes,[14] además de la muy famosa pista de hielo de Insurgentes, entre otros dos que tres lugares que no calificaban precisamente como cafés cantantes.

¿Dónde estaban los cafés cantantes del, entonces, DF? En Polanco, en la Del Valle, en la Anzures, la Roma, la Condesa, el Centro y la Zona Rosa. O sea, eran espacios para el entretenimiento de jóvenes de clases medias y altas.[15] Además, esos lugares eran los favoritos de las bandas para tocar, ahí se hizo de su nombre Javier Bátiz, por ejemplo.

Y mientras los chavos de La Viga, los de Tacuba, los de La Raza, de la Merced, los de Candelaria, es decir, los de los barrios, ¿dónde se entretenían?

La neta ahí tenemos una laguna bien grande en la historia del rock mexicano chilango, no es fácil conseguir nombres y direcciones de los espacios de entretenimiento para los jóvenes de clases bajas que escuchaban rock en la Ciudad de México en los sesenta.

No es que no hayan existido esos espacios, es que los hemos invisibilizado. Chance las tardeadas se armaban en salones de fiestas, en la casa más grande la cuadra o incluso en la calle. Aquí lo malo es que le hemos puesto más atención y solo hemos guardado documentación respectiva a las clases dominantes.

Pero volvamos al punto para no desviarnos, ¿todos los hoyos fonkis eran espacios de mala muerte?

No.

Aquí hay un sesgo de clase. Como los hoyos fonkis estaban en Peralvillo, Santa Marta Acatitla, Tlatelolco, la Doctores, Oceanía, en fin, en zonas alejadas (¿alejadas de qué?, del privilegio económico y social), entonces tenían que ser lugares de mala muerte. ¿Una conclusión muy clasista, no?

Es más, el término mismo de hoyo fonki es despectivo (aunque a mí, personalmente, me gusta un chingo). Según Parménides García Saldaña, quien los bautizó así, funky era el lado hard, dirty, heavy, del rock.[16] Y pues eso namás se podía conseguir en los lados funkys de la ciudad, ¿no? Desde el punto de vista de un chavo de clase media alta, como era Parménides, sí, se corresponden.

Pero nel.

El Salón Chicago, uno de los hoyos fonkis más famosos, estaba en Peralvillo, sí, pero era un salón de fiestas. O sea, el sábado podía organizarse una boda ahí con todos los invitados vestidos muy cuquis, y el domingo podía haber una tocada del Three Souls con chavos con los pantalones rotos.

En Tlatelolco, Pako Gruexxo regenteaba hoyos fonkis[17] como el Auditorio Antonio Caso y el Teatro Ferrocarrilero. Está bien, va, no son el Auditorio Nacional y el Teatro Insurgentes, pero tampoco es que fueran una cueva perdida en la selva urbana, entre calles sin pavimentar.

Y sobre eso de que fueran lugares/tocadas clandestinas, tampoco es tan cierto. Sergio González Rodríguez, integrante de Enigma, una de las bandas recurrentes a los hoyos fonkis, recuerda que llegó a escuchar tocadas anunciadas en Radio Capital con la voz de César Alejandre.[18]

Y sí, también se organizaban tocadas en bodegas o predios a medio abandonar, y también había mucha corrupción por parte de policías y las delegaciones.

Pero a ver, en una ciudad y en un país tan corrupto, tampoco es que las únicas víctimas fueran los espacios de entretenimiento de los barrios. De hecho, el fin de los cafés cantantes, esos que estaban en las zonas fresas, también se dio entre la corrupción y legislaciones a modo durante la regentía de Ernesto P. Uruchurtu.

A lo que voy con este punto y la idea con la que me gustaría que te quedaras es:

Así como al rock mexicano le da más caché que haya sido censurado por el gobierno, también le da más caché que sus lugares de conciertos hubieran sido clandestinos y peligrosos. ¿A poco no le da una personalidad más acá, combativa, rebelde?

Casi verdad número 7.

Entre Avándaro y Rock en tu idioma no pasó nada interesante

Aquí también quiero meter mi cucharota con una hipótesis.

La idea generalizada es que durante los setenta y la primera mitad de los ochenta no sucedió nada con respecto al rock nacional. Y si sucedió algo, namás fueron los hoyos fonkis y el Three Souls.

A mí me late que fue lo contrario: sucedió todo en esos quince años.

Y si no fue todo, por lo menos esos años fueron los de la diversificación de sonidos y de públicos. No a la medida de la actualidad, pero ahí está el inicio de la ramificación de géneros y subgéneros, culturas y subculturas. Y por su propia naturaleza, no todos cabían en los hoyos fonkis. Tuvieron que encontrar sus propios espacios.

Así fue que el rock progresivo, experimental, sinfónico, en fin, el que David Cortés define como el otro rock mexicano, encontró su lugar en espacios culturales. Su público no eran los chavos banda que veían al Three Souls, sino chavos universitarios.

Acá van algunos ejemplos de esos encuentros entre rock progresivo mexicano y espacios culturales.  

En 1976, El Queso Sagrado sustituyó Al Universo en la musicalización de las obras Simio y Deus Machina, que se montaron en el Teatro El Galeón y eran dirigidas por Abraham Oceransky. No fueron sus únicas obras musicalizadas, también lo hicieron con Frankenstein, La muerte de un girasol y Acto de amor.

En 1977, Decibel se presentó en la Facultad de Economía de la UNAM.[19]

1980 es un año bien importante. Se llevaron a cabo las Jornadas de Búsqueda, una serie de conciertos de rock in opposition en la Escuela Nacional de Música, impulsadas por los integrantes de bandas como Nazca y Herejía, quienes estudiaban ahí. [20]

Algo más del 80 es que Chac Mool empezó a jugar de local en la Carpa Geodésica de Insurgentes Sur.

Del progresivo y sus ondas, es momento de poner los pies en la tierra. Seguimos en el México de los setenta, el del PRI y su guerra sucia, el de la persecución, desaparición forzada y tortura de activistas y guerrilleros. El del Palacio Negro de Lecumberri y los cuarteles del ejército mexicano repartidos en las zonas más calientes, como Guerrero.

Todo este ambiente también generó su propia música. Obviamente no estaba en Siempre en Domingo y tampoco encontró su lugar en los hoyos fonquis, por eso no se le toma en cuenta en la historia oficial del rock mexicano. Estoy hablando de la música de protesta que se tocaba en las peñas, incluso en las calles, las huelgas, las marchas y los mítines.

Aquí es obligado mencionar a un músico indispensable. Él.

León Chávez Texeiro empezó sus andadas musicales y de protesta desde el 68, cuando armó la comuna de Sor Juana en la Santa María la Ribera.

En los setenta le entró a movimientos por la vivienda digna en la Ciudad de México y no le sacó a tocar en las calles. Más adelante formó el grupo La Piel con Javier Cox Gaitán. Seguramente este último nombre te sonará porque fue parte de la segunda generación de Botellita de Jerez.

Y ya que andamos con la botella en la boca, El Mastuerzo no inició su carrera en este trío, sino que a finales de los setenta tocó con Los Nakos, otra banda indispensable cuando se habla de la música y el movimiento del 68. 

Aquí podrías preguntarte, ¿la música de protesta, el nuevo canto latinoamericano es rock?

Ese es un debate para otro episodio, pero más allá de eso y de que algunos músicos de este movimiento ahora son reconocidos como roqueros, yo sí veo una línea directa entre las peñas y el Foro Tlalpan, un cine superochero que en los ochenta también vio nacer el movimiento rupestre y a figuras como Jaime López, Cecilia Toussaint, José Cruz y Rockdrigo.

Ya nada más para terminar este punto, antes dije que el 80 fue un año bien importante. El 4 de octubre de ese año, el Museo Universitario del Chopo administrado por la UNAM inauguró el Tianguis del Chopo.

Es cierto que de inicio no había tocadas ahí, pero luego luego se convirtió en un punto importante para la venta e intercambio de discos y para saber dónde había conciertos.[21]

Entonces, ¿neta no pasó nada entre Avándaro y Caifanes?

Lo voy a dejar hasta aquí por ahora porque si no esto se puede hacer eterno.

¿Tú qué opinas de todo esto?

¿Sigues creyendo fielmente en todo lo que nos han contado?

¿Crees que hay otras explicaciones para cada una de estas casi verdades?

¿Conoces otras?

Estaría bueno escucharte o leerte. Me puedes escribir a @hugokoatl en Twitter.

Te invito a escuchar la tercera y última parte de las 10 casi verdades en la historia del rock mexicano.

Chido.


[1] Agustín Salmón, prohibieron la grabación de música que se tocó en avándaro, excelsior 23 de septiembre de 1971, sección B, 10

[2] roberto ramírez, solo discos autorizados podrán ser difundidos por estaciones de radio, excélsior, 25 de septiembre de 1971, secciónB11

[3] Merced Belén. 150

[4] https://edicionesdellirio.com.mx/index.php/author-book/guillermo-briseno/

[5] Según Sr. González, el programa se llamó Mexicanísimo. Más adelante también conduciría Espectáculo de la ciudad.

[6] Ídem

[7] https://e-radio.gob.mx/El-lado-oscuro-de-la-luna/018-Los-Dug-Dugs-a-la-vanguardia-del-Rock-mexicano-Primera-parte?step=0

[8] https://www.proceso.com.mx/cultura/2020/12/23/rompen-en-mexico-gustavo-santaolalla-su-documental-255047.html

[9] https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-641450424-chac-mool-official-bootleg-_JM

[10] https://www.discogs.com/es/Luis-P%C3%A9rez-Ipan-In-Xiktli-Metzli-M%C3%A9xico-M%C3%A1gico-C%C3%B3smico-En-El-Ombligo-De-La-Luna/release/4858223

[11] Merced, 173

[12] https://musica.nexos.com.mx/2020/10/05/rockdrigo-el-soundtrack-de-su-vida-y-ii-20-discos-que-formaban-parte-de-la-coleccion-privada-del-autor-de-metro-balderas/

[13] https://www.youtube.com/watch?v=uBg7zcS0Vzo&t=1831s

[14] 60 años de rock en México, 1960-1969

[15] https://www.rollingstone.com.mx/los-cafes-cantantes/

[16] https://www.milenio.com/espectaculos/reductos-rock-marginal-hoyos-fonky-extincion

[17] https://www.jornada.com.mx/2020/01/08/espectaculos/a08n1esp

[18] https://www.yaconic.com/hoyos-fonquis/

[19] David Cortés, 55

[20] David Cortés, 55

[21] https://web.archive.org/web/20141213152512/https://mx.musica.yahoo.com/blogs/blogcanrol/los-30-aos-del-tianguis-cultural-del-chopo-su-historia-poco-contada.html

10 casi verdades en la historia del rock mexicano | Parte 1

Esta es la transcripción del episodio 10 casi verdades en la historia del rock mexicano | Parte 1 del podcast Atonal / periodismo rock.

Esto es Atonal y viene a alborotarte las trompas de Eustaquio y una que otra neurona.

La historia del rock mexicano ya está escrita… ¿o no?

La neta es que sí, ya sabemos casi todo a grandes rasgos, de hecho, podemos hablar de que existe una historia oficial del rock mexicano.

Pero como toda historia oficial, parece que no debe ser cuestionada, cuando en realidad hay que hacer todo lo contrario: mirar con lupa lo que asegura.

En este episodio me voy a dedicar a señalar algunos momentos de esa historia oficial del rock mexicano que si no son mentiras, digamos que son casi verdades.  

Primero te digo las que según yo son las 10 casi verdades en la historia del rock mexicano y ya luego las vamos a desmenuzar poco a poco.

En la primera parte voy analizar estas casi verdades.

1. El inicio del rock mexicano fue en 1956

2. En los sesenta se hacían puros covers

3. Toño Quirazco trajo el ska a México

4. Gobernación cortó la transmisión de Avándaro

En la segunda parte me voy a lanzar con estas:

5. Se prohibió el rock en México después de Avándaro

6. Todos los hoyos fonkis eran lugares de mala muerte

7. Entre Avándaro y Rock en tu idioma no pasó nada interesante

Y para la tercera parte:

8. Los conciertos internacionales empezaron en los noventa

9 Las disqueras independientes nacieron en los dos mil

10 La historia del rock nacional es eso, nacional

Ahora sí, a checar una por una.

Casi verdad número 1.

El inicio del rock mexicano fue en 1956

Que si Pepe y sus Locos del Ritmo

Que si Gloria Ríos

Que si Esquivel o la Orquesta de Pablo Beltrán Ruiz

Cuando se habla de los pioneros o la pionera del rock mexicano se suele caer en inexactitudes.

Para empezar, ¿qué significa ser el pionero o la pionera de esto? ¿Ser el primero o primera en grabar un disco, salir en una película, tocar en vivo, registrar una composición, montar un espectáculo?

En sus Guaraches de ante azul, Federico Arana asegura que “ser o no ser el mero pionero era, en ocasiones, asunto de horas”. [1]

De alguna forma se puede asegurar que esto del rock and roll ya flotaba en el aire a mediados de los cincuenta en México.

Por eso no hubo un o una pio nera, sino más bien un desbordamiento de primeras veces.

A continuación enlisto algunas.

Primer espectáculo en vivo de rock.

La neta es imposible definir esto. Al menos en el entonces Distrito Federal, desde 1955 se montaron varios espectáculos en teatros de revistas y salones de baile donde lo mismo había números de rock que de chachachá, merengue y otros ritmos.

A pesar de esto, oficialmente, la pionera en esta categoría es Gloria Ríos.

En octubre de 1955[2] montó un espectáculo en El Margo[3] con Mario Patrón, Leo Acosta y otros músicos. El grupo formado por todos ellos se llamó Las estrellas del ritmo.

Primera grabación de rock en un disco:

Aquí sí no hay mucho debate, fue Pablo Beltrán Ruiz.

A mediados de 1956 lanzó “Mexican rock and roll”, “Rico rock and roll” y “A ritmo de rock and roll”.[4]

Pero hay un detalle: estas rolas no tienen letra. Lo que nos da pie a la siguiente categoría:

Primeras canciones de rock

Según Federico Arana en sus Guaraches de ante azul, fue Aurora Román con “Meciéndose todo el día” y “El príncipe azul”.

Pero aguas.

Arana es el único que la menciona y por más que busques, no hay nada más de información de Aurora Román ni de estas rolas.

Mejor vámonos a lo seguro:

Fue, otra vez, Gloria Ríos.

Grabó dos discos en 1956, uno traía El relojito y hotel de corazones rotos, y otro La mecedora y Ahí nos vemos cocodrilo.

De este último disco hay un dato interesante, el saxofón lo grabó Héctor Hallal, apodado el Árabe, quien también estuvo presente en la grabación de “Mexican rock and roll” de Pablo Beltrán.

Por esto, hoy por hoy, la importancia de Gloria Ríos es indiscutible.

Pero hace más de 60 años esta importancia no era tomada en cuenta.

Voy con un ejemplo.

En 1969 un grupo llamado Las Ventanas, que después se transformaría en Enigma, sacó un disco llamado Pastel de aniversario.

¿Por qué le pusieron ese nombre tan roquero al disco? Así lo justifican en el booklet.

Se iban a cumplir los primeros 10 años de rock en México. Los mismos 10 años que habían iniciado el espíritu aventurero de conjuntos como Los Locos del Ritmo, Los Rebeldes del Rock y Los Teen Tops.

A ver a ver. 

Aquí llaman la atención dos cosas

Primera. ¿Estaban celebrando 10 años de rock mexicano en 1969? Pero si acabamos de ver que toda esta onda empezó, por lo menos, en 1955. Ya era para que mejor le armaran los 15 años con todo y chambelanes.

Segunda. Mencionan a Los Locos, Los Rebeldes y Los Teen Tops. ¿Y Gloria Ríos? ¿Y Pablo Beltrán? ¿Y el árabe?

Probablemente estas omisiones se deban a la edad.

Me explico.

Cuando Gloria Ríos grabó sus dos discos de 1956 tenía 27 años. Para los parámetros sociales de hace casi 7 décadas, definitivamente ya era parte de la momiza.

En cambio, por ejemplo, Enrique Guzmán tení a 17 años cuando los Teen Tops lanzaron su primer disco.

Si el rock and roll era de y para jóvenes, así podría quedar claro porqué para la generación de Enrique Guzmán, Johnny Laboriel, César Costa y compañía, Gloria Ríos no tenía la misma importancia que Pepe Negrete.

Esto nos lleva a la siguiente categoría.

Primera banda de rock integrada por chamacos

Para esto no hay consenso.

Para Gustavo Zamora del blog Paso a desnivel fueron Los Lunáticos.

Para Arturo Lara Lozano de la Enciclopedia del Rock Mexicano fueron Los Rockets.

Según el Sr. González en 60 años de rock mexicano Volumen uno fueron Los Espontáneos.

Para algunos más los Black Jeans

y para otros Pepe y Sus Locos del Ritmo

Así nos podemos echar día y noche.

Este podría ser el final de este punto, pero nel.

Para no ser tan categórico, digamos que lo más aceptado es decir que el rock mexicano empezó en el periodo 1955-1956.

¿Y si no?

En las notas de Sirenas al ataque, Tere Estrada dice que según Arturo Lara Lozano, al parecer Tino Contreras grabó un disco doble con algunos rocanroles en 1954.[5]

Vámonos más atrás.

En 1953, Los Trincas, la banda de Capulina, lanzó “Boogie de Beethoven”.

O tal vez el inicio del rock and roll no está en los discos, sino en el cine.

En 1950, Cantinflas estrenó El portero. En esta película hay una escena en El Tenampa y los mariachis se echan este rock and roll. La música fue compuesta por Gonzalo Curiel.

Todavía podemos dar otro paso patrás con Lalo Guerrero y su “Marihuana boogie”[6] de 1949

Y mejor aquí le paro porque si no en una de esas hasta resulta que Silvestre Revueltas hacía rock antes de que el rock existiera.  

Casi verdad número 2.

En los sesenta se hacían puros covers

No, no todos eran puros covers. Lo que sí, es que las disqueras presionaban para grabar o solo promocionar los covers.

No hay que echarle mucho coco a esto. El objetivo de las compañías discográficas siempre ha sido ganar lana, la máxima y de la forma más fácil posible, y en este caso era apostarle a rolas que ya habían pegado en el Gabacho, nomás era cosa de traducir o reinterpretar las letras y ya.

Por eso tenemos esta idea de que había puro cover.

Pero estas son algunas rolas originales que se grabaron en aquella época y que fueron exitosas.

En el disco Rock de Los Locos del Ritmo hay seis rolas originales. Las dos más recordadas son Tus ojos compuesta por Rafael Acosta, el baterista,

y Yo no soy un rebelde, compuesta por Chucho González, el requintista.

También en 1960, un chicano, Baldemar Huerta, mejor conocido como Freddy Fender, lanzó con su banda Eddie con los Shades la muy famosa “Acapulco rock”

Esta se reversionó hasta el cansancio. Incluso Tatiana le entró décadas después.

Otro ejemplo es Vuelve primavera de los Blue Caps, compuesta por René Ferrer.

De acá me salto hasta el 68, no porque no se hayan lanzado rolas originales, sino por un caso curioso.

En ese año Los Ovnis sacaron un disco con puras rolas originales, su clásico Hippies. El pedo fue que hicieron un cóver, uno nada más, a Light my fire de los Doors y esa es la rola que más se recuerda de ellos.

Y a todo esto, ¿qué tiene de malo grabar covers? ¿Es menos digno o artístico?

Casi verdad número 3.

Toño Quirazco trajo el ska a México

Aquí es un sssssí. Con toda esa duda arrastrada. Lo más exacto sería decir. Rogelio Azcárraga mandó a Toño Quirazco a traerse el ska para México.

En esta parte sí es necesario echarse un clavado en el contexto.

Desde la década de los treinta, la música cubana reinó en la radio mexicana.

No hay duda. El bolero, el chachachá, el mambo y demás ritmos cubanos llegaron para hacer las delicias de la sociedad mexicana… hasta la revolución cubana de 1959.

Entre el inhumnano bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y las propias broncas internas de Cuba, la isla exportó menos música.

Entonces las radiodifusoras y las disqueras mexicanas tuvieron que ver de dónde sacaban contenido. Cuba ya no era el proveedor maravilla.

Llegó el rock and roll, pero eso llenó a medias el hueco, porque la sociedad mexicana aún estaba un poco rejega. Como que sí le gustaba el rock, pero que no porque es gringo.

Por ahí del 64, ocurre esto. Cito:

“Estaba grabando, me acuerdo, otro grupo, y yo estaba ahí. En la cabina  donde  está  el  sonido,  no  en  el  estudio.  Y  él  llegó… Azcárraga,  pariente   del   Señor   Azcárraga   de   Televisa,   él   se llamaba Rogelio Azcárraga y era un  gran hombre, muy moderno, y un gran hombre. Como siempre llegaba a ver qué cosa veía. Y le  preguntó  a  los  muchachos que  estaban  tocando que  si querían grabar ska,  y dijeron que no. Que ya estaban muy bien. -Yo voy –dije, -yo voy, yo lo grabo- Y yo lo grabé,  ya ves…”[7]

Esta declaración es del mismísimo Toño Quirazco.

Rogelio Azcárraga era dueño de Orfeón, la misma disquera que apoyó a bandas como Los Locos, Hooligans, Rebeldes, en fin, un chingo. Siempre andaba viendo con qué innovar y vio en el ska jamaiquino un estilo musical que en una de esas sí llenaba el vacío dejado por la música cubana.

Va otra cita de Quirazco.

“Bueno, entonces pues ya me fui. La secretaria me dio  todo lo necesario  para  ir  a  Jamaica.  Fui  a  Jamaica  y,  pues me  hospedé  y  en  la  noche  me  fui  a  un  baile.  Pregunté  dónde había  baile, y fui con toda la negrada. Y  pues  vi    cómo  tocaban  ska,  aprendí. Na ´más  que  vi  que  el  ska que  tocaban  ellos,  era  muy  lento.  Entonces  pensé,  pos  así  no  va  a funcionar esto en México.  Al otro día, fui otra vez  a un baile,  y entonces, cuando regresé de allá de Jamaica, ya traía la idea, y aquí hicimos un ska que se llama Ska Chihuahua”. [8]

Estas declaraciones las estoy sacando de la tesis de licenciatura de Claudia Palacio llamada El ska como factor de construcción socio-cultural juvenil en México: el caso de Toño Quirazco en la década de los 60.

Orfeón obviamente le dio apoyo a esta propuesta y Quirazco llegó a tocar en el programa de Orfeón a go go. Aquí un cachito.

Pero, ojo, Toño Quirazco no fue el único en grabar ska.

Esta es Mi novio el esquimal de Pyly Gaos y los más clavados del ska seguro saben que es un cover de My boy lollipop de Millie Small.

A pesar de esto, lo gacho es que el ska no pegó, por lo menos no en esa época.

¿Quieres saber qué música sí llenó el hueco dejado por los ritmos cubanos?

No te voy a responder yo. Lo va a hacer Carmen Rivero con este cumbión.

Casi verdad número 4.

Gobernación cortó la transmisión de Avándaro

Este punto está muy bueno e integra junto con el quinto el gran mito del rock mexicano.

Es el centro chicloso de no solo la historia del rock de acá, sino de su personalidad, de cómo se entiende a sí mismo, de todo lo inherente a él.

¿Qué dice la historia oficial?

Que el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro se transmitió en Radio Juventud.

Ajá, eso sí pasó. Hubo patrocinios y toda la onda, hasta se publicaron desplegados en periódicos como el Excélsior para que la banda escuchara la transmisión.

Luego dicen que cuando Peace and Love tocaba “We got the power” Felipe Maldonado, el vocalista (otros le cargan el muerto a Ricardo Ochoa, el guitarrista) se echó un “chingue a su madre el que no cante”.

Eso también pasó, de hecho está grabado.

Y luego dicen que en la Secretaría de Gobernación, acá en el Defectuoso, sonó una risa malvada, más o menos así:

Mientras apretaban el botón rojo que desconectó la transmisión de Avándaro.

Vale la pena preguntarnos.

¿El corte de Gobernación es probable? Sí.

¿Es comprobable? No.

El gobierno de Luis Echeverría sí ejercía presión sobre los medios y la Ley Federal de Radio y Televisión de 1960 también impedía, abro comillas, “transmisiones que causen la corrupción del lenguaje y las contrarias a las buenas costumbres”, fin de las comillas. Lo que no queda muy claro es quién cortó la transmisión.

Va una cita.

“Nosotros fuimos los que cortamos, nadie nos cortó la transmisión. El gerente de la estación nos ordenó que ya eran muchas horas de transmisión y que ya podíamos descansar. Nosotros mismos fuimos los que dimos el final de la transmisión.”[9]

Esto me lo contó Agustín Meza de la Peña, uno de los locutores que Radio Juventud mandó para cubrir el festival junto a Jaime Marín y Félix Ruano. Puedes checar la entrevista completa en Rock impop: la popularidad del rock mexicano de 1956 a 2006 en estaciones de radio top 40.

Ya que Agustín Meza de la Peña mencionó al gerente de la estación, vamos con él. También entrevisté a Ramiro Garza, me contó esto:

“Comenzó todo muy bien, la transmisión como a las 11 de la noche, y como a las tres de la mañana, yo ya estaba muy cansado y me dormí.”

¿Ramiro Garza se durmió? ¿Entonces quién les ordenó a los locutores que estaban en Avándaro el fin de la transmisión?  

Más allá de eso:

¿El corte decidido por la propia gente de Radio Juventud es probable? También.

¿Es comprobable? Tampoco.

No hay forma de verificar que Ramiro Garza, director de Radio Juventud en ese entonces, hubiera estado jetón, tampoco de que les hablara a los locutores para decirles que se fueran a descansar.

De haber sucedido esto, estamos ante un acto de autocensura, “váyanse a descansar”, ajá, seguramente, si fue así, fue porque ya sabían la que se les iba a venir por haber transmitido la mentada de madre.

Porque sí, después vinieron los despidos del personal de Radio Juventud involucrado en la transmisión de Avándaro.[10] De hecho, el Excélsior sacó una nota sobre dichos despidos el 24 de septiembre de 1971, a tan solo unos días del festival.

A más de 50 años es difícil comprobar quién cortó la transmisión y por qué. ¿Pero a poco no le da más caché al rock mexicano eso de que la transmisión se la haya cortado el gobierno?

Hasta aquí le voy a dejar por hoy. ¿Tú qué opinas? ¿Crees a pies juntillas estas casi verdades o por lo menos ya te instalé el gusanito del ‘y si no’?

Si te late, me puedes escribir por Twitter: @hugokoatl.

Te invito a escuchar la segunda parte de las 10 casi verdades en la historia del rock mexicano.

Esto fue atonal. Chido.


[1] Federico Arana, 55

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Discusi%C3%B3n:Rock_de_M%C3%A9xico

[3] https://pasoadesnivel.tripod.com/id12.html

[4] Sirenas 33

[5] Sirenas. Nota al pie 15, pp 373

[6] https://www.discogs.com/es/Lalo-Guerrero-Y-Sus-Cinco-Lobos-Marihuana-Boogie-Los-Chucos-Suaves/release/9081673

[7] laudia Palacio. El ska como factor de construcción socio-cultural juvenil en México: el caso de Toño Quirazco en la década de los 60. Tesis FCPyS-UNAM, pp. 129

[8] Ídem, pp 130

[9] Rock impop. Pp 192

[10] “Cesaron a Félix Ruano, Ojeda y Ramiro Garza”. Excélsior. 24 de septiembre de 1971. Sección B,14.

Reactor 105.7: modelo de comercialización y relación con Ocesa

Esta es una transcripción del episodio Reactor 105.7: modelo de comercialización y relación con Ocesa del podcast Atonal / periodismo rock.

Nah, qué dijiste, ya se metió la señal de Reactor, ¿no?

Pues no.

Esto es Atonal

viene a alborotarte las Trompas de Eustaquio

Y una que otra neurona.

Yo soy Hugokóatl Galván.

Hoy vamos a hablar del modelo de comercialización de Reactor y a ver qué onda con Ocesa. Se va a poner interesante, lo prometo.  

Amada por muchos, odiada por otros tantos. Reactor es una estación de radio que no deja indiferente a nadie. ¡Y qué bueno, la neta!

Una estación de radio pública, como lo es Reactor, debe estar, sí o sí, en la lupa de los radioescuchas y el público en general. Es como Pemex, es de todes y por eso tenemos el derecho y la obligación de estar al tanto de ella.

En este episodio quiero poner mi granito de arena para conocer un poco mejor Reactor. No me voy a limitar a repetir información que puedes encontrar en Wikipedia[1], sino que voy a adentrarme en uno de los puntos más polémicos de la estación: su modelo de comercialización.

¿Qué vamos a conocer en este episodio?

  • Cuál es el modelo de comercialización de Reactor de acuerdo a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y a los reglamentos internos del IMER.
  • Vamos a checar si Reactor, en particular, y el IMER, en general, pueden vender espacios publicitarios.
  • En cuánto sale anunciarse en Reactor.
  • También conoceremos los ingresos de la estación por concepto de publicidad en 2019 y 2020.
  • Quiénes se anuncian y cuánto pagan.
  • Y ps también va a salir lo que tarde o temprano siempre sale cuando se habla de esto: Ocesa.

Esta investigación en 100% documental.

Voy a ir mencionando en cada punto las fuentes, sin embargo, las principales son:

  • Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
  • Lineamientos de comercialización del IMER.
  • Y facturas y documentos obtenidos mediante la Plataforma de Transparencia Nacional del Gobierno Federal.

Las fuentes y ligas las voy a dejar también en la descripción del episodio.

Cabe destacar que también busqué a Juan Carlos Reyes Torres, actual director de radiodifusoras del IMER, para que me confirmara y ampliara algunos datos, sin embargo, a pesar de que al inicio se mostró dispuesto, después cortó la comunicación.

De cualquier forma, en caso de que este episodio llegue a él o a cualquier otro integrante del equipo del IMER o de Reactor, el micrófono de este podcast sigue abierto para su derecho de réplica.

Y ya, antes de empezar, voy a mencionar muchísimos números. Ojalá no te maree.

Ahora sí, vamos a la carnita:

Lo mejor es ir de lo general a lo particular.

El IMER es un grupo radiofónico público que pertenece al estado mexicano.

¿Entonces quién le da pa sus chicles al IMER?

En el sentido más formal, el estado mexicano.

¿Pero quién le transfiere a su cuenta?

Antes del 18 de diciembre de 2020, era la SEP.

Después de ese día, el Diario Oficial de la Federación publicó la creación del IMER como Organismo Público Descentralizado,[2] o sea, la lana del IMER sale directamente del Presupuesto de Egresos de la Federación, es decir, es la Cámara de Diputados quien le transfiere recursos, ya sin tener como intermediaria a la SEP.

¿De cuánto varo estamos hablando más o menos?

En 2019, 159.2 millones de pesos.[3]

En 2020, 160 millones 986 mil 629 pesos.[4]

En 2021, 163 millones 331 mil del águila.[5]

(En paréntesis, en 2019 fue cuando el IMER casi se queda sin operaciones por aquellos 11 milloncitos que le cepillaron por todo lo de la austeridad).

Chance te acuerdes de que todos los programas en vivo comenzaron a despedirse o del tuit del 25 de junio de 2019 que publicó la cuenta oficial de Reactor que decía:

A nuestros radioescuchas y público en general: Debido a la restricción presupuestal que está atravesando el

@imerhoy

, la estación solo transmitirá música continua a partir del 1 de julio. Agradecemos sus mensajes de aliento y apoyo. #IMER_SOS)[6]

Volvamos a la lana.

¿Y de todo ese varo que se le da al IMER cuánto le toca a Reactor?

No hay algo como un “cuánto le toca a Reactor”, pues, de acuerdo a un documento que conseguí vía transparencia, cito, “el presupuesto asignado al Instituto Mexicano de la Radio por la H. Cámara de Diputados para los ejercicios 2020 y 2021 considera todas las radiodifusoras y oficinas del IMER”[7]

Hasta aquí solo he hablado del dinero que le cae al IMER por parte de la federación. ¿Pero hay otras formas de sacar recursos?

Ahorita te las platico, pero antes hay que volver a subir el nivel para irnos a lo más general con un poco de historia.

Con la Ley Federal de Radio y Televisión de 1960 se establecieron dos modelos de radiodifusión en México.

Uno era la radiodifusión comercial, o sea, la que es un negocio para seguir enriqueciendo a las familias dueñas de la radio, los que hoy conocemos como los Azcárraga, los Vargas, los Aguirre, los Vazquez Raña, etc. Las estaciones de radio que pertenecen a sus grupos empresariales persiguen el lucro, por lo tanto, funcionaban con una concesión.

En el otro lado estaba la radio pública, aquella que en teoría no tenía fin de lucro y su objetivo era la difusión de la cultura, la preservación de documentos sonoros e históricos, etc. Aquí entraban estaciones como Radio Educación, Radio UNAM y todas las estaciones del IMER, Reactor incluida. Estas estaciones operaban con un permiso.

Pero con la Reforma de Telecomunicaciones de 2014 se cambió un poco el modelo.

Ahora las estaciones públicas ya no operan con un permiso, sino que operan con algo que se llama pomposamente concesión de uso público[8], que para el caso es lo mismo, su objetivo no es el lucro.[9]

Y a todo esto, ¿qué carajos es el lucro?

Según el artículo 89 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, la que está vigente, el lucro, o más bien, la ausencia de lucro es lo siguiente:

“Implica  que  dichos concesionarios no perseguirán dentro de sus actividades la obtención de ganancias con propósitos de acumulación, de tal suerte que los remanentes de su operación sólo podrán invertirse  al objeto de la concesión.”[10]

A pesar de esto, el mismo artículo que dice lo anterior, pone las fuentes de las que las estaciones de radio pública pueden obtener más recursos, aparte de los que le brinda el estado, que pueden ser:

Donativos

Aportaciones

Venta de productos (aquí estamos hablando de que pueden vender los programas que producen)

Recursos provenientes de entidades públicas

Renta de estudios

Convenios de coinversión

Y redoble de tambores, por favor:

Publicidad.

Aquí ya salió el peine.

A esa pregunta guión sancadilla guión crítica que a veces le hacemos a Reactor, de ¿entonces por qué tienen comerciales si es radio pública? Aquí está la respuesta.

Según la ley, Reactor sí puede vender espacios publicitarios.

¿Y cómo está la onda?

Según los lineamientos de comercialización del IMER,[11] sus estaciones pueden sacar varo de spots publicitarios, patrocinios en vivo y promociones.

¿Y de a cómo el comercial, joven?

Para empezar, de acuerdo a las tarifas del IMER, queda claro que la estación más importante del grupo es Reactor. Es la que tiene las tarifas más altas, solo después de Antena Radio, que no es una estación sino su barra de noticiarios.

Los siguientes datos los saqué del Portafolio Comercial de 2016 del IMER[12]. Es muy probable que los precios hayan cambiado en estos años, sin embargo, sirve para darnos una idea.

Recuerda que te dejo los links a todas las fuentes en la descripción de este episodio. 

Si te quieres anunciar en Reactor tienes que aflojar:

798 varos por un spot de 10 segundos

1,596 pesos por uno de 20 segundos

2,383 del águila por uno de 30 segundos

3,181 pesos por un spot de 40 segundos

Y 4,765 varos por 60 segundos

Pero digamos que quieres patrocinar un programa completo, entonces tienes que pagar 20 mil 634 pesos.

Por una mención en vivo son 6 mil 190

Y otras tarifas son

1,596 por patrocinio de cápsula cultural informativa

6,350 por inserción de cápsula informativa

7,934 por patrocinio de segmentos musicales

Y 1,392 por patrocinio de sección dentro de programa

Vamos a rascarle más.

¿Cuánto saca Reactor por este concepto de publicidad?

A partir de aquí toda la información la estoy sacando de las facturas que me compartieron a través de la plataforma de transparencia.

En 2019, sin tomar en cuenta impuestos, Reactor ganó 6 millones 15 mil 848 pesos por concepto de patrocinios de programas y segmentos, cápsulas y menciones de la estación.[13]

En 2020, por el mismo concepto y sin tomar en cuenta impuestos, la suma fue de 6 millones 616 mil 8 pesos.[14]

Pero vamos a revisarlo más a detalle.

¿Cuál fue la factura más alta en 2019?

120 mil pesos, sin contar impuestos, para Viajes Premier S.A.[15]

¿Y cuál fue la factura más alta en 2020?

261 mil 837 pesos, fue para la transmisión de spots del IMSS para la campaña “Un IMSS más preventivo” que se pasó del primero al 30 de junio de 2020.[16]

Pero al revisar la lista de los que se anuncian más seguido en la estación, salta algo muy claro a la vista. Vamos año por año.

¿Quién se anunció más en 2019?

Este nombre chance te suena: Operadora de Centros de Espectáculos S.A. de C.V., o sea, OCESA. Se emitieron 18 facturas con este nombre con un total de 644 mil 910 pesos con 75 centavotes.[17]

Aparte hay dos facturas más para Ocesa Promotora S.A. de C.V. que suman 77 mil 607 pesos.[18]

De todas estas facturas, la más alta fue de 95 mil 320 pesos, para transmitir 40 menciones grabadas de 30 segundos entre el 16 y 22 de enero para anunciar el Domination 2019.[19]

Y si quitamos a OCESA, ¿quién se anunció más?

Muy por atrás de OCESA, Grupo Radiofónico y Medios Integrales S.A. de C.V. tuvo 12 facturas a su nombre con un valor de 41 mil 672 pesos y algunos pelos.[20]

La factura más alta fue para la transmisión de 9 menciones grabadas de 20 segundos con los conceptos “Spoteo del 28 de enero al 1 de febrero 2019”, “Spoteo del 4 al 8 de febrero”  y “Spoteo del 11 al 15 de febrero” por un valor de 14 mil 364 pesos. ¿Qué spotearon? Sepa, no hay más información.[21]

Algo que llama la atención de estas facturas es que todos sus conceptos aparecen como “spoteo de x fecha a x fecha”.

Hagamos un poco de matemáticas. Si por conceptos de publicidad y otros servicios permitidos por la ley Reactor tuvo ingresos de 6 millones 15 mil 848 pesos en 2019, y OCESA sumó facturas de 644 mil 910 pesos con 75 centavos, estamos hablando de que esta empresa metió un nada despreciable 10% de los ingresos de Reactor.

Vamos al 2020, ¿habrá sorpresas?

No, la neta es que no.

Operadora de Centros de Espectáculos S.A. de C.V. tuvo 16 facturas con un valor que suma 514 mil 576 pesos con 20 centavos.[22]

De estas, la más alta fue por 78 mil 630 pesos para transmitir spots de la campaña “Rammstein de septiembre de 2020”.[23]

Vamos con el segundo lugar:

Ocesa Presenta S.A. de C.V.

Esta razón social tuvo 15 facturas que suman 163 mil 550 pesos.[24] La más alta fue de 18 mil 347 pesos para transmitir spots de la campaña de Los Tres.[25]

Tal vez aquí te preguntes cuál es la diferencia entre Operadora de Centros de Espectáculos S.A. de C.V. y Ocesa Presenta S.A. de C.V. La dirección. La primera está en Av. Río Churubusco y Añil sin número, colonia Granjas México, en la CDMX, o sea, es el Palacio de los Deportes. La segunda está ubicada en Independencia 90, colonia Centro en la CDMX, o sea, es el Teatro Metropolitan.

Por cierto, ¿te acuerdas que en 2019 había dos facturas para Ocesa Promotora S.A. de C.V.? Bueno, esa razón social también tiene su dirección en Independencia 90.

Hagamos un recuento de las tres razones sociales de Ocesa que han aparecido:

  • Operadora de Centros de Espectáculos S.A. de C.V.
  • Ocesa Presenta S.A. de C.V.
  • Ocesa Promotora S.A. de C.V.

Oficialmente son empresas diferentes, pues tienen RFCs distintos, pero digamos que es como cuando la empresa que te contrata es una y la que te paga es otra. Así que para este podcast las voy a tomar como si fueran lo mismo.

¿Así que quién es el segundo lugar en anuncios en Reactor en 2020 (que no esté relacionado con OCESA)?:

Megacima Radio S.A. de C.V.  Esta empresa tuvo 8 facturas con valor total de 309 mil 951 pesos.[26]

De estas, la factura más alta fue para transmitir 78 menciones grabadas de 20 segundos para la campaña Seguros BBVA Wibe del 2 al 30 de diciembre de 2019 por 136 mil 968 pesos.[27] 

Ahora veamos, si Reactor en 2020 ganó 6 millones 616 mil 8 pesos por conceptos relacionados a la publicidad y las dos razones sociales de Ocesa metieron facturas por 678 mil 126 pesos con 20 centavos, entonces nuevamente Ocesa representó un aproximado de 10% de los ingresos de Reactor.

No nos hagamos guajes, Reactor ha sido señalada muchas veces de servir a los intereses de Ocesa. Sin embargo, los datos que he ofrecido no sirven para asegurarlo. Dan cierta luz, pero no toda. Así que, ya para ir finalizando este episodio, con estos pelos de la burra en la mano, yo no me atrevería a asegurar que Reactor es servil a Ocesa.

Esta es una muestra muy pequeña.

¿Qué podríamos hacer para tener un panorama más completo? Ofrezco dos caminos que se complementan.

1. Revisar año por año, desde 2004, los ingresos de Reactor por concepto de publicidad y hacer el mismo ejercicio de checar la participación de Ocesa.

2. Analizar qué tanto estas pautas publicitarias han tenido eco en la programación musical, es decir, si hay publicidad del concierto de x banda, ¿se programan más las canciones de dicha banda? Para esto se tendría que hacer un análisis histórico de programación muy minucioso, y la neta yo no me voy a echar ese trompo a la uña… por el momento, pero si igual alguien más se lo quiere echar, ps qué chido.

Después de esto, ya tendríamos más elementos para asegurar un servilismo o no de la estación hacia Ocesa.

¿Tú cómo lo ves?

¿Crees que Reactor es fiel a los intereses de Ocesa?

Y más importante que esa pregunta.

¿Tienes información que dé luz al respecto?

Estaría bueno leer qué opinas. Me puedes escribir a mi twitter: @hugokoatl.

Esto fue Atonal, periodismo de rock.

Hasta el siguiente episodio.

Chido.


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/XHOF-FM

[2] https://www.imer.mx/imer-organismo-descentralizado-no-sectorizado/

[3] https://www.forbes.com.mx/imer-se-despide-de-programas-en-vivo-por-falta-de-recursos/

[4] Desglose presupuesto IMER pdf (en carpeta)

[5] Desglose presupuesto IMER pdf (en carpeta)

[6] https://twitter.com/Reactor105/status/1143717128673140736

[7] Desglose presupuesto IMER pdf (en carpeta)

[8] http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf_mov/Ley_Federal_de_Telecomunicaciones_y_Radiodifusion.pdf Artículo transitorio décimo séptimo pp354 del pdf

[9] https://josebotello12.files.wordpress.com/2019/08/tema_7.-_tipos_de_concesiones_1.pdf pp 4

[10] http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf_mov/Ley_Federal_de_Telecomunicaciones_y_Radiodifusion.pdf PP 116 Art. 89

[11] https://www.imer.gob.mx/phpwrappers/NormatecaInterna/apitrck/uploads/lineamientos_de_comercializacion.pdf pp 14

[12] https://www.imer.mx/wp-content/uploads/sites/36/portafolio_comercial_imer_2016.pdf Pp 13

[13] 2.XHOF Relación de facturas 2019 (en carpeta > zip facturas 2019 – 2020 > Relación de facturas 2019 pdf)

[14] 3.XHOF Relación de facturas 2020 (en carpeta > zip facturas 2019-2020 > relación de facturas 2020 pdf)

[15] 2.XHOF Relación de facturas 2019 (en carpeta > zip facturas 2019 – 2020 > Relación de facturas 2019 pdf)

[16] 5. Facturas escaneadas del año 2020 pdf (en carpeta > zip facturas 2019-2020 > facturas escaneadas del año 2020 pdf)

[17] 2.XHOF Relación de facturas 2019 (Excel, son los marcados con amarillo) en carpeta

[18] 2.XHOF Relación de facturas 2019 (Excel, son los marcados con azul) en carpeta

[19] 4.Facturas escaneadas del año 2019.pdf pp 70 (en zip facturas 2019 y 2020)

[20] 2.XHOF Relación de facturas 2019 (Excel, son los marcados con rojo) en carpeta

[21] 4.Facturas escaneadas del año 2019.pdf pp 24 (en zip facturas 2019 y 2020)

[22] 3.XHOF Relación de facturas 2020 (Excel, son los marcados con rojo)

[23] 5. Facturas escaneadas del año 2020.pdf pp 57 (en zip facturas 2019 y 2020)

[24] 3.XHOF Relación de facturas 2020 (Excel, son los marcados con azul)

[25] 5. Facturas escaneadas del año 2020.pdf pp 36 (en zip facturas 2019 y 2020)

[26] 3.XHOF Relación de facturas 2020 (Excel, son los marcados con morado)

[27] 5. Facturas escaneadas del año 2020.pdf pp 30 (en zip facturas 2019 y 2020)

Panorama del periodismo de rock en México

Transcripción íntegra del episodio “Panorama del periodismo de rock en México” del podcast Atonal / periodismo rock. Fecha original de carga del episodio: marzo de 2022.

Nota: Toma en cuenta que esta transcripción fue hecha con IA, así que hay algunas imperfecciones en puntuación que, sin embargo, no afectan el entendimiento total y parcial de las ideas emitidas.

Hugokóatl:

Hace ya varios años, alguien me ofreció ser editor de contenidos de un medio especializado en rock. Era una buena oportunidad. Lo que respondí fue algo bien mamador, como si soy editor, voy a poner a los chavos a hacer periodismo de verdad, a hacer las preguntas incómodas, a investigar. La respuesta de quien dirigía el medio me decepcionó tanto como me terminó de abrir los ojos sobre el gremio. Me dijo algo así como, palabras más, palabras menos, bueno, tampoco quiero que esto se vuelva un medio amarillista. ¿En qué mundo el periodismo de verdad es amarillista? Según yo hasta se contraponen.

Más allá de eso, entendí el mensaje entre líneas. No quiero pedos. Ahora, a toro pasado, pienso que chance hubiera estado bueno aceptar y estirar la liga. Probar hasta dónde podía llegar. Desobedecer un poco eso. Pero la neta tampoco quería seguir comprometiendo mi tiempo con ese medio. Así que ahí para la cosa.

Esta experiencia sí detonó muchas dudas. ¿El periodismo de rock en México es tal? ¿Periodismo? ¿Se investiga? ¿Cuántos medios prefieren eso que yo interpreté como un no quiero pedos? ¿Es un gremio profesional o baila al son de los backstage, meet and greets, chupe, galletitas, discos y demás dádivas que ofrecen discaras y promotores? Este podcast pretende ser uno de periodismo de rock, algo así como esa idea que tenía cuando me ofrecieron aquel puesto de editor. Pero antes de hablar de cualquier otro tema, creo que vale la pena detenernos a darle una pensadita a esto del periodismo de rock.

Yo no tengo ni las herramientas ni la trayectoria para dar cátedra sobre esto. Es más, no creo que sea bueno hablar de esto solo. Por eso, para la gran inauguración de este podcast, convoqué a seis periodistas para que me dieran sus impresiones y me compartieran sus experiencias sobre este tema. Hablamos de definiciones, géneros periodísticos, relaciones públicas, amiguismo, censura, periodistas que los influenciaron, en fin, varias cosas interesantes. Los y las presento en estricto desorden analfabético:

  • David Cortés, autor de uno de los libros indispensables de la bibliografía del rock mexa, El otro rock mexicano, ha colaborado en medios como La Jornada, Día 7, La Mosca y Milenio. Esta es su voz. No, bueno, pues yo lo veo bastante mal, ¿no? Me parece que ahí es una gran confusión así como entre el que le encanta la música y entre el periodista musical, ¿no?
  • Miriam Canales, actualmente escribe en Ibero 90.9, pero trae una trayectoria que incluye Círculo Mixup, Milenio y Confabulario del Universal, entre otros. Así suena su voz. Pues encalzar a gente más joven y hacerles ver que hagan las cosas bien. Que los hagan con rigor.
  • Ricardo Bravo, fundador de la revista Nuestro Rock, también anduvo en periódicos como El Nacional o Reforma. Actualmente se encarga del catálogo de rock mexicano en la Fonoteca Nacional. Esta es su voz. Y pues ahí era hasta muy burdo cómo lo hacían, ¿no? Y cómo sí se dejaban guiar por esos dos o tres amigos que tenían en el rock, ¿no?
  • Elizabeth García, periodista de la sección de espectáculos de un medio de comunicación nacional. Así suena su voz. Y alguien que también me encantó, que, bueno, se llaman ahora Banger TV, que son de Canadá, Canadá y Estados Unidos. Ellos empezaron gracias a Sam Dunn, que es un antropólogo, sociólogo canadiense.
  • Andrea Quintana, fundadora y editora de pólvora.com.mx, medio digital especializado en rock y todo lo que lo rodea. Así suena su voz. Pero tu trabajo primero es periodístico, ¿no? Y eso es lo que siempre debe estar como delimitado en cualquier nota y en cualquier conteo que tú hagas.
  • Julián Woodside, periodista e investigador especializado en música, medios, tecnología y artes. Ha publicado en Switch, Warp y La Zona Sucia, entre otros. Esta es su voz. Y sí, el audio suena culerón. Le voy a echar la culpa a la tecnología. O sea, y todo esto tiene que ver con conflictos que trascienden el periodismo, como el hecho de que seguimos haciendo la distinción entre cultura y entretenimiento.

Ya, mero, empezamos. Nada más van antes algunos avisos.

Aviso 1. Todas las entrevistas las realicé vía telefónica en 2021. Por eso vas a escuchar algunos ejemplos que ya no son actuales para el momento en que publico el podcast y mucho menos para cuando lo escuches. La única entrevista que hice por Skype fue la de Julián Woodside, por eso suena tan… diferente.

Aviso 2. Las entrevistas fueron individuales, pero lo chido es que hay momentos en que las y los entrevistados parece que se responden, que no están de acuerdo o a veces se apoyan. En fin, la magia de la edición.

Aviso 3. El clásico. Los y las entrevistadas son responsables de lo que comentan. No reflejan necesariamente lo que yo pienso.

DEFINICIÓN DEL PERIODISMO DE ROCK

Hugokóatl:

Y ahora sí, a darle. Definición del periodismo de rock. Empecemos por el inicio. ¿Qué es el periodismo de rock? ¿Los y las profesionales de este pedo tienen alguna definición? David Cortés, ¿tú cómo lo ves?

David Cortés:

Yo creo que en ese sentido, pues un periodista musical es aquel que sirve de mediador entre lo que sucede entre el artista, a veces entre la industria y los lectores, ¿no? Es aquel que le tiene que decir o guiar a los lectores para… pues de aquella información que, por ejemplo, ahorita ya no se les brinda o ya no tienen acceso a ella, ¿no? Es decir, como todo está en las plataformas, pues a veces ya ni se enteran de quiénes tocan, ¿no? Entonces, pues eso es importante, no son seres anónimos. Y nosotros tenemos que cubrir esa función, o sea, otra vez informar, que es básicamente lo que yo creo que nosotros debemos hacer.

Elizabeth García:

Pues así como una definición, la verdad es que… No sé, me parece que en este momento y cuando trabajas en un periódico y a la velocidad que es esto, o sea, que es diario, o sea, es un diario, la verdad es que no importan las definiciones. O sea, la teoría déjasela a los que están en la escuela, porque aquí, ahora sí que en el mundo del periodismo, del diario, no tienes tiempo para pensar en eso, la verdad. O sea, sí es muy, muy, muy absorbente. Entonces, más bien, pues es… práctica, o sea, la verdad es que el periodismo en mi caso, sí me funcionó lo que me enseñaron en la escuela, o sea, cómo redactar las notas, cómo hacer los reportajes, cómo acercarte tal vez a los entrevistados o cómo manejarte, pero fue, o sea, todo lo que yo aprendí, lo aprendí ya cuando estuve en el periódico, o sea, todo lo que sé ahorita ya es porque es práctica, o sea, porque te pueden decir muchas cosas en la escuela, pero en la realidad es bien diferente, entonces no… Pues en mi caso, no sé si esté mal o esté bien, pero pues a mí no me importan las definiciones de lo que es el periodismo. A mí lo que me importa es hacer bien las notas y hacer bien mis entrevistas.

Andrea Quintana:

Bueno, así como una definición no encuentro como alguna, ¿no? Pero bueno, yo creo que en mi caso más bien y de todos los que estamos atrás de Pólvora, yo siempre les digo que lo más importante de todo y creo que muchas veces se nos olvida es ir directamente a la fuente, investigar. O sea, no quedarnos con lo que nos dicen muchas veces, ¿no? O sea, el problema es que muchas veces ves una noticia y entonces la noticia no la investigas, no ves cuál es la fuente, de dónde salió y hacemos un texto en donde no citamos la fuente, ¿no? O sea, de dónde agarramos este párrafo, de dónde agarramos esta idea. Creo que eso adolece mucho, ¿no? Y lamentablemente eso se presta mucho al copy-paste de contenido.

A nosotros nos ha pasado que de repente hacemos una nota, por ejemplo, hicimos una nota, me acuerdo, creo que de Panda, no me acuerdo de quién, creo que sí fue de Panda, y de repente ya cinco portales la agarraron, le cambiaron como dos o tres cosas y la subieron como suya, ¿no? Y pues eso está mal porque si tú estás viendo la nota en Pólvora o la estás viendo en El Universal o la estás viendo en Loudwire, o donde tú sientas que ahí está tu información, entonces debes de citar todo eso, ¿no? Y creo que eso sí adolece mucho ahorita actualmente el periodismo, ¿no? Entonces por eso a nosotros es muy importante que siempre pongamos de dónde sacamos las cosas, ¿no? Porque si no te creas también como un, pues puras fake news, ¿no? O cosas que no son ciertas. Sobre todo hay mucha información delicada que tienes que tratar. pues con más cuidado, ¿no? Incluso en el periodismo musical, aunque uno diga, ay, pues no hay que exagerar. No, o sea, siempre tienes que tener un sustento, ¿no? Eso creo que para mí es como parte fundamental de cualquier periodista, no solo del musical.

Julián Woodside:

Pero periodismo en este sentido creo que también debería, idealmente, apelar al contexto al que quiere comunicar y con quien quiere dialogar, ¿no? Es decir, si tú eres una revista que estás promoviendo artistas de otras latitudes y no estás apelando a tu contexto, no eres periodista, eres más bien un canalizador de press kits.

O sea, es decir, si tú dices, bueno, tu fuente es la escena internacional, reconócete como un medio que va a ser de nicho, porque al final de cuentas en un periódico normal la fuente internacional es una de múltiples secciones, cómo puedes tener política, cómo puedes tener eso, ¿no? Entonces creo que de alguna manera, no diría que se ha perdido, porque también si bien había medios que tenían sus secciones, siempre ha habido ese arribismo y siempre ha habido como esa idealización del medio, y yo sí creo que el medio tiene que apelar a coyunturas.

Y esas coyunturas de repente puede ser, sí, si sale lo de “Rompan todo”, y entonces apelar a eso como una fuente, pero también coyunturas es, bueno, se cumplen 50 años de Avándaro, por ejemplo, que este año seguramente vamos a ver infinidad de reportajes de eso, pero es darle el giro también, no nada más cumplir y decir como, ah, sí, vamos a hacer un reportaje, vamos a entrevistar a… alguien más, así, Luis de Llano otra vez, ¿no? Si no es darle ese giro, ¿no? Y ese giro del periodismo que ahí sí podrían coincidir todos los referentes, digamos, de lo que se define como periodismo, este, pues es también incomodar, es darle el plus, ¿no? O sea, darle como este extra porque, pues si no, ya tienes cuántos artículos que hablan sobre eso en internet y siento que de repente falta eso. Ahí sí, por ejemplo, alguien que lo hacía muy chido y, pues, se le extraña es el Paco Zamudio, ¿no? que si bien podía tener la nueva generación como fricciones con él, etc., pues él sí era alguien que incomodaba a las disqueras, que incomodaba a los artistas, no complaciente de ahí, así como de chismógrafo.

Ricardo Bravo:

En resumen, yo creo que un ente periodístico dedicado al rock debe tener todas estas variantes, pero creo que sí, siempre debe haber un componente de análisis, pero también fíjate, yo siempre he defendido el hecho de que se haga un análisis acorde a lo que es la escena mexicana, digo, no se trata de apapachar ni de decir ay pobrecito del rock hecho en México. se trata también de entender que sobre todo en el caso de los noventas cuando a nivel mundial pues había unos apoyos mega millonarios al rock y los artistas producían cosas en estudios fantásticos y en condiciones, hacían sus conciertos en condiciones fabulosas, mientras el rock mexicano pues estaba batallando para tener acceso a cualquier estudio de grabación, ¿no? Y presentarse en las condiciones que podía. Entonces tú no podías enjuiciar el trabajo del rock mexicano con el canon de Inglaterra o de Estados Unidos porque sería verdaderamente injusto. Y algunos lo hacían de esa manera.

Géneros periodísticos

Hugokóatl:

Así como en la música hay géneros, también en el periodismo. Aquí hablamos sobre si el periodismo de rock en México aprovecha todos estos géneros y también qué significaría si hay exceso de unos y carencia de otros. Vas, Ricardo Bravo.

Ricardo Bravo:

Yo creo que una publicación, digamos, ya sea una página web, como una revista digital o una revista física, o incluso una estación de radio que eventualmente tenga espacios de comentarios, debe tener un poco de todo. Debe tener notas tal cual, informativas, muy precisas, en donde te estén diciendo salió tal disco, pasó esto, de una manera muy directa, muy llana.

Y luego también sí sería muy sano tener siempre esta parte editorial en donde se analice, en donde se cuestione el peso específico que debe tener o que tuvo la edición de un disco o de un sencillo. Si fue decepcionante, si fue llamativo, si significa una evolución. Obviamente con argumentos y sobre todo con gente, que es lo principal, que verdaderamente tenga una perspectiva amplia del trabajo de ese artista o de ese contexto genérico, ¿no?

Y bueno, obviamente también estas crónicas que son muy importantes de los conciertos, ¿no? Estas crónicas de lo que está ocurriendo, de lo que pasa en las presentaciones, qué tanto corresponde a las expectativas también en la presentación de un artista y obviamente pues ahí va implícita una opinión y un conocimiento también del periodista con respecto a lo que se trata la opinión, perdón, la propuesta de cada artista, entonces ahí podemos ver a lo largo del tiempo desde cosas sublimes hasta cosas verdaderamente ridículas. Como por ejemplo cuando llegó, recuerdo una de las más notorios errores, cuando un periódico de circulación nacional dijo que el periódico de circulación nacional era un periódico de circulación nacional, muy importante, habló de la presentación de Eric Bordon, hablando como si fuera Eric Clapton. Lo digo ya por no hablar de la entrevista, por ejemplo, que también hay algunas extraordinarias y que también pueden tener dentro de ella. un carácter crítico y de un conocimiento muy importante de la obra del artista.

Miriam Canales:

Lo cierto es que las notas es lo preponderante. Obviamente no hay nada malo en eso. Las noticias son fundamentales en cualquier área. Lo que yo he visto últimamente es que están sacando más libros, lo cual me parece bien, pero no tantos como debiera, y los pocos que salen, pues deberíamos estar leyéndolos, porque tampoco es que vayan a salir 500 en un año.

Andrea Quintana:

Yo creo que lo que anda actualmente es la nota periodística. ¿Por qué? Porque es lo más actual, es lo más clickbaitero, o sea, a lo que me refiero es que si, por ejemplo, ahorita se muere alguien, cualquier músico, cualquier persona, tú vas a encontrar en la red miles o muchas notas de… de eso, ¿no? Entonces, al final de cuentas, eso es el contenido primario, yo creo que de la mayoría de los medios.

Julián Woodside:

Y entonces, lo que vemos es que hay un esnobismo porque minimizan, seguramente recuerdas, cuando empezaba que LifeBoxset y que Sopitas y todo eso, que la gente decía de ¡Ay, pero pues tienen solo esas notas express de los 10, bla, bla, bla! Y como la nota breve y todo eso periódicos tradicionales también lo tenían, ¿no? O sea, pero como que hubo ese esnobismo, y entonces es como ah, yo voy a hacer una reseña hipermamona, pero para yo ensalzarme, no para documentar y reflexionar sobre lo que ocurrió.

Y la otra es la entrevista, ¿no? Como casi, casi como tus fichas de Pokémon, este, así de güey, pues he entrevistado a todos estos, soy un chingón, y es, pero realmente vale la pena leer alguna de esas entrevistas, etcétera.

Yo diría que la nota es, se le aborda y sigue siendo dominante, pero porque se plantea como una estrategia de supervivencia, no como el eje discursivo de un medio. Y es como lo que, pues, o sea… No es la que tendría más likes, pero es la que mantiene la identidad crítica del medio. Y puedes hacer una nota sumamente crítica respondiéndole la pirámide invertida, qué, quién, cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué, si te pones exigente. Y pueden ser los párrafos. Es decir, puede ser algo muy breve, pero ya es algo sistematizado y no se hace bien. Me ha tocado ver muchas notas que de repente es de, pero ¿quién es esta banda? que ni siquiera le ponen el hipervínculo al título, al nombre de la banda, como para decir, ah, bueno, voy a ver otras notas que han hecho, sino ya se dan por sentadas un chingo cosas, y es como de, ah, es lo que el público pide, como estarle dando, y entonces esa lógica que tenían antes la pirámide invertida era quienes conocen ya se van como al qué pasó, y quienes no conocen se van contextualizando con cada nota.

David Cortés:

Pues mira, yo lo que veo es que hay notitis, ¿no? Hay mucha notitis. Creo que hace falta, por ejemplo, que se trabaje el reportaje, que se trabaje también incluso la crónica mucho mejor hecha. que las entrevistas tienden a ser de más profundidad, pero es otra vez, ahí hay un problema. Yo no sé en qué instante de la vida, o sea, se pensó que los contenidos o las notas o la información que aparece en Internet debe de ser de un X tamaño, ¿no? Cuando ahora no tienen el problema del espacio. Es decir, tú puedes tener, o si haces un texto muy bueno, o sea, pues la gente lo va a leer, no importa si es de 20 líneas o si son 200, ¿no? El chiste es que si está bien trabajado, la gente lo lee, pero de pronto se cree que la gente no lee, que es floja y eso, y yo creo que no, yo creo que es uno de los mitos que se han estado generando en estos tiempos, ¿no? Entonces, por eso no se fomenta tal vez el que lo escriba más.

Miriam Canales:

En cuanto a los reportajes, yo no he visto tantos últimamente, ¿eh? Lo que sí te puedo decir abiertamente y sí lo digo con tristeza es que nos están cortando la cantidad de caracteres para la información y tenemos que ser muy sintetizados para que el público nos lea rápido. Bueno, sabemos que ahora está esta cultura de la inmediatez, que todo tiene que ser muy breve y tienes que enganchar y dices, ay, güey.

Ayer estaba escribiendo una entrevista con un autor español que se llama Patxi Irurzun, que escribió una novela sobre el rock radical vasco, Tratado de (h)ortografía se llama. Tuve que estar como bien contando las palabras porque la editora me dijo, bueno, una cuartilla y media yo, Ok. Entonces eso me dijo, bueno, tienes que ser más breve. Y yo, ok. Ahora sí que lo que ustedes digan, ellos son quienes mandan. Pero, por ejemplo, en los 80, yo tengo revistas de las seis inglesas que tienen unos reportajes de cuatro cuartillas que a veces se me dificulta leer. Pero digo, bueno, ¿por qué antes hacían esto y ahora ya no podemos? Es difícil comparar una época con otra, pero yo sí quisiera poder escribir más. Y estamos malacostumbrando al público a que todo sea como por pedacitos, a comer en rebanaditas. Cuando hay mucha gente que también me consta que está ávida de conocer. Y de alimentarse, de nutrirse de mayor información y no quiere nada más estas migajitas.

Andrea Quintana:

Lamentablemente otros tipos de artículos periodísticos, como las críticas, reseñas, por ejemplo, entrevistas, es mucho más difícil de encontrar. ¿Por qué? Porque yo siento que necesitas mucho más tiempo para realizar un tipo, una entrevista a profundidad que una nota. O sea, tal vez una nota te lleves, no sé, una hora, y una entrevista, pues es editarla, transcribirla, darle coherencia a lo que dice el entrevistado. Entonces creo que son géneros que cuestan más.

Y por el otro lado también necesitas mucha más investigación, ¿no? Para poder hacer un artículo ya más grande, pues necesitas leer varias fuentes, leer varios artículos, no sé, irte a los libros, a los discos. Entonces creo que es mucho más complicado en ese aspecto realizar ese tipo de artículos.

Creo que también otro factor es que la gente tampoco ya está muy interesada en las entrevistas o incluso, por ejemplo, en mi caso, en las reseñas de discos, ¿no? O sea, solo la gente muy clavada que le gusta, no sé, mucho la banda, sí te va a decir, ah, mira, sí te consumo una reseña, ¿no? Sí te consumo una entrevista de mi banda, porque es mi banda favorita. Pero ya es un poco más complicado que la gente, que cualquier gente agarre y, no sé, dedique media hora a leer un artículo, ¿no?

También siento que si vas a realizar un artículo de investigación, pues también necesitas saber mucho de lo que vas a hablar, para poder pasarlo bien a líneas, ¿no? Y creo que de eso sí tenemos un poco de carencia, en donde los nuevos escritores, pues no tienen el tiempo de estar leyendo tantas fuentes y tantas cosas para hacer una nota de media hora que tal vez va a tener un día de vida, ¿no?

Es muy triste, pero para que tú llegues a los números de entradas y todo eso, pues sí necesitas esa clase de notas, ¿no? Nosotros siempre tratamos de hacer, ya hablando personalmente de Pólvora, un equilibrio, ¿no? O sea, sí necesitamos notas que jalen a la gente. ¿Por qué? Porque pues al final de cuentas necesitamos los números, ¿no? Necesitas las entradas. Pero también tenemos gente que le gusta mucho la música y que nos escribe textos mucho más clavados, que pues sí, tal vez no tienen tantos clics o tantas leídas, pero van a nuestro público específico, ¿no?

David Cortés:

Yo creo que sí hace falta, tal vez, nota informativa mejor trabajada, porque eso sí abunda, pero sí necesitamos más crónicas. Que hay medios especializados en crónicas, ¿no? Y que lo están tratando de hacerlo muy bien, pero también hay unos que son, pues que les hace falta, por ejemplo, reportajes, ¿no? O sea, investigar más. O sea, hay temas que, pues no quedan así como… pues que pueden ser a lo mejor escabrosos, ¿no? Y que deben de tratarse así como bien, no sé.

Por poner un ejemplo. Se habla mucho de, ay, lo que acaba de hacer Metallica con su disco y que una serie de covers y poca gente le presta atención al hecho de que pues todos esos covers son de grupos que están en la misma disquera, ¿no? Entonces dices, pues aquí es un negocio completo. A lo mejor, pues ni siquiera Metallica está enterado de cómo se hicieron las cosas y nada más le dio el aval porque a lo mejor tampoco le interesa. Pero entonces, o sea, es ese tipo de reportaje que podría desmenuzar cómo opera la industria y que puede llevar a la gente a ser un poco más crítica con aquello que consume.

Julián Woodside:

Creo que hay mucho desequilibrio. Creo que si bien hay un empuje de generaciones que están como documentando y detonando críticamente, hay vicios que vienen desde la época de no, es que la gente no lee porque qué flojera y ponles dibujitos. Y yo sigo diciendo, es que no es que la gente no lea, es que no estamos haciendo contenidos que le ofrezcan una experiencia al público.

Entonces, en ese sentido, yo para ejercitar eso, cuando llego a dar alguna charla o me preguntan como dinámicas, lo primero que les digo es, les pongo un ejercicio, ¿no? Que es, elige el disco que más detestes del artista que más detestes y encuéntrale virtudes. Elige tu disco favorito y encuéntrale defectos. Y elige un disco que te haya cambiado la vida y transmítele al lector o lectora de qué manera te cambió la vida. Y con esas tres dinámicas, justo ya empiezas a dimensionar de, órale, hay virtudes en aquello que yo detesto y yo estoy idealizando algo que también es criticable, ¿no? Y al mismo tiempo, pues, generar esa experiencia. No es nada más decir, te recomiendo este disco porque me gustó, sino a ver qué experiencias genera.

Ecosistema del periodismo de rock mexicano

Hugokóatl:

Ya que le dimos un repasón teórico, vamos un paso adelante. ¿Cómo está el ecosistema en la actualidad? O para ponerlo en términos de la banda emprendedora, ¿cuáles son las áreas de oportunidad? Por no decir cuáles son los pedos, las broncas, los vicios, lo que hace falta. Ahora empieza Andrea Quintana.

Andrea Quintana:

Yo creo que hay una, un poco de crisis en cuanto a que los medios, generalmente los grandes medios, pues es un poco difícil que volteen a ver como a bandas chicas, ¿no? Hablando de rock nacional. Y pues eso, bueno, no permite que muchas bandas sean conocidas, ¿no? ¿Por qué? Porque, por ejemplo, tenemos tal vez revistas como Rolling Stone, como Indie-Rocks, como Marvin, que tienen ya como un nicho muy establecido. Y entonces es muy difícil, por ejemplo, que bandas tipo de metal nacional puedan ser incluidas en sus páginas. No digo que no haya oportunidad, pero sí es un poco más complicado. Por el otro lado, también siento que hay mucho interés, por ejemplo, en los chavitos. en crear, ¿no? O sea, a partir de que son fans de la música, de crear muchas cosas interesantes, ¿no? O sea, podcast que tal vez, pues, te metes más a la vida de los artistas. Generalmente ahí es cuando tú conoces a la banda, cuando tú la investigas, es mucho más fácil generar tu contenido, ¿no?

David Cortés:

Uno de los objetivos que yo creo que es primordial en el periodismo y no solamente en el musical, pues es el de informar. Ajá, pero como que en años recientes esta información se ha visto, digamos que degradada, porque a veces los editores no están cumpliendo con el papel que deberían, no todos, ¿no? O sea, evidentemente que hay excepciones.

Y también atribuyo esto al hecho de que hay muchos editores jóvenes, lo cual no es un problema por la juventud, sino por la falta de experiencia. Entonces, eso ha contribuido a mermar, digamos, que la parte de la profesionalización en cuanto a la escritura misma. O sea, yo al menos así lo siento, ¿no? O sea, los jóvenes ahora están mucho mejor preparados de las escuelas, ya hay escuelas, ya existe así como esta idea de hacer periodismo musical, pero pues muchos de ellos de repente brincan rápidamente a ser editores y entonces ahí se están perdiendo pasos necesarios en cuanto a la experiencia.

Ya no hay correctores como antes, lo cual también ha mermado la calidad del trabajo. Las disqueras ya no pagan por anunciarse, entonces eso también incide en que no haya suficientes ingresos para las publicaciones. Y si no hay suficientes ingresos, pues no hay dinero para la gente, ¿no? Entonces eso es una cosa muy compleja.

Ricardo Bravo:

Creo que desafortunadamente si lo comparamos con lo que eran los 80’s, que fue la época que me tocó iniciar, e incluso con quizá con cosas que pasaron en los 70’s a pesar de la dificultad que había, yo creo que sí es un ecosistema… muy raro en el sentido de que prácticamente no existe un análisis, no existe una crítica. Todo es como a ver quién escucha más cosas y no analizarlas ni darles como el valor que cada una tiene.

El hecho de que todo el mundo tenga voz en las redes sociales también genera esta falsa sensación de que cualquiera puede volverse periodista, analista, como también pasó con el boom del Instagram, en donde todo el mundo se sentía fotógrafo, en fin. Esta facilidad de los recursos tecnológicos también ha hecho que dar esta falsa sensación, ¿no?

Y no digo que cualquier opinión sea válida, ¿no? Simple y llanamente que también, como en todos los ámbitos de la vida, creo que las opiniones informadas, las opiniones que están hechas a partir de una perspectiva global de lo que es una escena, pues definitivamente tienen que tener un mayor peso y un mayor valor que la de alguien que oyó alguna cosa y le gustó o no le gustó. Sobre todo cuando esta persona, o este, entendámoslo ya como un profesional de la crítica y del análisis, pues es capaz de poder esgrimir un texto o una crónica o un comentario acerca de lo que está haciendo tal o cual artista. Y ahora parece que esto ya no es del interés de mucha gente, como ocurrió en el pasado, en donde de repente sí era importante saber qué decía tal o cual medio o qué decía tal o cual periodista sobre lo que estaba haciendo la nueva gran banda o la nueva… o el nuevo prospecto que todo el mundo estaba siguiendo.

Entonces es complicado, creo que el hecho de la sobreinformación también ha revuelto mucho todo. El que aparezcan tantos y tantas canciones de grupos que muy posiblemente a los 15 días de que subieron una canción ya no existan y que nunca logran consolidar ni siquiera un EP de 4 o 5 canciones, en fin.

Miriam Canales:

La forma en que se hacía periodismo en México no es definitivamente igual en los 80, en los 90, en que había este auge de los medios físicos y la gran sorpresa de los conciertos. Sí creo que ha habido una evolución. Yo he aprendido mucho de mis colegas veteranos, sobre todo de David Cortés. Él es uno de los quienes más… a quienes yo más les agradezco todo lo que he aprendido de esta gran perspectiva que tiene de otras áreas del rock en general. Y también a Alejandro González Castillo, a Jacobo Vázquez, etc. Pero siento que todavía nos faltan varias cosas.

Ahora el reto, yo a mis 37 años, digo no sé cuántos tengas tú, es… pues encausar a gente más joven y hacerles ver que hagan las cosas bien, que las hagan con rigor, que no crean que porque tenemos redes sociales, internet a la mano, etcétera, todo va a estar ahí inmediatamente. Hay donde buscar información. O sea, el asunto es estar siguiendo la intuición, es estar buscando las fuentes que nadie tiene, es obviamente tener una red de contactos, y es estar teniendo el olfato para buscar novedades. Yo lo he hecho.

Si quieres que te cuente mi experiencia a raíz de la pandemia, pues, se han cerrado en espacios. Pues, bueno, o sea, había opciones en streaming. O híbridas, y las sigue habiendo. Entonces, pues, también yo acudí, por ejemplo, a algún concierto en el Foro del Tejedor del Péndulo, de Rafael Catana o de Jaime López, el año pasado. Y, pues, ahí también se pueden sacar notas. Busquen fuentes, o este… que si el periodismo no les va a dar la lana de antes, pues no, definitivamente no, yo sí te puedo decir abiertamente eso, pero se tiene que seguir haciendo, y ahora más que nunca se tiene que hablar de que el periodismo sea fidedigno, o sea, que haya fuentes confiables, porque la desinformación está reinando de una manera peligrosa, te lo digo abiertamente, no solo para la música o la cultura o el rock, sino en general. A mí me parece… mortal, que haya datos que no se manejen, no se hayan comprobado con el rigor que merecen y la desinformación sí mata. Y eso lo estamos viendo ahora con la ciencia y las vacunas, ya yéndome a un ejemplo más drástico.

Julián Woodside:

Creo que el gran problema es que no se está haciendo la labor correspondiente. Hay personas destacadas, personas que sí se clavan a investigar, a documentar, gente que sí le da seguimiento. Pero en general lo que vemos en el periodismo musical mexicano alternativo, por así decirlo, es o esta vertiente de solo escribir de tus cuates, o solo escribir de lo que te gusta, o ser el cazanuevos éxitos, el/la cazanuevos éxitos. Entonces estas dos o tres vertientes, porque muchas veces lo que te gusta está vinculado con tus cuates.

El gran problema es que no hay un seguimiento orgánico del desarrollo de bandas, es decir, podía haber en su momento un Troker tocando por segunda vez en Glastonbury y haciendo como una trayectoria bastante interesante, pero como a los periodistas no les gustaba lo que hacían, entonces no lo documentaban.

Bueno, y habría una tercera o cuarta vertiente, dependiendo de cómo lo quisiéramos definir, que es el periodismo arribista, ¿no? O sea, que no solo escribes de lo que te gusta, sino de otras latitudes. Y entonces, ¿qué pasa? Me acuerdo mucho en ese caso, se rompe la pata Dave Grohl y todo el mundo así como, ay, no, y ahora, este, viste un trono de guitarras y bla, bla, bla. Es de, güey, hay bandas mexicanas en ese momento, Here Comes the Kraken estaba tocando en Asia, Troker en Europa, o sea, como una serie de cosas que era… A ver, ¿no? O sea, ¿quieres compartirle tu gusto a tus cuates e imponerlo o quieres hacer periodismo?

Entonces, creo que primero hay que empezar a problematizar qué entendemos, si sí realmente hay un periodismo rock, si no, porque se mezcla también con la idea de periodismo cultural, literatura musical, es decir, muchos periodistas dicen que hacen periodismo y en realidad lo que quieren es hacer novela dramática con temática de rock, es decir, no esa cuestión de responder qué, quién, cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué, pues no se está cumpliendo. Y se justifican diciendo, no, es que el periodismo gonzo, y es que eso ya está rebasado. Y es sí, pero si todo tu medio se basa en una narrativa dramática y no en informar, pues entonces no es periodismo. O sea, puedes tener ciertas vertientes.

Entonces creo que es importante entender eso y también distinguir entre el periodismo rock y el periodismo musical. O sea, y todo esto tiene que ver con conflictos que trascienden el periodismo, como el hecho de que seguimos haciendo la distinción entre cultura y entretenimiento. Pero como que en esta cuestión hay también en la labor como una esquizofrenia de no entender cuál es tu fuente. Y entonces pues es como… todo el tiempo querer documentar cosas nuevas, no se le da seguimiento a los talentos, se inflan talentos que no merecerían, o sea, que les falta como cierta trayectoria, pero de repente ya los firman en disqueras y los inflan y pues se vienen para abajo. Y en el inter hay un grueso de artistas, de escenas, etcétera, que han mantenido todo esto vivo y vigente y que no se está documentando y no se ha documentado históricamente. Y esto se ve reflejado en estos dos tipos de periodismo, un periodismo mainstream, periodismo musical mainstream, escenoso, que es el que más conocemos al final de cuentas, y por otro lado están justo este bloguero youtuber, “Siguiendo el rock mexicano”, no me acuerdo, que tiene una documentación brutal.

Hugokóatl:

Nada más para precisar es “Buscando el rock mexicano” de Ricardo Rico, búscalo así en Youtube y sí, su documentación a través de entrevistas es brutal.

Julián Woodside:

Richard TV en el caso de los sonideros, también que les preguntan sobre qué equipo de producción utilizan, sobre cómo es hacer… una gran documentación.

Más lados flacos del periodismo de rock

Hugokóatl:

¿Creíste que ahí paraba la cosa? Hay más para rascarle. Profundicemos un poco más. Ahora toca hablar de los reporfans, el copy-paste y esa sombra que siempre persigue al periodismo de cualquier fuente: la inmediatez. Va Elizabeth García.

Elizabeth García:

En el medio del periodismo de rock hay gente que tiene sus portales y tiene sus redes sociales donde ya tienen a lo mejor algún número de seguidores importante, pero no son periodistas, o sea, no estudiaron ni periodismo, ni ciencias de la comunicación, ni siquiera han tomado un taller, o sea, en realidad son más como fans. Entonces eso, no sé si alguno de los compañeros a los que has entrevistado te ha comentado del término reporfans.

Andrea Quintana:

Siempre es muy sonado lo de los reporfans, ¿no? O sea, gente que está en los medios o que está cazando a los artistas porque son súper fans y porque quieren la foto, ¿no? Entonces tú ahí como reportero, o sea, sí eres muy fan de las bandas. pero tu trabajo primero es periodístico, ¿no? Y eso es lo que siempre debe estar como delimitado en cualquier nota y en cualquier conteo que tú hagas.

Elizabeth García:

Para mí esa gente, o sea, está bien que les den el espacio. Antes yo era de ahí, sáquenlos, que se vayan. O sea, yo era muy intransigente en ese sentido porque no te dejan a veces hacer tu chamba. Ahora que hemos estado en la pandemia, pues decirle así que no hay conferencias presenciales, pues obviamente esa gente, en mi caso, pues yo ya casi hago puras entrevistas individuales. Y para mí es muchísimo mejor que estar soportando a esa gente. ¿Por qué? Porque yo entiendo que sean muy fans. Todos somos fans, tenemos bandas que nos gustan. Obviamente también por eso estás aquí, porque te gusta la música, porque quieres conocer más y todo, pero hay un límite. Y hay mucha gente que es de las que yo catalogo como reporfans, solo van a tomarse la foto, o sea, cuando es una conferencia provincial, a que les regalen boletos para los conciertos. A veces a sí, o sea, generalmente estas dos cosas entonces, mira qué bueno que son fans, seguro saben mucho del artista, pero a la hora que les toca preguntar o que alzan la mano porque quieren preguntar, empiezan con: es que yo soy súper fan desde que tengo cinco años de tu música y a los demás compañeros no nos interesa. Nos interesa así como que, oye, pregunta ya, ¿no? O sea, como que ve al punto. O sea, ¿cuál es el punto? Qué bueno que eres fan, pero ¿cuál va a ser la pregunta?

Andrea Quintana:

Y a mí sí, lamentablemente, me ha tocado ver en conferencias de prensa. Por ejemplo, tengo una muy en la mente que es con The Cure, ¿no? O sea, estábamos, no sé, 50 medios hablando con Robert Smith y compañía, y a la mera hora sale Chava Rock preguntándole que si conocía Tin Tán, ¿no? Entonces todos nos quedamos así como, bueno, o sea, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra, no? Cuando está ahí la banda y la banda te da minutos que son preciados, ¿no? Entonces creo que por esa parte creo que sí adolece un poco el género y en general el periodismo musical.

Elizabeth García:

Y a veces ha habido sorpresas de que ese tipo de gente, obviamente, al tener más conocimiento de las bandas, pues hacen buenas preguntas. Pero a veces, como muchos no estudiaron periodismo o no lo ejercen seguido, solo cuando quieren ir a ver a una banda que les gusta, no saben preguntar bien o no se dirigen bien, quieren hacer chistes, o sea, en medio de las conferencias quieren hacer un chiste o alaban en exceso al artista.

En mi caso, a mí me han enseñado y lo que yo he visto que me ha funcionado mejor es que no debes de alabar al artista. O sea, te pones como de tapete y luego eso se ve mal. O sea, porque ellos ya, los artistas ya no te toman en serio. O sea, sí te contestan, pero es así como que, ay sí, o sea, como ya sabes, lo que le diga le va a gustar, ¿no?

Y pues uno como periodista, al final de cuentas, tienes que ser más incisivo. O sea, tienes que, dependiendo obviamente del artista, pero tienes que investigar y eso les falta. Eso siento que es lo que más le falta a las personas que se dedican al periodismo de rock y al periodismo en general. O sea, yo hago espectáculos también, o sea, show business. Y de verdad es que a veces yo entiendo que las cargas de trabajo en los medios convencionales, televisión, radio, periódicos, a veces te sobrepasan. O sea, es demasiado, pero sí, al menos unos dos minutos antes de la entrevista, como que investigar o googlear o no sé, algo rápido. Ahora ya tenemos Google, pero pues imagínate, yo cuando empecé ni siquiera traía celular con internet.

Andrea Quintana:

Alrededor de todo esto, pues los periodistas que muchas veces cubren las fuentes, generalmente luego no son tan apasionados a la música, ¿no? O sea, te ponen a ti como en un medio a ser reportero de lo que caiga, ¿no? O sea, realmente no tienes como una especialización tal cual, ¿no? O sea, te pueden poner de escribir de política, de música, en general, ¿no? Entonces creo que ahí pues encontramos un poco una falta de investigación del periodista porque muchas veces te ponen, no sé, por ejemplo, te ponen una banda, ¿no? En vez de que tú investigues, ¿no? O sea, si tú no sabes quién es esa banda, digo, no hay problema, ¿no? Todos en algún momento nos hemos encontrado una banda que no conocemos o que es nueva. Entonces, tu labor como periodista es principalmente, pues, investigar, ¿no? Sobre esa banda más. Meterte a sus redes sociales, si tiene página, ampliar lo que te mandan, ¿no? ¿Para qué? Para que tú puedas lograr sacarle más jugo cuando haces una entrevista o cuando vas a una conferencia de prensa.

Ricardo Bravo:

Tristemente estamos en la época del copy-paste, ¿no? Es que eso es el problema que hay el día de hoy. Yo creo que se ha diluido tanto que realmente, no sé si en busca de la inmediatez, en busca de hacerlo todo rápido, pues sí se recurre la mayor parte de los casos a este famoso copy-paste, ¿no? Y eso creo que no le viene bien a ningún medio, ¿no? Yo creo que sí hay que analizar, te lo digo porque he estado del otro lado. Yo procuraba más o menos manejar cierta coherencia, pero yo sí he visto algunos que se van, como te digo, ¿no? O sea, de repente ponen ahí en el boletín de un artista que está empezando que ya está candidateado a ser uno de los mejores de su género, cosas así tremendas que alguien que medianamente conozca esa escena, llámese reggae, ska o lo que sea, de lo que estemos hablando en cuanto a ese artista, pues sabe que es una total mentira, ¿no? Y que es un don nadie esa persona y si tú lo reproduces en tu medio, pues imagínate, ¿no? Y está pasando, ¿no?

David Cortés:

O sea, si eso pasa del copy-paste, de pegar boletines, de poner boletines en tu medio, Pues ahí es donde también tienen responsabilidad los editores. O sea, si lo único que les interesa es tener contenidos, bueno, no hay problema, pero si lo que les interesa es informar, o sea, cambia la perspectiva, tendrían que estar vigilando lo que es su trabajo. Tú eres editor, pero a lo mejor nunca escribiste lo suficiente. Entonces, también, ¿cómo vas a decirles lo que tienen que hacer? Y uno como periodista, pues lo que tiene que hacer es buscar algo diferente al boletín. Pues si no, ¿para qué eres? O sea, si no, no necesitarías moverte, nada más mándenme el boletín.

Yo creo que este es uno de los vicios que se ha generado últimamente. Es decir… La gente, los periodistas, o sea, les piden mucho contenido, listas, ¿no? Entrar al algoritmo. Y para eso, pues, no necesitas ni siquiera estudiar, ¿no? O sea, nada más vas y le buscas un poquito y sacas. Y la gente, pues, también se está apegando a eso, ¿no? Es muy difícil, ¿no?

Ahora, por ejemplo, yo ayer estuve en una charla de crónica y uno de los ponentes, pues ahí decía que estaba aprendiendo a escribir y yo lo entendía, lo que se refería en el sentido de escribir para las redes, ¿no? Que es decir, que hay que repetir palabras, que hay que buscar los tags más adecuados o estas cosas, que nosotros, eso no es el sentido de escribir bien. Para nosotros eso, para mí, por ejemplo, y para él mismo, es otra cosa. Y que él dijera que estaba teniendo que escribir, o sea, me parece así como terrible, porque… pues más bien lo que está aprendiendo es como a jugar dentro de la red, ¿no?

Julián Woodside:

No, no quiero caer en, oh, antes era mejor, no. O sea, el oficio sí se ha perdido por la inmediatez, en el sentido de los periodistas, en todas las vertientes que he identificado, están tan obsesionados con la primicia y sacar la nota antes que todo mundo, que no hay reflexión y antes por lo menos cuando escribía sabías que ya no se podía borrar y no se podía editar el blog.

Miriam Canales:

Aunque te puedo asegurar que también hay medios o periodistas que son más rebeldes que yo y quieren hacer las cosas de su modo. Un ejemplo es, por ejemplo, una revista de Inglaterra que se llama Delayed Gratification, que yo entrevisté a su editor en Londres, porque viví ahí seis meses y me decía ¿qué pasa? Pues es que nosotros somos los últimos en dar breaking news. No nos interesa la inmediatez, no nos interesa ser los primeros que dijimos esto, revelar esta información, porque el problema, los riesgos de dar la primicia es que puedes quemar a alguien, puedes arruinar su reputación, puedes dar información errónea. Y nosotros queremos darle un mayor contexto, una mayor profundidad a los temas que abordemos. O sea, llámese un temblor, llámese un atentado en algún otro país, etc.

Público

Hugokóatl:

Y a todo esto, el público, ¿qué papel juega? ¿Es exigente? ¿Cómo se comporta leer, escuchar o ver una nota? ¿Participa, corrige, se involucra, le interesa? David Cortés va primero.

David Cortés:

No, pues a mí me parece que sí, en la mayoría de las ocasiones sí hay una actitud pasiva, ¿no? Y no es nuevo, eso creo que siempre se ha dado. Tal vez ahora parezca más notorio porque… por esta influencia que tienen de pronto las redes sociales, ¿no? Que es terrible y que todo el mundo puede opinar y que creen que todo el mundo tiene argumentos y entonces confunden exacto lo que es una opinión con una información, ¿no? Y entonces, pues, a la gente se le hace sencillo y creen que ahí se acaba toda la información.

Elizabeth García:

Yo siento que, pues, no hay tanto aporte, o sea… ¿cómo explicarlo? Siento que a veces mucha gente solo echa odio o tira hate, como se le dice ahora, o sea, no con bases, no está cimentada a veces la opinión de mucha gente que pues, no sé, checa los portales o lee las notas en los medios convencionales, o sea, siento que solo es como por, pues sí, como te digo, como por convivir y que no hay tanto una… pues sí, una opinión sustentada, ¿no? Que al final de cuentas, pues eso haría muchísimo más atractiva una conversación entre la gente que lee o que checa los portales o las notas de periódicos o de televisión.

Miriam Canales:

Yo no siento que de un tiempo para acá, respecto al público, se había vuelto más exigente. Yo creo que el público se ha vuelto un tanto conformista. Y eso no es exclusivamente del periodismo o de lo que escribamos, o sea la gente se pone a denostar inmediatamente lo que no le gusta, entonces eso para mí no es una crítica, eso para mí es más bien como tirar la piedra y esconder la mano y no estoy hablando de… digo la idea sería que hubiera una un diálogo entre todas las partes tanto de los que estamos la gente desde la gente que produce hasta los que estamos difundiendo notas hasta el público al que llega y que consume, porque también, o sea, pues todos somos parte de, todos somos un engrane de la maquinaria.

Ricardo Bravo:

Me da la impresión de que la gente está en esa línea, ¿no?, de querer escuchar muchas cosas y no quizá… referirse o guiarse por ciertos filtros que también habrá que ver en dónde están.

David Cortés:

Yo creo que sí también tienen una buena parte de responsabilidad, no digamos de culpa, sino de responsabilidad, en el sentido de que a lo mejor no consideran a los medios como suyos y entonces los dejan hacer lo que sea o parecía que no les importa, y entonces los medios a veces así también no incurren en esta responsabilidad o no la asumen cabalmente, o no tenemos aquí estas figuras como, no recuerdo cómo se llaman, pero

Hugokóatl:

Interrumpo para una precisión, son los defensores de las audiencias.

David Cortés:

Que son una especie como de comisario de medios, que pueden en un momento dado interceder ante los medios para que sus escuchas o sus lectores… le digan algo que deseen, ¿no? Entonces, y me parece que eso sí hace falta y la gente pues se ha conformado con… con lo que le dan, porque además no cuesta trabajo.

Elizabeth García:

Al menos en mi caso me ha tocado que haya muchísima más conversación, es con gente que es mayor, también, o sea, como mayor de 40 años, y también porque es la gente que lee el periódico, mayormente el periódico en el que yo trabajo. Entonces me ha tocado que no me digan a mí, sino que a lo mejor manden comentarios por redes sociales o algún mail, donde digan que qué bueno que estamos dándole más difusión al rock, qué bueno que ahí estamos atendiendo, bueno, cuando se podía, que atendíamos conciertos de metal o de bandas a lo mejor que no son tan famosas.

Julián Woodside:

Y entonces en ese sentido pues es muy cómodo y muy infantil echarle la culpa al público. Y yo eso, o sea, cada vez que me encuentro un periodista o un músico que dice no, es que el público no sabe, es que tú no sabes dónde estás parado. Si tú no logras generar una interlocución, y que no necesariamente tiene que ser desde el pop mainstream, pues quien está mal eres tú, no el público. Si no estás dándole información al público, si quieres imponerle gustos y aparte lo pendejeas… O sea, yo te voy a mandar al diablo con la mano en la cintura, ¿no?

Andrea Quintana:

Pues creo que hay de todo. O sea, no podemos generalizar en que hay un tipo de público, ¿no? Sí, en muchos casos sabemos que la gente, incluso en las estadísticas dentro de las páginas de internet, tú puedes ver, ¿no?, cuánta gente se pasa leyendo tal vez una nota, ¿no? Entonces, generalmente, la gente… está tan bombardeada de cosas que pues igual y ya muchas veces quiere las cosas muy digeridas, ¿no?

Ricardo Bravo:

Está bien complicado, ¿no? Yo creo que sí se necesita como una nueva conciencia, primero por parte del público, que también, como te digo, se acostumbró mucho a leerlo todo muy rápido, a que sea todo muy breve, y a estar leyendo muchas cosas, ver muchas cosas, pero no profundizar en nada.

Andrea Quintana:

Pero también está la otra parte, ¿no? Porque todavía hay mucha gente que es melómanos, que sigue a la música, que le encanta. Y entonces si tú le pones unas 15 cuartillas de su banda preferida, las va a consumir porque le gusta, ¿no? Entonces, al final de cuentas siempre están los dos públicos y al final de cuentas tienes que servir un poco a ambos públicos, ¿no? Porque los dos… pues te van dejando posicionamiento, te ayudan, ¿no? Y uno tal vez jala al otro, ¿no? Tal vez en algún momento un chavito ve una nota y dice, ah, mira, a mí me gusta Metallica y voy a ver la de Ha-Ash. Y de repente, pues en notas relacionadas te empiezan a salir otras cosas y entonces ya fomentas, ¿no? La lectura o hacia otras cosas que… que lector le pudiera interesar.

Amigos y amiguismos

Hugokóatl:

El siguiente punto se los plantea así. La amistad es natural. Es común que los periodistas a los que les toca cubrir la fuente de presidencia entablen relaciones de cercanía o franca amistad con el presidente u otros integrantes de la oficina de presidencia. En el fútbol, por ejemplo, si te toca cubrir a los Pumas, es muy probable que te puedas hacer cuate del portero, del delantero estrella, del director técnico. En el periodismo de rock pasa lo mismo. Es más, puede nacer una amistad con músicos o músicas a quienes admiras. Esto no es malo, pero aquí la palabra clave es objetividad. ¿Cómo hacerle para mantener cierta distancia con las amistades? ¿Se vale tomarse fotos con esas personas? Ahora es turno de Julian Woodside para empezar.

Julián Woodside:

Creo que todos nos metimos a esto de una forma u otra porque nos apasiona, nos apasiona la música y porque alguien nos inspiró. Y a diferencia del periodismo, digamos, político o económico, y que seguramente el apasionado del periodismo económico, si conoce al teórico bla, bla, pues buscaría tomarse X foto, ¿no? O sea, si eres periodista cultural y conoces a un sociólogo de medios, pues igual buscarías, pues hay esa pasión y porque es gente relevante, y creo que hay que homenajear también de alguna manera, cuando es nada más como… el esceneo sin sustancia sobre todo, pues dices, híjole, ¿no?

Elizabeth García:

En el trabajo siempre he sido una persona súper seria, o sea, entonces como que a mí no me cuesta que se note que soy fan, o sea, porque yo me pongo como, soy una persona totalmente diferente, ¿no? Entonces, bueno, pues obviamente cuando eres fan, en mi caso, cuando se me ha tocado obviamente entrevistar a gente de la que soy fan, pues… A veces es más fácil porque ya tienes más conocimiento, ¿no? De, oye, pues, de en que año se juntaron, cuántas veces han cambiado de músicos, qué tipo de música tocan, si han experimentado colaboraciones, todo eso ya lo tienes. Sí me pongo nerviosa, pero te digo, como que siento que mi… La forma en la que yo soy a la hora de entrevistar me ayuda mucho a que ni siquiera se note que me gustan. Yo los trato a todos como si fueran iguales. O sea, como… No, no, no. Sí, sí, o sea, como si no fueran guau, ¿no? O sea, lo máximo, ¿no? Sino como que son personas normales.

Y ya hablando un poco del segundo punto que decías de si, cómo no caer en lo de, bueno, soy fan, pero no hablar mal o eso. Pues yo siento que tu instinto como periodista, o al menos a mí me pasa, que te dice, oye, este tema está caliente, o sea, no puedes dejarlo pasar. Es así como que aunque tú te quieras ver buena onda, o no quieras que la fuente se enoje, o los artistas, o la RP, porque te llevas bien con ella o con él, pues ni modo. Ahora sí que… pues es la chamba, ¿no? O sea, yo siento que la gente, al menos a mí me ha tocado, yo siento que yo tengo mucha suerte en eso, la gente a la que me ha tocado entrevistar y de la que he hablado, pues, no mal, pero de la que no, a lo mejor no, pues tocas temas a veces incómodos. Ellos saben que es tu trabajo, o sea, que así es el trabajo del periodista, ¿no? Y que a veces ese tipo de temas incómodos es lo que termina siendo el ángulo, la cosa más interesante. Porque obviamente ellos lo que quieren es promocionar su disco, su gira, su concierto virtual, su video nuevo. Pero en mi caso… pues la línea que yo manejo no es de promocionar eso, a menos que sea algo guau, que digas, oye, no manches, o sea, Café Tacvba va a tocar una canción con la banda MS, no, pues ese es el ángulo, ¿no? O sea, ahí sí, pero que, oye, se murió la mamá de uno de los de Café Tacvba, también, pues, es que ese también, o sea, entonces…

En mi caso como que sí intento buscar algo más, o sea, que vaya un poco más o preguntarles de temas. Si sabes que la banda se presta a hablar de cosas políticas, pues por ahí te vas, ¿no? Si sabes que tuvieron a lo mejor algún problema de, no sé, del #MeToo o algo, pues también por ahí les das, ¿no? O sea, no, nunca como que quedar bien porque pues al final de cuentas esa no es la línea que yo tengo, ¿no? Entonces, y también a veces llega a mí, me pasa a veces que… llega a ser aburrido hablar nada más de presentaron su disco, ay no, o sea la verdad, o sea, sí se menciona o tampoco es que, no, no lo voy a mencionar o sea, no, sí se menciona, pero buscarlo un poquito más, o sea, te digo, ir como un poquito más allá, ser más incisivo

Julián Woodside:

Creo que alguien profesional y eso me ha generado también, si bien no hay amistades y distanciamiento de personas que de repente me mandan discos y dicen, güey, pero dame tu opinión, y les doy mi opinión y se agüitan, ¿no? O me piden reseñar, ¿no? O sea, tengo varios cuates muy queridos que me han pedido diseñar y no lo he hecho. Y al principio se agüitaban y después ya como que cacharon que también me ponían en una situación incómoda, ¿no? En este sentido. Y por eso yo básicamente decidí no voy a reseñar salvo como en una coyuntura muy particular o ya no voy a entrevistar porque no quería entrevistar para promover bandas. Y si ahora entrevisto por ejemplo a Ed Maverick o a Rubén Albarrán ha sido en coyunturas y como contextos muy particulares

Andrea Quintana:

Y en un conteo es lo mismo si tus amigos sacan sacan algo y realmente no te gustó pues con la pena. No es como a fuerza tengo que incluir a mis amigos que son bandas, porque una cosa es la amistad y otra cosa es mi trabajo. Y son cosas que son separadas, ¿no? O sea, sí hemos hecho muchas amistades dentro del gremio y tenemos bandas que son súper amigas y que son amigas de Pólvora y que ya las consideramos parte de, pero si hay algo que no nos gusta de lo que hacen, pues no lo vamos a ensalzar, ¿no? O sea, no le vamos a decir, uy, estuvo padrísimo.

Ricardo Bravo:

Fíjate que a mí al verlo tantos años, me ha funcionado crear un perfil. Es decir, ¿qué perfil necesitas para, como dices, dentro de mi subjetividad que pretende ser objetividad periodística, pueda decir que estos discos fueron los mejores del año o tales artistas fueron los mejores? Pues primero crear un perfil, ¿no? Y ya quien embona en ese perfil, pues yo lo catalogaré como de los mejores. Entonces, fíjate que a mí sí me ha funcionado poder hacerlo así. Y ya después me fijo si quedó ahí algún amigo o no, ¿me entiendes?

Afortunadamente, fíjate que yo he tenido grandes amigos, algunos de ellos considerados de los mejores exponentes que ha tenido el rock mexicano, pero también muchos de ellos que nunca lograron un reconocimiento, una trascendencia y que por ahí lograron nada más algunos éxitos. Y nunca tuve esa situación, ese problema de la necesidad de algunos de mis amigos decir, oye, pues le voy a echar la mano y lo voy a mencionar, porque creo que me hubiera estado traicionando a mí mismo.

Te pongo un ejemplo muy vaciado. Yo en ese momento llegué a tener paralelamente una disquera. Que bueno, ahorita hemos editado también algunas cosas. Y entonces, pues bueno, cuando venía… Llegábamos a editar algún disco y teníamos que reseñarlo en la revista. Te juro que yo lo escuchaba como si fuera el disco de cualquier otra disquera y emitía un comentario tal cual que pues a veces yo mismo me daba cuenta que un disco que nosotros quisimos editar, pues era un disco que no tenía tampoco una gran calidad y ni iba a revolucionar nada, pero nosotros como por disquera, por X otras situaciones que tenían que ver con otras cosas, habíamos decidido editarlo, y bueno, pues al hablar de él, pues hablábamos resaltando también algunas cosas que no estaban muy bien, ¿no? Porque imagínate, si nosotros hubiéramos puesto ahí que era el disco maravilloso y una cosa fantástica, pues evidentemente la gente se hubiera dado cuenta que había algo raro allí.

Y en cambio sí veíamos, era muy notorio como en alguna otra publicación que despedazaban al rock mexicano, que lo hacían trizas, de repente había una o dos bandas bastante mediocres que las mencionaban como la maravilla, ¿no? Y pues ahí era hasta muy burdo cómo lo hacían, ¿no? Y cómo sí se dejaban guiar por esos dos o tres amigos que tenían en el rock, ¿no? Entonces eso realmente a nosotros nunca nos pareció algo que fuera bueno, ¿no?

Julián Woodside:

Pues creo que tiene que ver con el profesionalismo, ¿no? O sea, al final cuentas, sí, o sea, convives y eres parte del… de la misma fuente, ¿no? O sea, lo dijiste, con presidencia, en el fútbol, etcétera, y creo que humanamente también se vale, e incluso periodísticamente, siendo críticos, hacerte amigo de personas también te establece vínculos, o sea, digo, yo no hubiera podido hacer la entrevista que en su momento hice a los cinco Caifanes por separado, etcétera, si no hubiera establecido vínculos con ciertas personas que me facilitaron el acceder a la fuente, ¿no? Es decir, nuevamente, una cosa no está peleada con la otra. Lo profesional, o sea, pues… Obviamente hay informantes, obviamente hay quien te da pitazos, hay una serie de cosas. Eso sí eres profesional. La verdad es que muchas veces no ocurre.

David Cortés:

Cierto que muchas veces quienes nos dedicamos a esto también amamos la música, pero tenemos muy en cuenta que no somos nosotros los protagonistas. O eso debería de ser. Que no importa que te tomes una foto así. O te la puedes tomar, pero ya después de que hagas el trabajo, ¿no? Y a lo mejor la publicas otro día. O sea, no sé. Pero el chiste es otro. A veces a la gente, ¿qué le puede importar lo que tú estás haciendo, no?

Julián Woodside:

Yo creo que una cosa no está peleada con la otra. Hay mucha gente que sí, que dice como, no, no, yo profesionalmente no me tomo fotos. Es, bueno, no te tomas fotos, pero estás promoviendo a todos tus cuates, ¿no? O sea, y te puedes tomar fotos y desarrollar un contenido crítico, incluso incisivo para esa persona con la que te tomas fotos, ¿no? Es decir, de la misma forma que puedes ser rockero y ser el más fresa, fascista del mundo, o ser popero y ser de conciencia izquierda y crítica de inclusión, etc. Es decir…

Creo que es muy interesante y es muy pertinente esa pregunta, porque yo me acuerdo mucho, ¿no? Que había mucha gente que decía, no, yo no me tomo fotos con estas personas. Y es, va, pero pues tu forma de escribir es súper escenosa, ¿no? O sea, eres hipermasturbatorio, no estás diciendo nada y estás desde el yo, yo, yo, yo, yo. O sea, y también puedes escribir desde el yo y ser crítico al respecto, ¿no? O sea, a partir de una experiencia personal, pero vamos, en algún momento yo me acuerdo de alguien que abría un texto sobre los emos citando el suicidio de Durkheim, pero era como de, miren, soy estudiante de sociología y leí Durkheim la semana pasada y lo voy a vincular con la música que me gusta. Nuevamente, no tiene nada de malo citar, incluso creo que debería de citarse más en el periodismo, tanto fuentes documentales, es decir, estadísticas, etc., como… como investigaciones y cosas así, ¿no?

Pero no diría que ni blanco ni negro, porque hay gente que no se toma fotos y es súper escenosa, gente que se toma muchas fotos y que al mismo tiempo puede ofrecer un contenido sumamente crítico y que los mismos músicos van a decir, pues este güey qué chido que me entrevistó, ¿no? Por ejemplo. Y pues al final debería recordar que técnicamente somos el enemigo.

Las relaciones públicas

Hugokóatl:

Ya que andamos entrando en los terrenos de los conflictos de interés, es momento de hablar de uno de los temas más interesantes, las relaciones públicas. ¿Cómo evitar el quedar bien con disqueras, músicos, managers, etc. por perseguir otros intereses? Aquí va a salir el tema de los boletos de conciertos que se dan a los medios o periodistas y también el de los boletines de prensa que nada más se copian y pegan para quedar bien. Empieza Miriam Canales.

Miriam Canales:

Uy, ese es un tema bien complicado, pero bueno, sí te puedo hablar mucho al respecto. Primero, es que el mismo periodista tiene que definir sus prioridades. Ahora sí que como decía Ryszard Kapuscinski, para ser periodista hay que ser una buena persona, sea de la fuente que sea.

Entonces, por ejemplo, si la prioridad del periodista es que lo inviten a cocteles, que lo inviten a los conciertos y estar en la primera fila, o sea, si lo que quiere es hacerse amigo de las bandas, de los artistas, pues mucho me temo que eso no creo que en su trabajo se vaya a ver reflejada una crítica o una opinión fidedigna.

Pero te voy a decir algo más, o sea, también como casi todo el periodismo se ha hecho autónomo, independiente, ya vemos muchos que somos freelancers, ahí sí puedes establecer tus reglas. Entonces, créeme que en lo que a mí respecta, no ha sido lo mío, ¿eh? O sea, obviamente hay gente que te empieza a conocer, empieza a confiar en ti, hay gente que le caes bien, hay gente que no le caes bien, y te empiezan a invitar a eventos, porque es indispensable también tener una red de contactos, ya sea para que te pasen un pitazo, o sea, así se dice, pues, o sea, tu garganta profunda, por así llamarle, en el caso extremo, o sea, alguien que te invite a un coctelito porque, pues, quiere quedar bien contigo y con tu medio, ¿no? Eso sabemos que hiciste hace muchos años.

Andrea Quintana:

Es que, mira, yo no creo que haya una línea muy marcada entre, aquí es el periodismo y aquí empiezan las relaciones públicas, ¿no? O sea, lamentablemente… o afortunadamente no lo sé, o sea, todo en la vida en general se basa en las relaciones públicas que tengas.

Ahora, eso no te impide ser crítico. Yo creo que ahí es el problema. Muchos medios se venden a la disquera o se venden, no sé, incluso al promotor para quedar bien y entonces… te metan a sus eventos o te acrediten, ¿no?

Y nosotros siempre hemos… tenido muy en claro que si algo no nos gusta de un concierto o si algo está mal, en Pólvora va a salir. ¿Por qué? Porque somos críticos. Entonces, el que tú me des el acceso a tu evento no quiere decir que yo te voy a dar una buena crítica o una buena reseña, ¿no? Porque igual el artista ese día no lo hizo bien o le faltó o hubo fallas técnicas, ¿no?

Julián Woodside:

Está chido ser RP, pero si uno hace un medio diciendo yo voy a promover buena música, ya estás empezando mal. Porque entonces eso no es periodismo, eso es RP y entonces no vas a ver ni por tu medio ni por tu público, vas a ver por alguien más, que pues al final de cuentas va a ver para sí mismo, entonces incluso hay celos de bandas de, no, pero cuando crecieron ya no me pelaron y eso. Tú te pusiste de pechito.

Si tú hubieras dicho, bueno, tengo un modelo de negocios, porque los medios al final de cuentas son negocios, y es, va, ¿quieres que te promueva? No has lanzado nada, pero quieres lanzar, pero quieres que te promueva, pues entonces hay dos sopas. Te puedo hacer un reportaje crítico, pero tú te aguantas con las preguntas, o entonces marca una pauta publicitaria y lo marcamos desde ese lado.

Las disqueras grandes lo saben, pero hay una dinámica en el indie que pues… es cómo me vas a cobrar por eso. Sí, o sea, tengo 10 mil, 50 mil, 100 mil, 200 mil seguidores y de compas quieres que te haga promoción.

Yo por eso hace mucho tiempo que no hago reseñas o me contactan para, porque también con redes es muy fácil que te escriban, oye, tienes, ay, si puedes ahí lanzar una nota o algo. Oye, es mi tiempo, es mi esfuerzo y no lo digo soberbiamente. Y lo más seguro es que como es una reseña, ni siquiera me la van a pagar, y tú ganas y yo me chingo. O sea, y entonces, como que es bien importante empezar a problematizar eso como una profesionalización. No, no, eso del arte por el arte es una idea del modernismo a finales del siglo XIX, principios del XX, y aún así quienes lo promueven son los primeros que son súper disneros al respecto.

Miriam Canales:

En asuntos, ¿cómo puedes organizarte? ¿Cómo puedes definir tu ética? Ese es un tema bien complicado también, la ética, ¿eh? ¿De cuánto lo vas a aplicar en tu chamba? Muchos creen que eso no es importante, creen que no es obvio, pero para mí sí es fundamental. Y créanme que tener una buena reputación, independientemente de lo que hagas, si eres relacionista público o si eres periodista, eso sí sirve de algo en la vida. Y ahí es como la gente va a confiar en ti. Y se manifiesta de muchas maneras. O sea, tanto de que cuando alguien te dice, este es off the record, lo respeto. Cuando alguien te dice, bueno, ¿sabes qué? No tengo… no te puedo dejar entrar a tal evento o no me interesa tu nota, bueno, inmediatamente voy a tirarle mierda. Eso tiene sus consecuencias. O porque no me quiso dar un libro, o porque no me quiso dar un disco, y me voy a poner exigente y le voy a… también lo he visto con otros colegas. Tiene sus consecuencias. Para mí no es recomendable irse por la bilis.

David Cortés:

Pues yo creo que una cosa está así como la… esta profesionalización que necesitamos tener y solidificar, ¿no? Pero también, pues está como… la claridad de los que se dedican a esto, ¿no? Es decir, muchas veces se menciona, es que es por apoyar, sí, pero una cosa es apoyar irrestrictamente y acríticamente y otra apoyar en el sentido de difundir, ¿no? Y no confundir ese apoyo con ser un publirrelacionista. Un periodista no es un publirrelacionista, ¿no? O sea, sí puedes escribir de tus amigos y esos amigos a lo largo de tu carrera en el negocio, pero también tienes que tratar de mantener esa distancia que te permita acercarte lo más posible a esa objetividad que todos sabemos siempre es difícil, ¿no?

Elizabeth García:

Pues sí, yo siento que tiene que ver con… Querer como quedar bien, querer quedar bien con la otra parte y no ir un poquito más allá. De no saber, pues, preguntar también o no saber cómo, pues, manejarte, ¿no? O sea, porque a veces, obviamente, cuando vas empezando, pues, luego te da miedo, ¿no? preguntar ese tipo de cosas porque dices, ay, tal vez es mi segunda o mi primera vez que voy a entrevistar a una banda importante y qué tal si no me los vuelven a dar. La verdad a mí en este punto ya no me importa. O sea, si me dan a las bandas, qué bien. Si no me las dan, también.

Andrea Quintana:

Entonces la línea entre periodismo y relaciones públicas es súper delgada. O sea, lamentablemente también, pues muchas veces, por ejemplo, lo que tú hablas del boletín, ¿no? Te mandan el boletín y pues tú tienes que, de cierta manera, pues quedar bien, ¿no? Y no es quedar bien con que hables bien del disco, sino quedar bien con que decir, mira, pues aquí está lo que se publicó, ¿no? Porque al final de cuentas, pues ese es el trabajo que tú vas realizando.

Pero yo siempre les he dicho a todos los que han pasado por Pólvora, que está bien que tú critiques, o sea, no te vas a quedar con lo que te dice el comunicado. O sea, si a ti no te gusta la canción, ponle por qué no te gusta. Y si te gusta poner también porque te gusta. Es muy diferente hacer como críticas nada más por criticar, ¿no? O sea, creo que ahí está la diferencia en el periodismo. Que tú realmente cimentes y digas, bueno, o sea, esto está mal porque, pues, así así asado, ¿no? Entonces, cuando son así… Yo los dejo y, bueno, habrá gente que le gusta, habrá gente que no le gusta, pero al final de cuentas es tu punto de vista, ¿no? Porque, pues, una crítica de disco, una crítica de un concierto, una crítica de una película, pues, es una crítica bajo el punto de vista del periodista, ¿no?

Entonces, al final de cuentas, todo el tiempo estás haciendo también relaciones públicas, ¿no? Pero no debes de dejar que… te conviertas, como decimos un poco, en los que van y nada más van a comer galletitas a las conferencias, sino que realmente te conozcan más bien primero por tu trabajo y pues ya después puedes tener amigos, puedes seguir haciendo relaciones públicas, pero ya bajo un esquema de mucho trabajo, ¿no? Que llevas atrás de ti y respaldándote, ¿no?

Elizabeth García:

Pues sí, es algo que obviamente con las relaciones, esas son las relaciones públicas, ¿no? Con lo que tienes que ir como, pues manejando, como lo dices tú, sorteando conforme pasa el tiempo. Y la verdad es que los RPs, es que yo he elaborado con los que me ha tocado convivir, trabajar. Yo siento que entienden totalmente esa parte, ¿no? O sea, como que ellos saben que si su artista está metido en cosas, pues, que, no sé, no le convienen o no le favorecen a su carrera. Va a haber algún periodista que les va a preguntar de eso, o sea, no todos van y, ay, qué bonito es este disco, y soy tu fan, tómate una foto conmigo, o sea, no, saben que cuando hay algún tema que está como álgido, saben que les van a preguntar de eso, pero pues tampoco es, también yo siento que entienden, y por lo que he platicado con algunos, que entienden que no es con el afán de molestar, sino que es la chamba de uno, o sea, de uno como periodista, que obviamente cada medio tiene su diferente línea editorial y si la línea editorial de algún medio es irse más por las ondas, tocar esos temas álgidos, pues saben que va a pasar, o sea, que les van a publicar de eso y pues también siento que, o sea, te digo, es que lo entienden, o sea, y en mi caso yo nunca he tenido un… problema, así de, oye, me publicaste esto bien feo, o sea, no.

Miriam Canales:

Y el periodismo no se trata tampoco de estar hablando mal de terceras personas, sino tener como un justo, esta cosa que se llama justo medio aristotélico. Sí hay una manera de llevarte bien con la gente y sí hay una manera de hacer tu trabajo sin que nadie te diga cómo debes hacerlo y si te va a regañar Seitrack, a mí ya me ha pasado. Es que lo estaba discutiendo con unos colegas esta semana. Que tampoco ha sido muy común, pero uno, si vas a dedicarte a esto, sabes que de antemano a alguien no le va a gustar lo que haces. Pero tú sabes cuánto tomas en cuenta esa opinión y cuánto te vas a dejar influenciar.

Julián Woodside:

Hay otra cosa, es muy difícil subsistir del periodismo musical per se. Y entonces, ¿qué es lo que vemos? Pues gente que de por sí se dedica al RP y al mismo tiempo tiene un medio y promueve. O sea, muchos medios de alguna manera funcionan casi como 360, pero por amor al arte. Las disqueras ganan, los artistas ganan, pero el medio no gana y entonces tienen que estar buscando publicidad por otro lado. Y entonces, pues es como, son catálogos, ¿no? Un catálogo de Liverpool, pero musical. Estás promoviendo bandas por todos lados, antes te pactaban, te doy esta entrevista pero me tienes que dar una portada con tal otro artista, yo no culpo a las disqueras, lo que querían era promover a sus bandas, pero entonces hay muchos contenidos que se generan, que son pautas publicitarias sin cobrar, por amiguismos, etcétera, y que tampoco es malo, no es payola, pero tú antes te enterabas del lanzamiento de un disco de Caifanes, o de los Chili Peppers, o de Metallica, porque la disquera pagaba una pauta en el medio de próximamente el disco, ya no. O sea, ya es así como, oye, voy a sacar esto, ay, sí, claro que sí, luego dame boletos, etc., y entonces, pues están sobreviviendo los medios, y entonces tienes que diversificarte, y entonces te metes a una agencia creativa, pero tienes tu medio para legitimar, pero con el medio también promueves la agencia creativa, empiezas a manejar bandas, o tú tienes una banda, y entonces en tu medio se organiza un festival, y tú eres el headliner del festival, o sea, como una serie de dinámicas, que tú… O sea, es corrupción, es conflicto de interés por todos lados.

Elizabeth García:

La mayoría de los RP también ya fueron periodistas, ya pasaron de este lado y la mayoría y menos de los que yo conozco de los PR fueron periodistas de periódicos o de televisión o de revista, o sea que no de internet entonces ya saben cómo es el asunto en estos medios convencionales.

Miriam Canales:

Lo que se llama la actividad de relaciones públicas y el periodismo parece que están completamente polarizados entonces nos dicen bueno, o eres periodista o eres relaciones públicas yo estudié comunicación. Yo soy licenciada en ciencias, bueno, valga la redundancia. Entonces, uno en la universidad ve muchas materias. Una de ellas es la comunicación organizacional y otra es el periodismo. Y otra es la mercadotecnia y otra es las áreas teóricas, no sé, derechos, filosofía, etc.

Entonces nos dicen, bueno, es que tienes que meterte a una, pero no a otra. Como si ahí de antemano nos dijeran, puedes hacer esto, pero no puedes hacer esto. Y el mundo y las circunstancias nos han dicho que eso ya no es posible. O sea, que se tiene que integrar todas las áreas de comunicación para que la información salga. Y también para que se sostengan estas agencias de publicidad o agencias de relaciones públicas. O sea, no pueden separarse ya. Y hay agencias que vinculan todas estas áreas, cada quien a su modo y según su ética, porque también ya he trabajado en eso. Y eso tiene mucho que ver las redes sociales e internet, desde luego.

Entonces, pues aquí en México yo sí he visto que dicen, o te dedicas a una cosa, o te dedicas a otra, y automáticamente no son amigos. No lo creo así, ¿eh? O sea, por supuesto que si eres periodista, porque yo conozco, tengo colegas que son periodistas y han abierto agencias de comunicación, por ejemplo, por lo mismo por la precariedad de la chamba. Y por otro lado… aunque lo ideal sería también que se mantuvieran como cada quien en lo suyo. Quizás me estoy contradiciendo, pero esto ha sido más por una cuestión de necesidad, créeme. Entonces, por ejemplo, alguien que durante años, si me acabo de acordar a otros colegas, fueron reporteros. Grandes reporteros del Reforma y demás, más que ahorita no quiero decir nombres, y ahorita tienen agencias de comunicación y lo hacen muy bien. Y les ha funcionado bien. Porque ya tienen una experiencia, ya tienen contactos, ya tienen un bagaje amplísimo. Entonces digo, bueno, si este va a ser tu siguiente negocio, órale.

Pero sí debes tener muy claro qué es lo que quieres y a dónde vas. Ahora sí que sí es una cuestión filosófica. O sea, y no puedes, y si van a estar zigzagueando, y si se me hace, se me hace difícil, se me hace riesgoso. Porque mira, por ejemplo, yo trabajo actualmente también en promotoría cultural, y lo que hago es más bien este darle, trabajo más bien en cuestiones editoriales, de promover libros, que es otra de las áreas que digo, o sea, que yo estoy más metida en cultura, no solamente en cuestiones musicales, pero es un trabajo de bajo perfil. Pero repito, esto más bien tiene que ver con libros, no tiene que ver propiamente con música. Y por otro lado también puedo hacer mi chamba de si quiero ir a reportear o si quiero entrevistar a alguien.

Ricardo Bravo:

Yo estuve de los dos lados, me tocó ser periodista, pero también en su momento me tocó ser manager de prensa. Ahora se les llama RPs, que creo que de ahí ya también es una aberración, porque alguien, no porque seas el que maneja la prensa eres un RP, no manejas todas las relaciones públicas del artista necesariamente, pero bueno, eso, todas esas cosas extrañas que han pasado en los últimos años, en donde los que anteriormente eran los managers de prensa, ahora son RPs.

Bueno, me tocó hacer esa función, llámense RP ahora, o lo que entonces se llamaba manager de prensa, y tratábamos de redactar boletines sobre bandas de rock, pues obviamente no eran notas firmadas, no era lo que yo pensaba exactamente, sino ponía mi oficio de escribir al servicio de resaltar lo más llamativo de un artista y obviamente por la información que queríamos compartir. Y en ese sentido nos dábamos cuenta que había gente que a partir de esa información que le mandábamos, la ponía casi tal cual, pero había muchos que sí tomaban la información de allí y construían su propia opinión, a pesar de que, o no su propia opinión, sino que le daban un sentido acorde a su medio, sin tener que compartirla tal cual. Para ellos era casi una ofensa compartirla tal cual. Sí le daban como, resaltaban cosas o incluso omitían cosas que ellos creían que eran exageradas, en fin, dentro del oficio de lo que era un manager de prensa que tú tienes que resaltar. Y sabes que no es una nota firmada, sino simplemente un trabajo que estás haciendo al escribir.

Pero ahora lo que pasa es que ahora sí todo el mundo le da copy-paste, o sea, es rarísimo aquel que no lo hace, y es una pena porque obviamente como manager de prensa o RP ahora, pues tú pones allí, a veces hay unos que se van y te ponen ahí que es el nuevo artista que el mundo esperaba y tal, y de repente el periodista, entre comillas, le da copy-paste y pone en su medio exactamente lo mismo que escribió. el publirrelacionista, ¿no? Entonces dices que hay.

Andrea Quintana:

Pero con nosotros ha pasado algo muy curioso. Generalmente todos decimos las cosas que si nos gustan o no nos gustan y de todos modos seguimos asistiendo a los mismos eventos, seguimos cubriendo lo mismo. ¿Por qué? Porque también al promotor le gusta saber si no lo está haciendo bien, ¿no? O si lo hizo mal.

Miriam Canales:

Pues si te interesa acudir a un evento… Si de plano no, nada más hay cinco boletos y te interesa muchísimo, pues, pues a comprarlo. No puedes estar, o sea, al menos yo te lo digo por mí, o sea, hablando yo desde mi trinchera. Yo lo he hecho muchas veces y digo, bueno, también no voy a esperar a que me digan, ah, bueno, este, te voy a poner tu alfombra roja y te voy a dar tu chupe gratis. O sea, si yo quiero hacer la chamba, la voy a hacer como sea, ¿no? O me lo pueden, o me lo pueden dar. Y puedo decir, sabes que no me gustó tu evento, o no me gustó tu disco, o no me gustó tu cantante, o no me gustó tu producto. Y ahora sí que hay de todo un poco, ¿no? O sea, ni debemos esperar tanto, ni ellos tampoco deberían esperar tanto de nosotros. Pero francamente no voy a educar a nadie en cuanto a eso, esa es mi opinión.

El apoyo a las bandas locales

Hugokóatl:

Tú que escuchas esto, seguramente te has topado en alguna ocasión con el famosísimo Apoya a tus bandas locales. Este casi eslogan de cualquier artista independiente suele estar dirigido al público. Pero ¿y los periodistas? ¿También es su obligación apoyar? Vamos con Andrea Quintana.

Andrea Quintana:

Yo creo que no es tu obligación como periodista apoyar a las bandas. pero creo que es el perfil de cada medio. Nosotros, cuando nació Pólvora, hace ya muchos años, yo cuando lo creé junto con André, siempre dijimos, bueno, me puede o no me puede gustar la banda, me puede o no me puede gustar su música, pero el lector está obligado, o bueno, yo más bien, yo estoy obligado con el lector a proporcionarle la información de la banda, ¿no?

Elizabeth García:

También depende de la línea que tenga tu medio, porque si tu medio no tiene la línea de apoyar a los artistas locales, pues, ¿cómo no? Pero si sí, pues sí debe de hacerse. Sobre todo, lo que pasa es que también hay muchísimas bandas locales que son muy buenas, queno han tenido espacios en medios, y que a veces algunas no lo quieren, porque son tan unders que no les interesa.

Andrea Quintana:

Nosotros sí tenemos ciertos lineamientos de escuchar a las bandas que nos llegan, y también decidir cuál puede ser publicada en Pólvora y cuál no. Y no es porque seamos como elitistas, pero muchas veces a mí me han llegado bandas que no me gustan, y que no me gustan, y que no me gustan. que él no tiene ni siquiera un press kit armado, y eso es lo más fundamental. O sea, cuando te empiezas una banda necesitas, sí necesitas canciones, pero ya cuando vas a salir a venderte, pues necesitas venderte bien, ¿no? Muchas veces nos da mucha risa que una vez nos pidieron, ah, bueno, aquí está mi disco, y pues cómpralo, ¿no? O sea, no es por el dinero, no es porque yo dijera, ah, bueno, lo voy a comprar, pero no, el caso es que tú le tienes que dar al periodista también esas herramientas para que puedan hacer su trabajo.

Miriam Canales:

Pues es que el apoyo es una cosa relativa, yo tengo colegas que sí han estado durante años difundiendo proyectos que no tienen… que no son como del interés general y lo hacen porque les nace y lo hacen de una manera genuina. O menciono otra vez a David Cortés que ha apoyado mucho a, sobre todo a bandas que tienen que ver con el progresivo, con el rock en oposición, con proyectos electrónicos muy underground. A mí me encanta lo que hace David, él es un gran amigo mío. Y me gustaría que hubiera más periodistas como él, que tuvieran este olfato y esta sensibilidad de apoyar otros proyectos, pero que no fuera solamente lo que ya salió muchas veces y lo que ya hemos hablado tantas veces. Por eso no menciono hoy a Café Tacvba, no tengo nada en contra de Café Tacvba. Yo he ido a verlos, me la he pasado muy bien. No menciono a Caifanes, tampoco no tengo nada en contra de Caifanes ni esta discusión bizantina de Maná, que ya me tiene fastidiada. No los odio y los he visto en vivo, a Maná no, pese a que recuerdo. Me lo he pasado bien, pero ya se ha hablado mucho de ellos. No es que les esté negando mi apoyo, es que yo prefiero irme por cosas que siento que muchos no van a pelar.

David Cortés:

Pues yo creo que sería lo ideal, ¿no? Porque finalmente lo que tú apoyaste es lo que va a emerger en un futuro, ¿no? Es decir, toda la, ¿cómo se llama? La industria pues empieza a crecer desde el subterráneo, ¿no? Y si tú no les apoyas esas bandas, pues entonces nunca van a tener la posibilidad de, tal vez, de que la gente los conozca y de que pues puedan crecer, ¿no? Y si tú nada más te dedicas a lo que ya está, a los artistas más conocidos, pues será un momento en que, ¿qué más te pueden decir, no? ¿Sí? O sea, por ejemplo, pensaría, ¿qué le puedes preguntar a Caifanes ahora, después de tantos años de estar vegetando, no? ¿O qué le podrías preguntar a Luis Miguel? O sea, ya es gente consumada, entonces hay que voltear más hacia los que están emergiendo. Allí es donde hace falta creo que el trabajo, ¿no?

Ricardo Bravo:

¿Cuándo tiene esa convicción? Sí, sí es válido, pero hay que entender qué es apoyar, ¿no? Apoyar no es hablar bien de bandas que tocan horrible, ¿no? Eso no es apoyar. Apoyar es conocer a fondo la realidad del rock mexicano y no quedarte solamente con una sola escena o con parte de una escena, sino verdaderamente profundizar, darte cuenta, preocuparte por encontrar todas esas actividades que valen la pena y compartirlos, ¿no?

Que es una filosofía que yo seguí durante mucho tiempo con mis colaboraciones en El Universal, en Reforma, lo que hice en Rock 101, en Órbita, en esos 15 años en la revista Nuestro Rock, en fin, siempre traté de buscar artistas que valieran la pena y compartirlos con la gente. Y otros que estaban allí en una posición quizá no muy preponderante, pues tratarles de dar un mayor apoyo si yo creía que valían la pena o estaban significando algo que iba a venir a revolucionar el rock mexicano.

Te digo que en mi caso me sentía como de repente estando en la primera, la fila de hasta adelante de una pelea de boxing arreglada, en donde ves que el popero trae fierros en los guantes, y tú te quedas viendo, ¿no? Llega un momento en el que ya no puedes quedarte viendo, y eso es a lo que me refiero con apoyar. ¿Cómo puedes apoyar? No puedes, a lo mejor, decir que el que está perdiendo va ganando, y ya con eso sentir que estás haciendo algo, sino que darle herramientas, ver de qué manera puedes contribuir, buscando otros talentos, uniendo fuerzas para crear un movimiento, para hacer un programa que dé difusión en un medio verdaderamente importante.

En fin, son tantas las maneras que puedes apoyar al rock mexicano. Y que a veces te digo, se malentiende esto, con que creas que vas a hablar bien de todo el mundo, ¿no? Y eso es apoyar, pues eso no es apoyar, ¿no?

Miriam Canales:

Yo no soy de la idea de estar apoyando las cosas nomás porque pertenecen a cierto sector. Ejemplos, o sea, nos decían hace unos años, es que hay que apoyar al cine mexicano. ¿Sólo porque es mexicano? ¿Y ya? O sea, en el cine mexicano hay cosas muy buenas y cosas muy malas. Ya le han ido bajando ese discurso. Eso lo decían más a finales de los 90. Pero ahorita decían, es que hay que apoyar al rock mexicano. No es una obligación. O sea, estas notas que salen de tales autores que debes leer, tales bandos que debes escuchar. Yo nunca, te lo puedo asegurar, nunca he titulado una nota con ese encabezado. Al menos de mi propia cosecha. Que debes escuchar esto. O sea, como, ¿por qué debes? O sea, deja que el lector, que el radioescucha, el televidente decida. Ya sabemos que tiene que ver con estas notas clickbaiteras para ganar vistas, pero quizás es un poco romántica al respecto. A mí no me gusta obligar a nadie a que escuche o que consuma. Para mí a veces es como tirar una botella al mar.

Julián Woodside:

No, no, no, esa es una de las cosas que es como lo primerito que sale, de hay que apoyar, ¿no? Y es, ¿hay que apoyar a quién y bajo qué criterios? Es más bien denme, denme, denme, ¿no? O sea, porque apoyar a la escena, pues técnicamente si estás documentando, pues ya habría una organicidad como parte de la distribución de lo que está ocurriendo.

Porque luego es muy curioso, ¿no? Los músicos dicen, hay que apoyar a la escena, o sea, reséñenme y entrevístenme, pero luego las entrevistas y las reseñas y ni siquiera difunden el artículo. O tampoco están difundiendo… O sea, hay que entender que escena es un nicho muy particular de unas cuantas bandas, unos cuantos foritos, un círculo de público y dos, tres periodistas. O sea, eso es una escena. Estamos hablando de una industria aquí. O sea, una industria independiente, o mainstream, o sea, de todas estas vertientes, pero nadie tiene la obligación ni el público ni los medios tienen la obligación de promover algo porque sí y eso es, o sea, nadie nadie le pidió a los músicos y esto le duele a los músicos algunos músicos, otros dicen pues sí la neta tienes razón, es nadie te pidió que fueras músico. Y nuevamente el periodista tiene que documentar lo que ocurre y cuando tú abres un medio bajo la premisa de hay que apoyar entonces más bien eres un RP disfrazado de medio. Porque apoyar también es hacer crítica constructiva. Y no se hace.

Cobertura de temas extramusicales

Hugokóatl:

Este es otro de los temas más interesantes desde mi punto de vista. ¿El periodista musical debe abordar temas que rodean o cruzan el quehacer musical, pero que no son estrictamente musicales? Aquí les puse tres ejemplos. El tema del #MeTooMúsicosMexicanos, las constantes muertes y tratamientos de músicos que solo exhiben la falta de seguridad social para este sector; sí, piensa en las situaciones desde Rita hasta Zopi pasando por José Cruz, y las crisis causadas por la pandemia. David Cortés empieza con las respuestas. Tons, ¿sí o no a los temas extramusicales?

David Cortés:

Pues hay algunos que sí, ¿no? Pero mira, otra vez, por ejemplo, no todos los que escriben tienen, como por ejemplo, agenda propia. Es decir, algunos no pueden elegir de lo que van a escribir, entonces se tienen que ceñir a lo que les pide el editor. Y si a los editores de repente no les parece importante tratar estos temas, pues aunque a la gente, a los periodistas les… y parezcan atractivos, pues ¿para qué lo van a hacer si no se lo van a publicar?

Entonces, por ejemplo, a mí me parece que lo del #MeToo, pues sí, hay un momento, lo que menciona es que acerca de… pues de eso, de la falta del seguro social, de los lugares que han cerrado, de todo este dinero que se ha estado perdiendo por esta pandemia y cómo ha afectado a mucha gente, no nada más a los músicos, sino a toda la gente que está alrededor de ellos, nosotros mismos como periodistas. O sea, pues si no, no hay que negar eso a la gente. La gente sigue creyendo que la música es gratis. Desgraciadamente, desde que hay internet y que tú puedes entrar a los sitios de… como Spotify u otros, o YouTube, y que puedes bajar y escuchar la música de manera rápida, está bien por una parte, pero por otra ha generado que creas que hacer la música no cuesta. Y entonces yo me pregunto, ¿y qué onda con los músicos que se pusieron a estudiar para eso? ¿Quién les va a dar para, en estos tiempos donde no pueden tocar, quién les va a dar el sustento, no? ¿Quién les va a ayudar a comprar sus cuerdas, los parches para la batería o los repuestos para los teclados? ¿Qué sé yo, no? Pues nadie, ¿no? Entonces, y si vamos así en el… ¿y qué pasa con los franeleros que estaban en los conciertos? ¿Y qué pasa con los vendedores ambulantes? En fin, o sea, si vamos viendo eso, se vuelve un panorama bastante terrible y feo y la gente pues como nadie que les llame la atención sobre eso no toman conciencia acerca de este asunto y eso me parece muy fuerte.

Elizabeth García:

Y si ahora lo que decías de que si son temas que se tienen que tratar en el periodismo de rock o de tal vez periodismo de nacional o de ciudad o de salud es que también te digo, depende, tú dices, bueno, es que se quedan muchos en la superficie, es que es lo que te digo, es que depende, no sé cómo te hayan dicho los demás compañeros, pero de verdad sí depende de la línea de tu medio, o sea, si en tu medio solamente vas a hablar de música, y ya, solamente es eso, pues solamente vas a quedar con eso, o sea, pero si tu medio te da chance, o tú como periodista te das el chance y ves que a lo mejor ahí hay una nota, en esto que tú decías, es que… que no tienen lo que decíamos ahorita, no tienen seguridad social, no tienen prestaciones, no tienen seguro de gastos médicos mayores. ¿Cómo le hacen? O sea, piden colectas para poder pagar sus operaciones, tienen que ir a la seguridad, al seguro, a un doctor o a un hospital privado.

Sí, yo siento que sí son temas como importantes, temas que se deberían de tocar. A lo mejor… si tú no tienes los contactos para meterte a entrevistar a alguien del seguro social, pues hablarle a algún compañero o algún amigo que cubra ese tipo de temas de salud o de ciudad o de nacionales y decirle, oye, tú me puedes ayudar a lo mejor a hacer sinergia en eso o a lo mejor tú solo ir y al hospital a donde está fulanito de tal o el doctor de tal artista y pues agarrarlo, entrevistarlo, pedirle una entrevista por internet o por sus redes sociales, que ahora pues ya se hace también pues así. Y sí, yo siento que sí son cosas que se deberían de publicar y de… Ese tipo de cosas ayudan también a hacer como unas denuncias, ¿no? Oigan, ¿por qué este sector no tiene seguridad? O sea, ¿por qué este sector está tan golpeado en ese tipo de cuestiones?

Miriam Canales:

De que se deben abordar pues indiscutiblemente, pero pues el problema es… No tiene como irse más atrás. O sea, cómo podemos evitar que esto, por ejemplo, José Cruz, que está enfermo, desde allá tiene tres enfermedades, de hecho. El señor pueda recuperarse, o Patricio Iglesias de Santa Sabina, que también estuvo enfermo y salió de una operación hace poco. Pues lo ideal también sería que tanto nosotros como gremio periodístico no solamente le diéramos difusión, o sea, también hubiera un apoyo de más atrás. ¿Cuál es el problema de que haya una, por decir que sí, un sindicato, bueno, está la asociación esta de, ¿cómo se llama la que presidía Manzanero?

Hugokóatl:

La Sociedad de Autores y Compositores.

Miriam Canales:

Sí, Sociedad de Autores. Ellos tienen mucho que ver en eso, en apoyar justamente estos casos.

Andrea Quintana:

No, definitivamente sigue siendo su terreno, ¿no? Por ejemplo, que hicieron un venue, aunque en lo personal no te guste o no te agrade, al final de cuentas afecta la música, ¿no? Porque después de todo lo que se vive, por ejemplo, en esta pandemia, ya hay muchos recintos que no van a regresar. Y el problema es que, sí, o sea, tenemos venues enormes. Pero, ¿qué pasa con los venues chiquitos donde muchas bandas… Y muchas bandas viven de esos venues pequeños, ¿no?

Entonces, al final de cuentas, también es tu responsabilidad, ¿no? Como periodista musical, pues agarrar y ver también qué está pasando del otro lado, ¿no?

Así como también es importante, por ejemplo, irnos como darle también un poco más de historia a la gente, ¿no? De la música, porque yo creo que actualmente no tenemos registros, o demasiados registros de lo que pasa, ¿no? Y eso no solo en la música, sino en las artes en general. Entonces, pues uno como periodista es el pequeño granito de arena que debes de ir poniendo, ¿no?

Julián Woodside:

Llega a ver, yo diría que hay algunas plumas interesantes y gente que aborda de manera un poco más crítica, pero el problema con esos temas es que se escriben una vez y ya. O sea, como no se le da un seguimiento periodístico, es decir, así como se da el seguimiento de si llegaron las vacunas o no, y si se cumplió o no, etcétera, es como, oigan, ¿cuántos músicos han muerto? O sea, muerto de cáncer, ¿no? Por ejemplo, el caso de Zette y en su momento Rita, todo el tema del tratamiento con José Cruz, y eso pasó en su momento cuando Alex Otaola también tuvo una hospitalización y él después hizo una página web agradeciendo, etcétera, etcétera. O sea, tal cual, los medios tendrían que estar de otro artista más. O sea, vamos a problematizar el tema de la seguridad social para los artistas independientes.

Hay una serie de cosas, ¿no? Y de repente me dicen, ¿por qué no lo haces tú? Y es bueno, porque escribo de eso, escribo de violencia de género, escribo de exclusión, o sea, y pues más bien, hago textos que integren un poco todo eso porque si no, no te da la vida, porque realmente falta mucho que escribir en ese sentido.

O sea, cuando fue en su momento lo de Los Explosivos y este caso de violencia de pareja, antes de que pasara lo de #MeToo, etc., editores de medios, no voy a mencionar cuáles, decían, eso es nota rosa. Y es, híjole, o sea, no, o sea, es parte estructural, pero eso sí, si pasa en Estados Unidos con Burger Records o algo así de, ay, no, sí, están actuando, etc., ¿por qué cuando ocurre en otros lugares sí, no acá? O sea, y es falta de creatividad incluso, o sea, porque hay tantos temas de qué hablar.

En varias ocasiones él enlistado, si falta problematizar la precariedad de los músicos, falta problematizar el tema de la inseguridad y cómo no puedes hacer una gira por este país por el tema del narco, falta problematizar el tema del techo cristal y la exclusión hacia las mujeres y la violencia de género, falta problematizar el nepotismo y la corrupción en la industria, falta problematizar el arribismo y el clasismo, etc. Bueno, ahí lentamente saco ese artículo académico, ese artículo periodístico, etc. Pero, pues bueno, o sea, este… tampoco es tan difícil hacerlo.

O sea, cuando hice un texto que es el de que haya más mujeres headliners en los festivales, retomé justo, obviamente, también tratar de retomar quiénes han escrito qué, y entonces retomé de distintos medios los listados que se hacían de porcentajes, ¿no? Datos estadísticos, etcétera. Ahí va ese texto.

Es decir, hay muchas formas de que puedes sacar incluso un reportaje sencillo. buscando testimonios de dos, tres músicos, músicas, alguien que represente o buscar la ley, o sea, vamos, ya es hasta un tema de googlear y lo encuentras,

Elizabeth García:

Por ejemplo, mencionabas al inicio de tu cuestionamiento que los temas del #MeToo, los temas de la pandemia, cómo afectaron a los artistas, a los foros. En mi caso yo sí toqué todo eso, o sea, yo sí les preguntaba, por ejemplo, a la gente de Gato Calavera, que pues, ¿qué pasó con el hogar? que si se pudo retomar, que qué van a hacer con ese lugar, que ahora cómo están con el nuevo espacio que tienen, que es un espacio pues diferente, de hecho el nombre es diferente.

La cuestión del #MeToo, sí, me acuerdo que cuando salió, pues obviamente fue un tema que no solo se trató como, ay, acusaron en el #MeToo a tal personaje, sino que se dio un seguimiento, ¿no? Bueno, a ver, en Twitter están poniendo esto, igual si hay chance de buscar a la persona o a la chica, la chica que denunció nos quiere, a lo mejor de forma anónima quiere hablar, pues aquí está el espacio. Y también preguntarle al músico, porque aquí es también de las dos cosas, o sea, tú no puedes ser… juez, ¿no? O sea, uno nada más tiene que ser objetivo, entonces al momento de ser objetivo, pues sí tienes que darle voz a la persona que está denunciando, pero también voz al personaje que se le está denunciando para tener las dos versiones y pues te digo, sí se hizo y en otros casos que me ha tocado de #MeToo, también se hace eso, ¿no? Ya depende de la persona, de las personas si quieren hablar o no, si quieren que se digan su nombre real o un seudónimo o un anónimo o no. Entonces uno tiene que hacer la chamba ya. Si ellos a lo mejor dicen, no, no, ahorita no quiero hablar de eso, bueno, también respetar, o sea, intentar un poco más, intentar un poco más, pero pues tampoco ser así de, no, este sí, pero dime tú, la violaste, o sea, tampoco, ¿no? Ser un poco más, pues sí, pues ahí no recatados, pero saber cuál es el límite también de las otras personas.

Ricardo Bravo:

Hay veces que también en este juego de las redes sociales y de algunas notas, sí llegan a salir algunas notas verdaderamente que tienen que ver con otras cosas, que sí, normalmente sí, yo durante tantos años me he mantenido muy al margen de notas que no tienen que ver estrictamente con la música o en este caso con decesos trágicos que sí se vuelven pérdidas para el rock mexicano.

Fuera de eso, realmente yo creo que los periodistas de música debemos abocarnos justamente a eso, a la música. Y si hay algunas otras circunstancias, por ejemplo… Yo traía a la mente el exceso en el que se cayó, por ejemplo, cuando se manejaron las notas de Leo, de Zoé, aquellas famosas notas que se dieron donde lo hicieron pedazos definitivamente por aquella detención que sufrió y la desafortunada escena que protagonizó.

Yo creo que eso sí, darle tanto espacio a eso, regodearse tanto en eso. Muchísimas verdaderamente ya insulso, ¿no?, como que no tiene nada que ver, al menos, como dices, de nuestro lado, ¿no? Ya a lo mejor los que buscan el amarillismo y todo eso, que a lo mejor no son necesariamente periodistas de rock, pues que se reordenen ahí, ¿no? Que se revuelquen en ese lodo, pero realmente yo creo que nosotros sí tenemos que circunscribirnos a lo musical y en este caso, cuando son pérdidas, pues a la pérdida también en esa misma línea, ¿no? En la línea musical.

Julián Woodside:

Y es que lo que he visto de repente es que también lo hacen solo por moda, ¿no? Es como, ah, bueno, #MeToo, entonces, todo el mundo se va a eso, ¿no? Y es va, pero pues un año después, o sea, a un año del #MeToo, o sea, la gente ni se acuerda cuándo estalló lo del #MeToo previo a que pasara lo de Armando Vega Gil y eso, ¿no? O sea, como hay una serie de cosas que pues es chamba periodística, ¿no? Que se puede ir documentando. Yo creo que no es imposible, pero para eso se necesitan dar cursos más críticos, estrategias de formación más críticas. Sí veo cambios, pero al mismo tiempo, pues también es, o sea, si prefieres leer a Simon Reynolds que a David Cortés, pues ya hay un pequeño problema, porque lo que dice Simon Reynolds, además de que es masturbatorio la mayoría de las veces, está construyéndote una lógica desde otra latitud.

Miriam Canales:

Sí me parece desafortunado que nada más se aborde cuando están en la tragedia. Lo ideal sería que hubiera, digamos, una… Pues no había una red de apoyo en general, pero sabemos que no la hay. Y eso es algo que también se ha ido luchando en el premio periodístico por años, pero pues no, no o sea, porque también otros estamos expuestos, eso indiscutiblemente. Así que, pues ahora sí que cojeamos todos del mismo pie. Y porque sabemos de antemano que la vida de un músico es complicada. Yo no digo que la del periodista sea un lecho de rosas, para nada, y mucho menos ahora, por lo que ya te manifesté anteriormente. Pero un músico no la tiene fácil, o sea, yo también trato de ser empática. Y está lleno también de episodios oscuros de que si va a ser aceptado, que si su música va a ser censurada o no, que si va a ser tomado con seriedad o no, que si el arte va a ser apreciado, va a tener un buen timing o no va a tenerlo. Y también de que se atraviesan cosas que tienen que ver con la vida social, con la juerga, con sus propios demonios internos, entre muchas otras cosas más. Y tampoco hay que romantizar eso, es un tema de salud, ¿no? También debiéramos, yo te lo digo abiertamente, deberíamos cuidar a nuestros músicos, deberíamos cuidar más a nuestros intérpretes.

Panorama de las mujeres periodistas

Hugokóatl:

Violencias de género, invisibilización, techo de cristal, micromachismos. Los feminismos le han puesto nombre a estas y otras prácticas que se manifiestan en todo tipo de actividad y el periodismo de rock en México no es la excepción. Andrea Quintana, Elizabeth García y Miriam Canales hablan de su experiencia y cómo ven la situación actual.

Elizabeth García:

Siento que cuando empecé hace 11 años… Pues sí, casi no había mujeres. Entonces, pues a lo mejor sí. La verdad no recuerdo si me veía feo o algo así. O sea, como que estás muy chiquita. Sí, yo cuando empecé tenía 21 años. Entonces, sí, se estaba muy pequeña. Todo, pues iba a los conciertos y normal. O sea, como que no me fijaba tanto en ese tipo de situaciones.

Eso que dices de que sean más machistas y todo, eso lo he vivido pero como muy fuera del trabajo, ¿no? O sea, en el trabajo la verdad siempre me han respetado nunca he tenido como, al menos en el metal, nunca me ha pasado que ay, sí, porque es mujer y porque aparte está chiquita o no sé, está joven ya me hagan menos, al revés, o sea, siento que con, bueno, con los metaleros como internacionales, es donde me he llevado muchas sorpresas buenas, porque son súper amables, o sea, los que tú pensarías que, ay, son más rockstars, ¿no? No, o sea, al revés, son súper amables. Y aquí en México también.

Es que siento que cuando se dan cuenta que sí sabes. O sea, que llegas como con una persona de, ay, hola, ¿y si quieres tomarme una foto contigo? O sea, no. O sea, cuando llegas, la forma en la que llegas, la forma en la que te manejas, o sea, si eres una persona, yo te digo que yo soy como muy seria con mi trabajo, porque sí pongo como una barrera, o sea, como muy marcada de, a ver, yo vengo a hacer mi trabajo, no te voy a venir a alabar, no te voy a venir a ligar, o sea, no.

Andrea Quintana:

Creo que al final de cuentas sí hay por ahí. compañeras, ¿no? Que están en el gremio y que hacen muy bien su trabajo, ¿no? Pero creo que al final de cuentas también el mundo del rock te hace ser, ¿cómo ponerlo? Te hace ser más dura. ¿Por qué me refiero a más dura? Porque yo sí he visto muchas chavitas que dicen, ¡Uy, yo soy reportera! Y van y lo único que quieren es otra cosa, ¿no? No están realmente metidas en su papel de yo soy reportera o yo soy fotógrafa y mi misión es hacer las cosas para mi público y para informar.

Y sí es mucho más difícil que a ti como mujer tal vez sobresalgas. ¿Por qué? Porque tampoco tal vez hay muchas mujeres que les guste el periodismo musical. Y creo que lo que siempre les he dicho y lo que yo siempre he hecho durante todos los años de mi carrera es que no hay muchas mujeres que les guste el periodismo musical. pues es siempre ser profesional, ¿no? O sea, si tú vas a una entrevista, puedes ser profesional, ver que te informaste, ver que preguntas, ver que preguntas cosas interesantes. Entonces, cuando tú empiezas a ser más profesional, pues la gente te empieza a ver de otra manera, ¿no?

Miriam Canales:

No me había puesto a pensar, me parece interesante eso que me preguntas, de que si alguien me hizo a un lado en algún reclutamiento. Yo creo que sí, ¿eh? Yo creo que sí, pero no lo pensé seriamente en ese entonces. Solo que ahorita no quiero decir nombres. Y no me lo tomo como algo personal, ¿sabes? O sea, lo que te dije hace rato. No me lo tomo como algo personal. Pero es que a mí sí me gustaría que hubiera más mujeres haciendo periodismo con mayor seriedad y mayor rigor.

Elizabeth García:

Y lo que te digo, cuando yo empecé, la verdad es que sí éramos muy pocas chicas, pero ahorita obviamente ya hay más y qué bueno, y más chicas más jóvenes, o sea, más jovencitas como a lo mejor a mí me veían las chavas que tenía en mi edad cuando yo empecé, pero ahora sí ya veo más chicas que sí saben y que les gusta y que hacen sus medios, a lo mejor hacen sus páginas nada más por internet, sus Facebook, sus pages de periodismo, pero sí siento que le echan ganas

Andrea Quintana:

Y sí es más complicado ver mujeres que estén interesadas, pero por ahí creo que la generación que viene como abajo de mí, pues hay muchas chavitas que pueden ir subiendo y que pueden ir aprendiendo, pero sí siempre dejando de lado esa parte de fan, ¿no? O sea, sí eres fan, pero primero eres periodista y primero eres profesional en lo que haces.

Miriam Canales:

Te puedo mencionar un ejemplo de una chica que me gusta mucho su trabajo, que es Daniela Jurado, que está ahorita en El Universal y también está en el IMER, tiene 25 años y es muy buena colega. Digo, también sería padre que hablaras con ella. Está otra mujer que se llama, bueno a mí me gusta mucho el trabajo de Delia M., no sé si la ubiques, ya es una veterana y está ahorita en Ibero 99 en un programa que se llama Las Emisiones Nocturnas, que yo escucho. También está Pilar Ortega, ella también ya tiene muchos años en este medio, por lo menos unos… desde los 80, y ella fue editora de Círculo Mix-Up, con quien trabajé, y yo estoy muy agradecida con ella y tenemos muchas afinidades, es una mujer que también sabe mucho de rock y de música y de la industria, sobre todo cómo se maneja la industria, junto con su marido Mauricio Hammer, con quien estaban a la cabeza de la revista Círculo Mix-Up. Pues Julia Palacios también, que está escuchando su programa de Obladioblada, ella también, pues también es veterana. Bueno, muchos toman como referencia a Patricia Peñaloza, pero yo no coincido mucho en su trabajo. Y repito, no es nada personal, pero no comulgo con muchos de sus ideales. Aunque reconozco todo el trabajo que hizo en La Mosca. Está Verónica Massa también. Verónica también es una mujer muy profesional, muy inteligente, y ella, también trabajé con ella en Milenio. Ahorita ya no está tan metida en rock, pero también hizo muchas aportaciones y también tiene un libro que se llama Sinfonía del Placer. Lo sacó hace dos años.

Y yo quisiera que hubiera, no sé por qué no somos tantas, ¿sabes? O sea, en algo estamos fallando, así te lo digo abiertamente. Ojalá haya chicas que realmente tengan el valor, ese sería mi mensaje, que haya chicas que tengan el valor de la conciencia y la seriedad de que este medio es complicado. Pero al mismo tiempo tiene cosas fascinantes y hermosas y se puede aprender mucho y también se puede tener, aunque se me cursi, se puede ser feliz. Siempre y cuando se asuman los riesgos que hay.

Una vez, en junio de los… te voy a pasar un artículo que escribí acerca de Los Ángeles Azules y por qué no me parecía… me parecía una imposición del Vive Latino. Entonces, eso fue también en ese mismo año, 2013. Entonces, pues llegó a su productor, Camilo Lara, me enteré. Y un día tuve una discusión con él en Twitter, hasta que me insultó y me dijo que yo era una rata bodeguera, y de inmediato me bloqueo, pero dirá que esto no es cierto. Y en ese entonces no ocurría el #MeToo. Y después yo lo estoy viendo en Rompan Todo, que está hablando de como todo un manexplicador del 68 y que el rock, cuando digo… O sea… ¿Sigues creyendo que tienes la última palabra? O a Humberto Calderón Porque esa es la palabra, esos son manexplicadores. Y a fin de cuentas no es gente que tenga tanto peso en la industria. Y eso lo digo yo y lo decimos otros. Esta cosa que es el mansplaining.

O sea, más allá del asunto personal, o sea, no había aparecido el #MeToo como para decir, ah, mira, este me dijo, me insultó en redes sociales. No lo había. O sea, todavía estaba este entredicho de que… Pero yo sí puedo atribuirle ahí una cuestión machista o misógina más bien como esta… no le gusta mi trabajo porque no era una cuestión personal, pues yo puedo llamarle rata bodeguera.

Elizabeth García:

Y ahorita me acordé de una vez que me pasó que sí me… La persona que iba a entrevistar, pero no es de metal, era de rock, de rock mexicano, así tipo de bandas que tocaron como en Avándaro. Ya tiene tiempo, fue como en el 2014. Llega la persona, o sea, llega el músico y era una persona pues ya como de unos 60 años más o menos y llega con su hijo, entonces pues ya se da cuenta que yo fui ahí en las oficinas del diario en el que estoy y ya llega el señor y todo. Y así, no, pues siéntese. Y entonces ya me siento yo y digo, ay, pues mire, pues vamos a empezar la entrevista. Y me dijo, ay, ¿tú me vas a dar la entrevista? Y yo, sí. Es que tú te ves muy joven. Tú ni siquiera habías nacido cuando yo ya tocaba. Y yo así, ajá, sí. Me dijo, sí, pero es que a mí me gustaría que me entrevistara alguien que sí supiera. Y yo, bueno, pues si quiere. O sea, si no, pues ahí está la puerta. Y ya así como que su hijo le dijo, no, pues papá, espérate ahorita, ¿no? Vamos a platicar con ella y todo, ¿no? Entonces empezamos a platicar y como que el señor no quería. Entonces yo la verdad fue como, bueno, si usted no quiere, pues yo voy a hacer mi chamba con su hijo, ¿no? Que también él tocaba en la banda ahora, que era como de mi edad más o menos. Entonces, bueno, empiezo a platicar con él y todo, y pues, bien, o sea, súper bien, y ya como que el señor, este músico, se dio cuenta que, pues yo sí sabía, entonces ya como que rompió su barrera y pues ya al final me dijo, oye, sí te quiero pedir una disculpa porque, pues sí me porté mala onda, pero es que yo hasta pensé que tú eras como la recepcionista nada más, porque tal vez muy joven, o sea. Generalmente los reporteros son hombres y pues ya son como mayores y así de, pues sí señor, pero las cosas están cambiando.

Censura

Hugokóatl:

Según Reporteros Sin Fronteras, México ocupa el lugar 143 de 180 en su clasificación mundial de la libertad de expresión 2021. ¿Esta situación tan ruin en la que se encuentran los periodistas en el país alcanza a los periodistas de rock? ¿Hay censura que impida el trabajo de esta fuente? ¿Tú qué opinas, Julian Woodside?

Julián Woodside:

No, no, o sea, no, no, no, en lo absoluto. Y creo que si algún periodista musical lo dice… Es ridículo, o sea, en algún momento Paco Zamudio decía, bueno, pues sí me cerraron puertas para… cubrir eventos, o sea, eso. Pero técnicamente no es censurar la libertad de expresión, es limitarte el acceso a la fuente, ¿no? Pero vamos, si lo que te limitan es que ya no te dan pases para el Vive Latino, yo prefiero, o sea, preferiría mil veces pagar y no tener ese conflicto de interés.

Andrea Quintana:

No, la verdad es que creo que en el periodismo musical está un poco más complicado que te censuren, ¿no? Más bien, creo que la censura podría venir más… sobre lo que se dice de las bandas, pero a nivel promotoras, tal vez a nivel de disqueras, creo que por ahí podría ser un poco más factible.

Ricardo Bravo:

En cuanto a la censura, ya como tal quizá de un medio o algo, yo recuerdo por ejemplo cuando yo iniciaba, a lo mejor tenía dos o tres años de escribir, yo me inicié en el periódico El Nacional. De repente yo me iba con todo contra todos los productos plásticos que existían en aquel tiempo, entiéndase ahora lo que podría ser el equivalente al reggaetón, y me iba con todo contra Laureano Brizuela, contra Alejandro Guzmán, contra Timbiriche, diciendo que eran artistas inflados, que Laureano Brizuela pues… no tenía nada que ver con el rock y exhibí su carrera como baladista en Argentina y que cuando llegó a México fue cuando a Luis de Llano se le ocurrió ponerle una chamarra de cuero y lanzarlo como ángel del rock debido al boom que había del rock en tu idioma, ¿no?

A mí me pasó en este caso de Laureano Brizuela y con esto, que todos estos artistas o la mayoría eran de la disquera de Televisa, que entonces se llamaba Fonovisa Melody. Y lo que nos pasó fue que un día me hablaron en la oficina y me dijeron, ¿sabes qué? Hay que bajarle un poquito porque ya nos amenazaron que si seguimos publicando estas notas, nos van a quitar la publicidad de Televisa, ¿no? Que era algo muy importante para el periódico y para la sección, ¿no? Entonces ahí te das cuenta cómo a veces pueden presionar, ¿no? Que hay muchas maneras de aplicar la censura y presionar a algún medio, ¿no?

Elizabeth García:

En el periódico no, en el periódico de la censura la verdad es que no, ahí sí tenemos como que libertad, muchísima libertad y te digo, nos gusta tocar como este tipo de temas calientes. Del gobierno, de alguna entidad tampoco, la verdad no me ha tocado y pues es que también siento que un poco en el rock es complicado.

David Cortés:

Curiosamente, pues sí, a mí sí me han censurado y de hecho me censuraron hace poco, ¿no? En este año y fue, pues vamos, no sé, o sea, me pareció un poco surrealista porque yo entregué una nota que era como una declaración de amor y de lascivia tal vez de una cantante, y entonces a mí se me ocurrió entregarla justo cuando estaba cercano el 8M, esta fecha muy significativa para las chicas, pero yo ni siquiera la tenía en cuenta, ¿sabes? Y cuando yo la busqué, nunca se publicó, y después me dijeron, pues no, no se va a publicar, porque sintieron que era un poco, que no era el momento adecuado para que saliera. Entonces, pues a mí sí me extrañó porque dije, válgame, yo sé, tantas cosas que tiene uno que tomar en cuenta ahora.

Julián Woodside:

No, no, o sea, no hay un solo… Y es eso, podríamos escribir del narco, ¿no? O sea, yo he escrito algunas cositas muy leves, ¿no? Sugiriendo el tema del narco y como lavado del dinero de los festivales. Ya hay algunas fuentes por ahí, pero no, es una fuente intocable, ¿no? En un país donde justo sí mueres por ser periodista, donde hay muchos periodistas que prefieren ir a Siria o a otros lugares porque ahí hay reglas, porque como es una guerra abierta, ahí sí hay reglas y no te van a atacar, o sea, pero aquí, con ese periodismo, mis respetos, y ahí es donde está la verdadera victimización.

El periodismo roquero, o sea, no le cuartan nada de libertad de expresión, de la misma manera que a Molotov no le han cuartado nada de libertad de expresión, o sea, ni a De Nalgas, ni a todas esas bandas, o sea, México, los músicos e incluso Los Tigres del Norte, etc., no saben lo que es realmente censura. ¿no? O sea, este, vamos, tampoco se trata de llegar al caso de Víctor Jara, ¿no? Pero no, la censura musical ha sido, tibia completamente, ha sido más bien una autocensura muchas veces.

David Cortés:

Y bueno, también es cierto que hay mucha autocensura, vamos, por ejemplo, no podemos dejar a un lado que Ocesa, pues, es un monopolio, ¿no? Y entonces hay mucha gente que no quiere escribir nada en contra de Ocesa por temor a perder sus acreditaciones, ¿no? o cosas de ese tipo, y pues se pierde la perspectiva de lo que es nuevamente el reportero, el que informa, ¿no? Y muchas veces se da con la connivencia también de los editores que pues no exigen lo suficiente en ese sentido, ¿no?

Elizabeth García:

A veces siento que lo peor es cuando uno se autocensura, o sea, cuando dices, no, es que esto sí está demasiado, o sea, es demasiado, está, o sea, ya está en un nivel que sí, pues sí, o sea, vas a tocar fibras muy sensibles y a alguien va a salir molesto, pero no intento como quitarme eso. Si tengo alguna duda, pues voy con mi editor o con mi editora o con algún compañero. que tiene muchos años en esto y como que no, te censures porque a lo mejor es un tema pues caliente, pero en la cuestión del rock no, no recuerdo que haya tenido alguna censura.

Situación laboral

Hugokóatl:

Este tema es bastante triste si ya andas bajoneade mejor sáltatelo ¿se puede vivir del periodismo de rock? ¿se tienen los derechos laborales básicos? ¿cómo anda esta situación?

David Cortés:

Yo creo que ahorita está muy fregado no nada más allí sino en muchos lados, o sea cada vez digamos, la oportunidad de encontrar una estabilidad en un medio, o sea, es más difícil, ¿no? Digamos que también las empresas cada vez están pensando en tener menos gente a la que le tengan que pagar por antigüedad y que ellos mismos propician la rotación de su personal, ¿no? Para evitar ese tipo de pago de prestaciones.

Entonces, es una época muy difícil. Yo no sé si nada más para el periodismo musical o para el periodismo en general, pero creo que esta cuestión del capitalismo voraz nos ha llevado hasta estos puntos donde la incertidumbre es grande.

Yo pues yo soy veterano, ya soy digamos entro en el rango de viejo, ¿no? Para los chavos, entonces pues digamos todavía tengo la fortuna de hacer algunas cosas, pero… pero también es cierto que yo siempre he escrito… mi trabajo como periodista siempre ha sido como freelance, muy pocas ocasiones he estado yo dependiendo de un medio, yo tengo mis ingresos de otra profesión que es la del profesor y esto pues lo hago porque siempre me ha gustado y porque tengo ya muchos años de hacerlo, pero si no no sé si yo podría no podría haber sobrevivido de esto.

Ricardo Bravo:

Yo creo que en la mayoría de los casos se vuelve mucho más complicado, es muy difícil hacer una carrera. Y para tener estos beneficios de los que me hablas, digamos de cualquier empleado, de cualquier otra profesión, pues lo que se requiere es estar vinculado a un solo medio. Con ese medio… puedas a lo mejor alcanzar ya ciertos años o ir trabajando en varios medios, si de repente trabajaste varios años en uno, pues pasar a otro, ir sumando tus años, pero muchas veces es súper complicado porque para lograr eso tienes que ser un empleado de planta y normalmente muchos de los periodistas colaboradores, pues somos eso, colaboradores y somos externos, y no podemos alcanzar ese estatus, ¿no?

Entonces sí se vuelve bien complicado, sobre todo con una perspectiva de los años, ¿no? Cuando te das cuenta que a lo mejor llevas 20, 30 años, en mi caso llevo más de 35 años ejerciendo y no tengo ese respaldo que a lo mejor alguien que va a una oficina durante 30 años ya sabe que ya tiene, se va a jubilar y va a tener ahí su pensión, ¿no? La verdad, eso en el periodismo es muy difícil, a menos de que te conviertas en un empleado de planta.

Julián Woodside:

Y en este sentido es muy precario, es sumamente precario el gremio, es sumamente intercambiable. Es decir, si tú no escribes, va a haber 20 más personas que van a estar dispuestas a escribir, etcétera, etcétera, que no tiene nada de malo, pero pues si no haces un medio rentable y tu profesión no es rentable directamente, lo que haces, salvo contadísimas excepciones, que entonces te tienes que abocar a estar todo el tiempo entrevistando, entrevistando, entrevistando, y entonces, ¿qué es lo que pasa? Que pierdes contenido. O sea, no hay como… como esa posibilidad de darte un poquito de distancia para generar un contenido más crítico.

Andrea Quintana:

No, la verdad es que yo, desde el punto de vista, mucho lo hacemos por amor a la música y amor al arte. Realmente todos los que trabajamos en Pólvora trabajamos en otras ramas, ¿no? Entonces creo que sí es muy difícil que tú como medio y como medio emergente, porque pues al final de cuentas yo considero a Pólvora todavía. O sea, sí es un medio muy grande, pero a la vez es un medio que, como habla de puro rock, sí llega a ser muy, pues no tomado en cuenta, ¿no? Para ya sea las empresas, entonces sí es muy difícil, pues vivir, ¿no? Del periodismo musical tal cual. No es como, no sé, de estar trabajando tal vez para algún medio y, no sé, tipo… TV Azteca o algo así, donde pues la música es como algo complementario a lo que hacen. Entonces, no es fácil vivir de el periodismo musical.

Miriam Canales:

Respecto al punto de que se puede vivir de esto ahorita, no. No, ahí no tengo ningún problema en decirlo. Creo que se pudo haber vivido bien hace unos años, pero ahora no. A menos que estés alineado con la 4T, a quien le caiga el saco.

No se puede vivir por lo siguiente, porque todavía hasta hace tres años había más apertura y más dinero, más presupuesto más bien en cuanto a la comunicación institucional. El periodista debería estar viviendo esto, no. no deberíamos estar esperando realmente que el gobierno nos dé algo, o realmente nadie. Pero pues en este país estaban auspiciados y algunos pues perdieron eso, y no necesariamente es un chayote, es un gasto presupuestal, porque la gente a mí me desconcierta y me perturba cómo están usando tan ligera la palabra chayote. No, no necesariamente lo es.

Y por otro lado, pues uno como periodista debería buscar otros tipos de financiamiento en cuanto a los medios. Y ese es un tema bien complicado que no solamente ha ocurrido en México. Eso es algo que se está viendo también a nivel global. De cómo puede ser sustentable sin estar buscando apoyos institucionales.

Julián Woodside:

Entonces tienes que desarrollar un medio con un área de comercialización sumamente sólida y que no negocie nada por especie y que marque pautas también de publicidad con disqueras. Y eso te va, te hago pautas, pero tú como disquera, tú como artista, tienes que pagar porque esto es publicidad. Que ese tema de la payola de repente no es que la payola sea mala y sigue existiendo payola, es que era disimulada como contenido serio, no oficial de la disquera.

Ricardo Bravo:

Para los que realmente tengan esta vocación, pues yo creo que el único consejo es… verdaderamente a tratar de marcar una diferencia, tratar de aportar algo que alguien no esté haciendo y no volverte uno más de los que están dándole copy-paste a los boletines que te llegan y con eso creer que ya, que solamente te gusta el bluff de decir que tienes un medio y que con eso creas que ya estás haciendo algo, ¿no? Yo creo que hay que ir más allá.

Influencias

Hugokóatl:

El final se acerca y lo mejor es hacerlo con un tema más agradable. Hablemos de influencias. ¿Quiénes inspiraron a estas entrevistadas y entrevistados a meterse a esto? Te recomiendo sacar la pluma o tener el celular ahí listo por si quieres apuntar algún nombre.

David Cortés:

Sí, pues mira, yo creo que la influencia pues era la gente a la que yo leía, ¿no? O sea, cuando yo empecé en esto, o sea, estoy hablando… personas como Walter Schmidt, como Oscar Sarquiz, como Antonio Malacara, como posteriormente fue Xavier Velasco, José Luis Pluma. O sea, esas personas que yo veía los nombres cuando firmaban sus notas, pues yo quería ser así como ellos, ¿no? Tengo que decir que no necesariamente eran un ejemplo, muchos de ellos en cuanto a la buena corrección al momento de escribir, ¿no? Ese no era mi ejemplo, era así como, pues yo quiero hacer eso. Después, pues la… la influencia o el trabajo se va puliendo por lo que vas aprendiendo en la escuela, por las lecturas que vas haciendo, porque desarrollas el oficio. Pero así de entrada, pues esta gente fue como fundamental para mí.

Ricardo Bravo:

Participando en una sección de rock que había en El Nacional, que fue en el periódico que yo empecé, de repente me di cuenta que allí estaban escribiendo algunos de los periodistas más reconocidos en ese momento, como el caso de José Xavier Návar, de Oscar Sarquiz, entre algunos más. Y la verdad es que siempre, como Xavier Velasco, en su faceta de periodista de rock, antes de volverse el escritor maravilloso con el cual contamos hoy, y ahí me di cuenta, me atrajo muchísimo y me influenció muchísimo, me inspiró el trabajo obviamente de Xavier. y el trabajo de Oscar Sarquiz, ¿no? Su manera de expresarse, el caso de Xavier, pues, que lo ha llevado hasta donde ha llegado ahora, y con esa… manera de envolverte en sus textos, y en el caso de Óscar, con esa casi erudición que tiene del rock, que sabe todo, y eso yo creo que es lo que le da, cuando él habla, está hablando una persona que ha oído todo acerca del rock, y eso le da un peso enorme, y entonces era como decir, un poco inspirarte de ellos dos.

Miriam Canales:

De gente mayor, te dije David Cortés. Me daba mucha risa lo que escribió García Michel en su momento en La Mosca, con quien también trabajé, o sea, Pepe Návar, ahí me daba, bueno, me sigue dando risa lo que escribe, pero ahora en Facebook. Oscar Sarquiz, definitivamente, que es el decano del rock mexicano, no sé si ya hablaste con él. Rafael Catana, que tiene el programa Pueblo de Patinetas desde hace muchos años y ha apoyado mucho al rock mexicano en Radio Educación. también he trabajado con él, con el Catana.

A ver, es que de hecho he conocido gente últimamente que no había, o sea, sé que estaba ahí, pero hasta ahorita la estoy tratando, pero esto ha sido de manera virtual. Digo, ya de gente grande Delia M., ya tienen muchos años en el medio.

Ah, bueno, de extranjeros, pues a mí definitivamente, cuando leí las crónicas de Lester Bangs, dije, ¿qué tipo tan loco? Aparte se murió de una sobredosis de analgésicos, no sé qué tanto lo haya, no sé qué tanto lo conozca.

Hugokóatl:

¿Me puedes repetir su nombre?

Miriam Canales:

Lester Banks, B-A-N-G-S. Todos son los que se me ocurren.

Julián Woodside:

Híjole, interesante, ¿no? Porque también, y eso lo he dicho en varias ocasiones, ¿no? Yo no leía, no leo medios musicales. Me acuerdo una revista que existió hace muchos, muchos, muchos años, y me acuerdo que leía, por ejemplo, cosas que escribía Nayef Yehya, se pronuncia. O sea, como que recuerdo haber visto su nombre y eso, ¿no? O sea, pero yo te puedo decir que ni leí La Mosca, ni nada de esto, ¿no? O sea, como que más bien empecé a escribir nuevamente como alguien arribista que quería documentar lo que pasaba en otros lugares y en querer imponer mis gustos hasta que de repente descubrí la escena de Guadalajara y dije, ay, güey, ¿no? O sea, aquí en México hay algo que está muy cabrón y que nadie está documentando, ¿no? En el proceso, profesionalmente, pues conocí a gente como Paco Zamudio, como David Cortés, que pudiéramos haber tenido o no diferencias, pero por lo menos hay un profesionalismo y hay un reconocimiento.

Andrea Quintana:

Bueno, pues yo comencé a leer hace muchos años a Chava Rock en La Jornada, y pues bueno, fueron de las primeras plumas que yo… que yo identificaba, ¿no? Tenemos también, no sé, tipo, yo veía mucho MTV, veía mucho Much Music, leía mucho tipo La Mosca, que era como lo que había, y mucho también a través de internet, ¿no?

Elizabeth García:

Pues bueno, ¿de quiénes leía? Pues cuando estaba en la secundaria o en la bachillerato, yo ya quería como dedicarme a esto. Entonces yo seguía a la revista La Mosca, esa me gustaba mucho, que sí te digo, era como de los… como de la década de los, la primera década de los 2000, ¿no? Por ahí del 2004, 2005, coleccionaba la revista Switch, que fue como que por esa revista la que dije, yo quiero hacer eso, ¿no? O sea, porque me acuerdo que entrevistaban a Nine Inch Nails y así de, wow, ¿no? O sea, bandas que me gustan, a Placebo, que en ese momento eran como bandas que me gustaban mucho. Entonces, yo coleccioné muchísimas de esas revistas y era como que muy, muy fan. Entonces, fue de, wow, ahorita no me acuerdo así como que de nombres en específico, pero sí era como que yo quiero hacer eso, ¿no? O sea, yo quiero hacer lo que hacen ellos.

En ese entonces también me gustaba mucho, bueno un poquito más atrás, como por el 2000, 2001, me gustaba también lo que hacían como en MTV, un poco lo de los VJs, que me hacían como que como son en realidad los conductores, o sea que no saben mucho de música, pero me gustaba que le daban espacio como, a mí ya en ese entonces me gustaba el metal, entonces me gustaba que le daban espacio como a esos géneros, pasaban a Korn, a Linkin Park, a Pantera, a Metallica, entonces decía, wow, o sea, qué bien que hay espacio como para pasar eso y aunque al mismo tiempo pasen a Sin Bandera y esas cosas que estaban como de moda, ¿no?

Una que se llamaba Gótica, también me gustaba mucho. Lo que hacía Ruth, Ruth Milca, me parece que se llama, que hacía en el Canal 34, que también yo la veía y también hace como entrevistas más a urbanos, ¿no? Que a Lirán Roll, al Haragán, a Tex-Tex, pero también hablaba como de cosas de metal y también hablaba de como a Tremenda Korte. Entonces, también eso.

Ella me acuerdo que me gustaba mucho en ese entonces, en esa década. Ya cuando iba como en la universidad, igual todavía me acuerdo que seguía a Switch y empecé a ver, bueno, a seguir más bien a un blog. Eso ya fue como por el 2009. Quería yo participar en ese blog y me acuerdo que Search and Destroy me parece que eran.

Hugokóatl:

Search and Destroy, sí. Bueno, había uno así con ese nombre.

Elizabeth García:

Pero sabes que sí, ahí eran como puros hombres. Entonces yo me acuerdo que mandé varias veces un mail y nunca me contestaron. Yo en ese momento sentí que era porque yo era mujer, entonces así como que fue de bueno, y más porque pues era mujer y en ese entonces tenía como 20 años, entonces sí fue así como que, uy, no, pues seguro es por eso, ¿no? Nunca supe, nunca me contestaron. Y ese blog pues murió, según yo ya no volvía a saber nada de él.

Y en ese entonces por ellos conocí a Luis Jasso, que también es una persona importante en el mundo, en la escena del metal en México, que él es el que hace la batalla de metal de bandas que participan en un festival que se llama Wacken, que es un festival alemán, y él tenía un blog, bueno, tiene, porque actualmente todavía lo usa, pero en ese momento él tenía un blog que era como que si Jasso lo decía, lo tenías que escuchar casi casi, ¿no? Entonces él, afortunadamente, yo tengo una muy buena relación con él actualmente y hemos trabajado muchísimo en muchos proyectos en los que él ha estado, con muchas bandas que él ha tenido. Entonces, él era un… Sigue siendo para mí un referente de lo que es el metal, el periodismo de metal en México.

Nuevos talentos

Hugokóatl:

Vamos con el otro extremo de la línea del tiempo. ¿Qué periodistas actuales, nuevos valores, por así llamarlos, recomiendan? Mejor no sueltes la pluma o el celular.

Elizabeth García:

Y de lo que dices de actual… Pues actualmente, pues mira, bueno, yo… cuando siempre me preguntan así como de bueno ¿y a quién recomiendas? de los que están actualmente pues a mí me gusta mucho lo que hace Pólvora Rock el sitio de Andrea Quintana y su novio André Dulto, ¿por qué?, porque siento que ellos son como la combinación de ser una página que nació por el amor al rock y que a mí le han macheteado o sea, durísimo, o sea, ellos, pero sin amiguismos, sin que hagan lo que tú preguntabas de, ay, queda bien, o sea, ellos no son queda bien, o sea, ellos sí hablan como con la verdad, si les gusta algo lo dicen, si no les gustó algo también lo dicen, tienen muchísima variedad de contenido, tanto de los géneros musicales, o sea, pues… hay rock, hay metal, hay hip hop, hay reggae, o sea, tienen como… todos especialistas de todo y si lo danos así, son honestos pues, son personas que lo hacen por pasión, pero sin ser quedabién. Entonces, eso me gusta mucho de ellos. Me encanta cómo han manejado la página. Y, pues, no es porque sean mis amigos, pero la verdad es que sí. De los medios que hay en México que tocan metal y que hablan de estos géneros, son, la verdad, de los únicos que yo sigo, porque de los demás, como que, a lo mejor no me he clavado más. Pero, pues sí, para mí son como referentes ellos. O sea, ellos hablan de lo que está en tendencia, de los conciertos virtuales, de los conciertos ahora que ya hay presenciales, hacen entrevistas, hacen reseñas de discos, de todo, hasta tocan cine. O sea, ya tocan otros temas, ¿no? Que a lo mejor no tienen que ver con la música y el rock. Entonces, para mí, ellos son como, pues sí, ¿no? Los que sigo.

Andrea Quintana:

Mis páginas a seguir o mis pasos a seguir son tipo Loudwire. O sea, yo admiro mucho esa revista por todo su periodismo y por todo lo que hacen. No sé, por ejemplo, de medios emergentes, si no estoy súper, súper desconectada.

O sea, te puedo decir ciertos periodistas que conozco, no sé, por ejemplo, tengo una amiga en El Metro que escribe súper padre de las entrevistas. Se llama Eli y para mí se me hace genial porque aparte de que es súper fan de la música, hace muy bien sus entrevistas. Pero en sí sí estoy muy desconectada en cuanto a nuevos talentos, ¿no?

Porque te digo que muchos sí desaparecieron en la pandemia y me quedé así como, bueno. Y no me he dado tal vez a la tarea de volver a ver qué pasó con ellos, ¿no? Y lamentablemente, digo, no voy a mencionar nombres, pero sí siento que muchos de los medios actualmente siempre están como muy basados en envidias, ¿no? Y de que tú eres más que yo, tú… Entonces, nosotros siempre desde que pensamos Pólvora… Nos salíamos, por ejemplo, con Francisco Zamudio, que era un gran amigo, y pues él nos ayudó muchísimo. Tenemos así a varios pesos pesados y todo, y a nosotros lo que nos hubiera gustado muchísimo es crear algo editorial con todas esas tal vez revistas en internet que hay, pero pues nunca se pudo, entonces al final pues nos enfocamos como a Pólvora. Y pues ya no volvemos como a intentar escribir en otros lados.

Miriam Canales:

Pues ya lo dije a Daniela Jurado. Hombres, es que no he tratado a tantos hombres, ¿sabes? A tantos jóvenes últimamente. Ah, ya sé, no sé, bueno. Hay gente en Ibero que me parece que es muy interesante. Por ejemplo, está un chico que se llama, se apellida Aldebarán. Así le decimos a Aldebarán. Está en las mañanas a las 9. Él tiene 23 años. Él no lo conozco en persona. Y él me parece que hace cosas interesantes. Está otro chico que está a las 11 en Impala. Pero creo que hay gente valiosa. Más bien en la mañana. Y tienen ahorita, más bien, están empezando los 30.

Julián Woodside:

La misma Natalia Cano se me hace una persona súper profesional. Itzel Alanís, por ejemplo, que ya más bien es reportera de Televisa de nota ciudadana, hasta donde tengo entendido, pero ella hacía cosas interesantes. Y en el Inter me han tocado de repente textos. Marcos Hassan, que creo que es alguien que sabe mucho, que de alguna manera ya se clavó mucho en el tema de la reseña y de la entrevista, y entonces como que los contenidos más críticos los… o no me he topado con ellos. Ricardo Pineda, por ejemplo, en su momento Erich Mendoza traía como ondas interesantes, ya dejó de escribir, hay otro que se llama Jair Hernández, por ejemplo, que también ya se fue más por el lado como de este periodismo… de la pluma y como medio urbano, cronista, etcétera, pero tenía ondas. Mari Sur, que colaboraba con Lifeboxset, y ahorita le perdí la pista de lo periodístico, creo que se clavó más con foto, pero tiene unos textos buenísimos también, es decir, han salido personas, pero como que salen y se pierden, o de alguna manera, o yo no les he podido dar ese seguimiento.

David Cortés:

La verdad es que tampoco es que esté… Yo muy al pendiente de las cosas que escriben algunos, ¿no? Conozco, por ejemplo, a una chica que se llama Lizbeth Serrano, que está escribiendo para Marvin, ¿no? este, conozco allí, bueno, pues es que ya no es tan joven, un chamaco pues sí, es chamaco para mí en Monterrey, es Fede Aguilera pero se dedica más al periodismo, este entonces, digo, a la radio, perdón, pero así más jóvenes pues no, no, no o sea.

Como que últimamente estoy encontrando gente que me llama mucho la atención en su trabajo, pero no que no se dedican a eso, sino que están trabajando a lo mejor dentro del rock, pero haciendo otro tipo de cosas como poesía o literatura, ¿no? Por ejemplo, está una chica que se llama Gabriel, bueno, es que se hace llamar Gabriel Pitonis, ¿no? Así como Pitonisa. Está una chica que se llama Michelle Librarte, ¿no? Están pues muchos cronistas, ¿no? Por ejemplo, chicas que, algunas que me llaman como Scarlett Lindero, ¿no? O Ilma Duque, Brenda Ríos, ¿no? Son así como las…

Bueno, creo que porque las chicas están por fin saliendo y haciendo lo que ellas quieren, ¿no? Y también, pues, del lado de los varones, pues sí, me parece que… Bueno, donde más me interesa leer sería en la parte de la crónica, ¿no? Tal vez porque… porque es algo que también puedo seguir practicando.

Ah, otro chico que se llama Polo Bautista, que es de Puebla, que tiene rato, que ha empezado, que bueno, hace poco, este año empezó a escribir para Nexos, me parece muy importante su trabajo, ¿no?

Ricardo Bravo:

Quizá ya no son tan, tan jóvenes, pero sí hay por ahí algunos que están tratando de seguir, pues un… Una ruta interesante, ¿no? Y bueno, de ellos yo el que definitivamente resaltaría es a Alejandro González. Alejandro González es una persona que creo que… tiene una visión y un trabajo que, bueno, hace poco lo llevó a ser ya el editor en jefe de Warp, lo cual me dio muchísimo gusto, porque además a Alex lo conozco hace muchísimos años, porque él, pues, uno de los espacios en el que inició, no sé si fue el primero, fue justamente en Nuestro Rock, ¿no?

Es que antes era más fácil, ¿no? De repente antes conocías a los seis o siete que escribían en periódicos, veías a los tres o cuatro de los que salían en revistas, que eran las revistas que había de rock, pero ahora hay tantas cosas, tantas páginas, que seguramente ahí habrá gente que está haciendo cosas muy valiosas, pero ya es imposible detectarlos, ¿no? Con 50 páginas que están hablando de rock. 45 de ellas con un impacto mínimo, pero no por ello importante y valioso, porque están queriendo hacer cosas y muchas de ellas están haciendo cosas que a lo mejor valen mucho más la pena que otros espacios que están teniendo mucha más difusión. Pero bueno, es muy difícil detectarlos y muy difícil verlos. Y yo creo que por eso quizá no podría mencionarte algún otro.

Hugokóatl:

Ya, ya, ya, ya, ya, hasta aquí. Esto ya se alargó bastante y paradójicamente creo que todos los temas los tocamos muy de pasadita. La neta sí creo que hace falta más discusión sobre todo esto. Es más. Creo que el tema da para un seminario, varias conferencias, una serie de podcast, artículos de análisis y reflexiones más profundas. De hecho, aquí entre nos, si algún día me animo a hacer una maestría, creo que este sería el tema que escogería.

Independientemente de eso, el objetivo de este episodio es contribuir al análisis de toda esta situación. Aquí termina el capítulo de hoy, pero espero que el diálogo continúe.

Tú que llegaste hasta acá, ¿qué opinas de todos los temas que se abordaron? ¿Ahora ves el panorama del periodismo de rock desde otra perspectiva o afianzaste lo que ya pensabas? ¿O de plano este tema ni te interesa? Me encantaría leerte. Escríbeme a Hugokóatl en Twitter. Es H-U-G-O-K-O-A-T-L. Gracias por darle play. Chido.

La lista de listas de mejores discos y canciones 2023 (transcripción)

Esta es una transcripción íntegra del capítulo La lista de listas de mejores discos y canciones 2023 del podcast Atonal / periodismo rock.

[Hugokóatl]

Esto es Atonal y viene a alborotarte las trompas de Eustaquio… y una que otra neurona.

Se acabó el 2023. Y si te late la cultura pop (y si no también) seguramente viste que desde finales de noviembre un montón de medios, expertes y personas en general publicaron sus listas de “lo mejor del año”. Podían ser películas, festivales, apps, discos, canciones, en fin, la lista de las listas sería interminable.

A mí me gusta mucho eso de las listas, tanto, que hace más de 10 años hice mi tesis de licenciatura de esto. Así está la cosa.

Por un momento no me quise quedar atrás y pensé en publicar mi lista de lo mejor del año, pero luego pensé en hacer algo mejor y más útil:

Un collage de listas.

La lista de listas.

Acá bien mamón.

O sea, agarré todas las listas de mejores canciones y discos en español que me encontré

o que incluyeran obras en español

o de artistas de la región

y jerarquicé los resultados de esa listas

Todo esto para tener por resultado, LA lista.

La metodología ñoña te la voy a compartir bien bien más adelante en este mismo episodio.

El objetivo de hacer esto es llegar a un resultado más fiel de la realidad musical del año, aunque debemos tomar en cuenta que eso es francamente imposible, pero ps como ejercicio está chido.

Bueno, la onda va a estar así a partir de este minuto:

  • Primero te voy a compartir el top 10 de los discos más destacados en español del 2023.
  • Luego le toca al top 10 de las canciones más destacadas en español del 2023.
  • Si después de eso quieres seguir escuchando, te hablo un poco de los que, según yo, son los cuatro tipos de listas que existen.
  • Luego va la metodología. Ahí sí te voy a compartir paso a paso qué criterios tomé en cuenta, las listas en las que me basé y cómo hice este ejercicio.
  • Y al final algunas conclusiones interesantes.

Ps va.

Top diez discos en español más destacados del 2023

Lugar 10. Desvelado, de Eslabón Armado.

Lugar 9. Nadie sabe lo que va a pasar mañana, de Bad Bunny

Aquí hay un doble empate en el lugar 8.

Lugar 8. Red moon in Venus, de Kali Uchis.

Lugar 8. El diablo en el cuerpo, de Alex Anguandter

Lugar 7. Yo no era así, pero de ahora en adelante, sí, de Diego Raposo

Lugar 6. Armaggedon, de Valgur

Lugar 5. Autopoiética, de Mon Laferte

Lugar 4. Génesis, de Peso Pluma

Lugar 3. Mañana será bonito, Karol yi

Lugar 2. Data, de Tainy

Lugar 1. Madres, de Sofía Kourtesis

Esos fueron los discos más destacados del año. Vamos a lo que sigue.

Top diez canciones más destacadas en español del 2023

Empezamos con un quíntuple empate.

Lugar 10. Yandel 150, de Yandel y Feid

Lugar 10. Te, ku, ge, de Karol yi y Shakira

Lugar 10. Moonlight, de Kali Uchis

Lugar 10. La bebe (remix), de ing Lucas y Peso Pluma

Lugar 10. Mi vida en llamas, de Alex Anguandter y Buscabulla

Ora sí, avancemos en la lista.

Lugar 9. I wish you roses, de Kali Uchis

Lugar 8. Paranormal, de Tainy y Álvaro Díaz

Lugar 7. Máscara de niña, de Valgur

Lugar 6. Vampiros, de Rosalía y Rau Alejandro

Lugar 5. Lady Gaga, de Peso Pluma, Gabito Ballesteros y Junior ache

Lugar 4. Si te portas bonito, de Sofía Kourtesis

Vamos con el podio. La neta, si no has vivido debajo de una piedra, no te vas a encontrar con ninguna sorpresa.

3. Un por ciento, de Grupo Frontera y Bad Bunny

2. Bizarrap music sessions, volumen 53, de Bizarrap y Shakira

1. Ella baila sola, de Eslabón Armado y Peso Pluma

Tipos de listas

¿Qué enlistamos cuando hacemos listas? Hasta de eso podemos ñoñear y es lo que voy a hacer a continuación.

Yo distingo entre cuatro tipos de listas, en especial cuando hablamos de rankings de lo mejor en discos o canciones del año. Son los siguientes:

Uno. Listas con métricas. Son listas que miden aspectos medibles y claros de las rolas o discos. Pueden ser reproducciones, ventas, descargas, número de veces que se programaron en radio, votaciones del público, etcétera. Ejemplos de ese tipo que incluí en la lista de listas son la de Spotify, que mide reproducciones, y la de los 40 principales México, que en su lista anual abrió una votación a radioescuchas y midió eso, votos.

Dos. Listas editoriales. Son listas en las que un medio pone de manifiesto su identidad. No solo enlista lo que el medio considera lo mejor, sino que a través de esa lista busca definir su propia personalidad. Es el tipo de lista más común y un buen ejemplo es el conteo de Reactor.

Acá la voz de Tony Kings, exlocutor de la estación, explicándome detalladamente cómo lo arman.

[Tony Kings]

Te cuento. El primer paso, digamos, para el conteo es definir en una lista todas las canciones que ingresaron a programación de manera oficial durante el año. Es decir, todas las que aparecen marcadas dentro de la programación y estuvieron justo en el software que se utiliza para la rotación y demás, para que todas esas canciones sean tomadas en cuenta.

El segundo paso es, digamos, una convocatoria para los turnos de cabineo, fundamentalmente, ¿por qué los de cabineo nada más? Porque somos los que estamos rotando la música, nosotros somos los que tenemos la programación y nosotros somos los que estamos familiarizados al final del día con esa programación. Entonces, se hace esta convocatoria, se ve si se puede asistir por parte de todo el equipo. Y ya, quizá, puntualmente con algunos programas especializados que tengan que ver con algún género o con algún tema en particular, por ejemplo hip hop o demás, pues ya también se considera.

Se establece la reunión y se nos manda justamente la programación para revisarla, cada locutor y cada participante de este comité, por así decirlo, escogen, si mal no recuerdo, hacemos nuestro top 20 de canciones, aunque al final se van revisando todas. O sea, también es un proceso un poco más artesanal, por así decirlo.

Entonces, de esas 20, se ve, digamos, cuáles son las que tienen más menciones como para dejarlas destacadas y ya luego ya se entra, digamos, a un proceso editorial en el que se van a seleccionar las canciones que van a entrar al conteo.

Ok, ¿qué pasa después? Estamos, digamos, juntos, todos ya reunidos con nuestras canciones, más o menos con una idea de cuáles son las que queremos. Y de, por ejemplo, de todas las canciones que se agregaron, diciendo un número al azar, que sean 350, 400 canciones quizá, se va haciendo un primer corte. Vamos escuchándolas, vamos recordando en orden cronológico cómo se ingresaron, es decir, de enero a noviembre, cuáles fueron las que ingresaron a la programación y en ese corte se van descartando, así tal cual como, pues esta yo creo que sí, esta yo creo que sí sonó, pero no hizo tanto ruido, esta sí definitivamente tiene que estar por cuestiones editoriales, que voy a ahondar un poco más en eso más adelante. Y así hasta que tengamos un aproximado de la mitad, por lo menos. O sea, si son 350, pues te estoy hablando de que ya son 175 más o menos. Es decir, acercándonos un poco al número final, que son las 106 canciones, ¿no? Porque son 105 más la punto 7.

Habiendo hecho eso, se refina nuevamente, o sea, se le vuelve a dar otra pasada a esa lista de las que quedaron para que tengamos justamente las 107 canciones.

Una vez que ya se tienen, viene una tercera ronda en la que empezamos a hacer deciles, empezamos a pensar en las cuestiones que tienen que ver con la relevancia, con la propuesta editorial de la estación también, o sea, si queremos apoyar de manera editorial a un proyecto que creemos que es apuesta o que creemos que es algo relevante para la estación, incluso para la misma banda, o sea, si la banda lo va a compartir, es un hito importante dentro de su carrera que le puede beneficiar para crecer su proyecto y demás, pues también lo consideramos. Y vamos sacando estos deciles, desde la punto 7 hasta el 100 y ya de ahí para abajo, del 100 al 90, del 90 al 80 y así, hasta que llegamos a los 20 principales.

Ya que se entra a esta categoría final, que de hecho te estoy hablando de que ya pasaron por lo menos unas cuatro o cinco horas de debate, de liberación, de intercambio de ideas y demás. Porque sí quiero recalcar eso, o sea, no es arbitrario. Si bien, digamos, no existe como una nomenclatura o como algunos factores que determinen en qué lugar, pues sí hay mucho debate y sí hay mucho intercambio de ideas. Yo pienso que esta canción debe de estar en el lugar 30 por esta situación, o yo creo que no. Muchas cosas, o sea, la verdad es que sí es mucho un ejercicio editorial y eso creo que enriquece mucho la labor del cabineo en Reactor, porque nos permite justamente también defender esa postura de las canciones que la gente pidió más, que la gente reconoce, que la gente considera que son las que le dan identidad a un año musical en la estación y que nosotros vemos reflejado en las peticiones, en los comentarios y demás.

Ya esos 20 lugares, como te comento, pues digamos son todavía más analizados sobre cómo se van a acomodar, porque aquí pues ya sí juega un poquito más el papel de en qué lugar quedaste, particularmente los primeros tres lugares.

También algo que se me estaba escapando es que desde que yo entré a Reactor, es decir, desde hace ocho años, hasta que me fui, y creo que ha sido una máxima durante mucho tiempo, es que el primer lugar sí o sí lo tiene que ocupar una banda mexicana. Es una propuesta editorial de la estación, que digamos es una regla que se ha respetado, pues por lo menos desde que yo estoy, y también ayuda mucho a definir esos parámetros, o sea, a lo mejor si la canción más pedida… fueron los Chemical Brothers, pues sabemos que no van a tener el número uno, pero pueden estar en el top tres sin lugar a dudas.

Pues habiendo dicho eso, pues yo creo que nada más me queda cerrar, que es justo la parte de cómo se definen los tres primeros lugares y ahí voy.

Ya para esta parte el top 5 se vuelve complicado, aparte de que te estoy hablando de que ya pasaron 6 horas quizá de deliberación, ya estamos un poco cansados y demás. Y ahí sí ya se toman en cuenta pues muchas cuestiones, ¿no? El criterio editorial, te digo, a lo mejor si es una banda apuesta que queremos impulsar en Reactor, qué tan relevante puede llegar a ser para este artista, esta banda, este conteo. Porque, por ejemplo, de nada nos sirve a nosotros darle un primer lugar a Zoé, sabiendo que Zoé ya tiene una audiencia consagrada y no es para nada una apuesta de Reactor en estos momentos. A lo mejor le sirve más a un proyecto emergente, como Belafonte en su momento, o los Diles Que No Me Maten, o demás, y se consideran esos factores.

Entonces, pues ahí todo eso, digamos, se conjuga en esa deliberación, sabiendo que la primera plaza debe de ser de una banda mexicana y eso ayuda un poco a deliberar en ese aspecto. Se quedan como dos o tres opciones, se vuelve a deliberar y al final llegamos a una conclusión y bueno, al final nada más se hace un repaso general por parte de la gerencia y por parte del programador, programadora en turno. Si hay algo a lo mejor estratégico en función de la propuesta editorial de Reactor o lo que quieran reflejar, se ajusta. Pero básicamente es eso, es un consejo editorial el que decide y todos básicamente estamos de acuerdo con lo que se define el día de la junta del conteo. Hasta que se da a conocer el mismo en la estación.

[Hugokóatl]

Ojo: A veces este tipo de listas editoriales se arman en equipo, como el caso de Reactor, o a veces un medio le encarga a uno de sus integrantes que arme en solitario la lista del medio. Por ejemplo, la lista de discos de KEXP a cargo de Albina Cabrera, la de Ibero a cargo de Alan Zuko o la de canciones de LA Times que la armó Suzy Expósito.

Tres. Listas de calidad. Casi no existe este tipo de lista y es una lástima. El mejor ejemplo que se me ocurre es la de Pingüino Elemental, la de las 100 mejores canciones del rock mexicano que hizo a propósito del bicentenario en 2010. Se basó en el análisis de lexías de Roland Barthes y otras metodologías para medir, desde el punto de vista estético, rolas, su letra y su música. Ojalá hubiera más de este tipo de listas.

Cuatro. Listas de gustos. Creo que es el segundo tipo de lista más común. Es un tipo de lista personal o grupal, pero que acepta que es subjetiva y el único parámetro que usa para hacerse es el gusto o amor por rolas o discos.

Metodología

Sigue la parte más ñoña y detallista. Te entiendo si te la quieres saltar o de plano aquí te bajas de este episodio. Si prefieres esta última opción, nos escuchamos a la próxima.

Si prefieres saltártela, adelántate 5 minutos.

¿Cómo hice esta lista?

Tomé en cuenta las siguientes características:

  • Listas regionales o de idioma, o sea, listas tituladas como “las mejores canciones de américa latina” o “los mejores discos en español”. Dejé fuera listas focalizadas a un solo país.
  • Agarré puras listas jerarquizadas numéricamente. Si estaban ordenadas alfabética o cronológicamente, ps quedaron fuera. Por ejemplo, el abecedario de canciones de Ibero 90.9 se ordena alfabéticamente. Quedó fuera.
  • También me basé en listas que lo mismo incluían bandas en inglés u otros idiomas que en español. Por ejemplo, en la de reactor hice lo siguiente:
    • Solo tomé en cuenta rolas en español
    • Así, por ejemplo, aunque en el conteo general, “Si te portas bonito” de Sofía Kourtesis quedó en el lugar 5, para mí, es el lugar 4, ya que es la cuarta rola en español mejor posicionada.
  • Solo tomé en cuenta el top 10 de cada lista, así tuvieran 100 obras rankeadas.
  • No incluí listas especializadas en un solo género, por ejemplo, las de metal.
  • Tomé en cuenta listas publicadas a finales de noviembre y en el transcurso de diciembre de 2023. Aunque este punto podría parecer obvio, no lo es, ya que hay medios que hacen listas a mediados de año de los mejores discos hasta ese momento, y curiosamente, muchos de esos medios ya no hacen sus listas a fines de año.
  • Agarré listas de medios especializados, tanto en español como en inglés, y una que otra lista de medios más generales o de plano ajenos a la fuente musical, como la de L.A. Times o Variety, respectivamente. 

Tomando todo esto en cuenta, las listas que a final de cuentas conforman la lista de listas son estas:

En discos:

Filter

Ibero 90.9

KEXP, el sonido

Me hace ruido

NME

Pitchfork

Rock en las Américas

Rolling Stone en español

Rolling Stone en inglés

Spotify

Variety

En canciones:

Apple Music

Convoy

Jenesaipop

LA Times

Los 40 Principales México

Me Hace Ruido

Pitchfork

Radiónica

Reactor

Rock en las Américas

Rolling Stone en español

Santander Music

Spotify

Lo que hice una vez teniendo las listas:

  1. Chequé qué rolas o discos se repitieron en las diferentes listas
  2. Armé grupos por número de repeticiones en las listas, por ejemplo, Ella baila sola y la sesión de bizarrap con Shakira estuvieron en 6 listas, entonces ese era un grupo, el de 6 repeticiones, y en el grupo de 3 repeticiones estuvieron si te portas bonito, lady gaga y vampiros.
  3. Dentro de cada grupo, asigné puntos a cada canción o disco. Los puntos eran simplemente el número en el que quedaba. Por ejemplo, Ella baila sola estuvo en el lugar 1 de la lista de LA Times, eso equivalía a un punto, pero en la de Santander Music quedó en el 5, entonces eso equivalía a 5 puntos.
  4. Sumé los puntos de cada canción o disco y jerarquicé de forma que las obras que tuvieran menos puntos quedaran más arriba. Así, por ejemplo, Ella baila sola sumó 25 puntos, mientras que la sesión de bizarrap con Shakira sumó 29. Por eso la rola de Eslabón Armado y Peso Pluma quedó en primer lugar anual.
  5. En los casos de empate, como te pudiste dar cuenta, no metí ningún criterio de desempate. Por eso hasta quedaron cinco rolas en el mismo lugar.

Y ya, así armé este primer ejercicio de la listas de listas. Seguro aún hay cosas por perfeccionar, pero tengo un año para hacerlo.

CONCLUSIONES

Tengo cuatro conclusiones.

Primera. No es nada nuevo, pero siempre viene bien recordarlo: “lo pop” es parte de “lo alternativo”. La frontera entre lo pop y lo alternativo o subterráneo o independiente cada vez es más difusa. Ejemplo de eso es que en el conteo de un medio como Convoy, la rola de Bizarrap con Shakira quedó en el lugar 54.

Segunda: también “lo alternativo” convive con el mundo de “lo pop”. Un ejemplo de eso es que una banda independiente oaxaqueña como Valgur fue incluida en la lista de la Rolling Stone en inglés, en la que comparte espacio con Karol G y otros artistas similares.

Tercera: todo mundo habla de la importancia de la música latina en la industria musical internacional. Es cierto. Y no todos los casos son de artistas como Karol G o Bad Bunny. Sofía Kourtesis, peruana, fue la única latina, además de Karol G, que entró a listas de medios internacionales como NME y Pitchfork.

Y ya, eso es todo por este episodio. Es la primera vez que hago ejercicio de la lista de listas y me emociona la idea de poderla seguir haciendo en próximos años. Espero poder lograrlo y reforzarla con nuevas técnicas y más listas. Algo así como que la lista de las listas sea más lista. Pero por lo pronto, ¿qué te pareció lo que escuchaste? Estaría chido leerte. Ahí me puedes escribir a twitter o x o como se llame esa cosa, ahí ando como @hugokoatl. Chido.

Decadencia del rock mexicano (análisis)

Las siguientes gráficas e información son soporte para el capítulo del podcast Atonal, “Decadencia del rock mexicano (análisis). Puedes escucharlo aquí.

Variable de popularidad

Fuentes:

1950-1989, 1996 Fernando Mejía Barquera, El soundtrack de la vida cotidiana

1991-1995, 1997 Hugo Galván, Rock impop: la presencia del rock mexicano en la radio Top 40

Los 100+ pedidos MTV (región norte)

1998 | 2000 | 2001 | 2002 | 2003 | 2004 | 2005 | 2006 | 2007 | 2008 | 2009 | 2010

Monitor Latino

2011 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017

Spotify México

2018 | 2019

1990 y 1999 – Sin información

Variable de calidad

Fuente:

Las 100 mejores canciones del rock mexicano – Pingüino Elemental

Variable de ventas

No hay información disponible. Pero por ahí menciono el Informe Industria México 2022. Lo dejo nomás para que cheques que no está el desglose de venta de discos por género.

Variable de censo de bandas

No hay información disponible. Pero por ahí menciono el Árbol genealógico del rock mexicano de Arturo Lara Lozano y la búsqueda por género/país, en este caso rock y México, de Bandcamp.

Documentos Reactor 105.7 FM 2020 y 2021

Los siguientes documentos fueron obtenidos mediante la plataforma de transparencia

Presupuesto Reactor 2020 y 2021

Relación de facturas 2019

Relación de facturas 2020

Facturas escaneadas del año 2019

Facturas escaneadas del año 2020

¡Súbale, súbale! ¡Hay poemas!

Por fin decidiste publicar tu poemario. Tus amigos y tus familiares te lo chulean. Te crees el poeta más chido que ha parido tu ciudad. Sueñas con las firmas de autógrafos, los estadios llenos para escucharte, los premios, los honoris causa, todo el glamour editorial te espera… o nel… ¡sepa! Puede que se te haga o no, nadie lo sabe. La cuestión es que te pongas al tiro porque las mieles literarias no llegarán solas y antes de que lleguen tienes/quieres presentar tus hojitas fotocopiadas y engrapadas por ti mismo, o como tú le llamas, «poemario».

Algo más o menos así me pasó con mi «Coraza», mi primer poemario. Ya lo tenía en mis manos. ¿Y ahora qué?

subale 1

Ejemplares de Coraza, el rosa es el que vendía en las micros a $10, el café es la edición deluxe, a veces las vendí también en las micros en $20

Los poemas incluidos en «Coraza» tienen un alto contenido de fango de paradero de microbús, ese olorcito de hora pico en verano en el metro, el saborcito de unas quesadillas con queso… en fin, son poemas urbanos, escribidos (sí, escribidos) con habla popular (jerga que le dicen), tienen albures y tratan sobre personajes del folclor chilango. Casi todos los poemas los había presentado en slams de poesía, micrófonos abiertos y algunos centros culturales, sólo les faltaba un pequeño detalle, les faltaba calle.

Decidí subirme a las micros para echarme mis poemas. Y para darle un toque más acá le di forma de gira, tour, al cual llamé pomposamente «La bajada es por atrás». El objetivo era rolar con mis poemas por toda la Ciudad de México, todas y cada una de las 16 alcaldías. Así fue que recorrí desde el Cerro del Chiquihuite (Norte) hasta San Nicolás Tetelco (Sur) y de El Yaqui (Poniente) hasta La Perla (Oriente). Al final no sólo rolé por todas las alcaldías del exDeFectuoso, también pasé por cuatro municipios del Establo de México. Para quien no ubique ninguno de estos lugares, quédese con la idea de que en total recorrí 166.51 kilómetros. La ciudad es, sin duda, un pergamino de poesía.

coraza2

Mapa de los recorridos

Cada miércoles, entre el 8 de agosto y el 21 de noviembre de 2018, emprendí la gira. Por lo general rolaba entre tres y cuatro horas, por ahí del mediodía para evitar que las micros estuvieran atascadas de gente. En cada micro me echaba dos poemas y al terminar mi perorata ofrecía a la venta una versión de bolsillo de «Coraza» con el fabuloso costo de 10 pesotes. Y como dicen los clásicos, también aceptaba monedas que no afectaran la economía familiar. Hubo días en que no vendí nada y había micros en las que el pasaje ni me volteaba a ver. Pero también hubo días en que me terminé los poemarios que llevaba y hubo micros en las que no sólo me daban una moneda, una vez me regalaron una paleta (que me hizo el paro porque nunca paraba a comer, por lo general sólo llevaba una fruta que me echaba a media jornada) y en más de una ocasión me agradecieron o me felicitaron. Mención honorífica merecen los niños. A los niños les llamaba mucho la atención cuando me subía y más de una vez los papás pagaron a regañadientes un ejemplar porque quien lo quería era el morro.

Uno de los objetivos de emprender la gira era saber qué poema le latía más a la banda. Sé que no hay forma exacta de saber eso, pero la más próxima fue apuntar qué poemas me había echado cada vez que vendía un ejemplar. Con el paso de las semanas la competencia fue agarrando forma, aunque desde el principio hubo dos que tomaron la delantera y la neta nunca la soltaron: Un viaje y El poeta que dice dijistes. El primero un poema sobre la sensación de ser migrante incluso en tu propia ciudad, y el segundo un homenaje a la poesía callejera. El tercer lugar fue una sorpresa total para mí: Bolita, un poema sobre el futbol.

Otro de los objetivos fue enfrentarme a escenario inhóspitos. Muchos autores esperan que la gente los escuche atentamente y al final les aplauda. Acá no. La regla de oro es: LA GENTE NO QUIERE ESCUCHARTE. GÁNATE SU ATENCIÓN. A veces lo logré, a veces no. Aparte las micros no son un escenario ideal, acústicamente hablando, suele haber mucho ruido adentro y afuera. Esas condiciones también eran ideales para entrenarme en la potencia de mi voz sin micrófono. Alguna vez terminé un poco lastimado de la garganta y en más de una ocasión tuve que competir con la música del chofer, en esas ocasiones apliqué la de «si no puedes con el enemigo, únetele», y trataba de adaptar mi poema, su ritmo, a la música. La neta, cada una de las 18 micros a las que aproximadamente me subía por jornada, era un escenario completamente nuevo con diferentes retos. En una podía haber una gotera, en otra un chofer hipermamón, en otra tres personas de pasaje, y demás variaciones.

Ahora, a retrospectiva, puedo decir que lo más chido que me pasó fue en la ruta de Tlalpan. Un chavo me quiso pagar un poemario con un billete de $200. Yo ni de broma tenía cambio. Pensé que se bajaría sin comprarlo, como a veces hacían otras personas, pero él se bajó conmigo de la micro y se compró un agua en un puesto ambulante. Ahí me platicó que le gustaron mis poemas porque le recordaron a un cuate que estudia Antropología y está haciendo su tesis sobre la lengua popular mexicana de inicios del siglo XX. También me dijo que mis poemas le recordaron a su abuelo, fallecido dos años atrás, pues hablaba con mucha jerga.

Al contrario, puedo decir que nunca me pasó nada grave (asaltos, peleas), pero sin duda el peor día fue cuando subí a Santa Fe. Estuvo lloviendo todo el tiempo, me empapaba entre micro y micro y la neta desde el inicio mi ruta quería terminar, pero mi necedad irracional por hacerlo a la de a güevo pudo más.

 

¿Y el varo?

 

También hacía mis apuntes de lo ganado. Como era de esperarse, había zonas de la ciudad en que recibía más dinero, pero hubo sorpresas. Por ejemplo, los dos días que más ejemplares vendí fueron cuando pasé por Ciudad Nezahualcóyotl y por Tlalpan. Quienes conocen la ciudad saben que son zonas digamos… no tan beneficiadas (por no decir jodidas). Cuando rolé por el Centro también me dieron mucha morralla, ahí era de esperarse, mucha gente va al Centro a comprar cosas. El día que anduve por Lomas, una de las áreas de más alto pedorraje de la ciudad, también me fue bien, y en caso contrario, la Benito Juárez, zona de la alta clase media, me decepcionó. Fue uno de los días que menos banda se cayó con algo de lana.

NOTA: Si quieres checar de dónde a dónde iba en cada ruta, puedes verlo en el mapa de arriba.

En total, vendí 64 ejemplares de Coraza. Digamos que un promedio de 4 por cada día de la gira.

Las rutas en las que vendí más fueron: 

Iztacalco: 9

Tlalpan: 8

Venustiano Carranza: 7

Los más marros fueron:

Gustavo A. Madero: 0

Azcapotzalco: 1

Cuauhtémoc: 1

Estos números sólo se refieren a las ventas de ejemplares de Coraza, pues como escribí antes, también me daban algunas propinas.

Las tres rutas donde recibí más propinas fueron: 

Venustiano Carranza: $174

Coyoacán: $171.50

Cuajimalpa: $163.50

Y los más codos:

Iztacalco: $64

Tláhuac: $81.50

Benito Juárez: $99

Hay casos raros, por ejemplo, en la ruta de Iztacalco me compraron 9 ejemplares, pero también fue en la que menos propinas me dieron.

La pregunta de los 64 mil. ¿Es negocio? Depende. Por tres horas, entre ventas de ejemplares y propinas yo ganaba más que un salario mínimo actual ($102.68 por día). Si quieres vivir de echarte tus poemas en micros en la CDMX se puede, pero para vivir al día. Si quieres vivir con más holgura necesitas dedicarle más de 3 horas al menos cinco días por semana. Seguramente hay personas que sí viven sólo de esto, pero tal vez lo hagan más horas o días, o tal vez están en rutas fijas donde ya saben que sacan más varo, pero yo recomiendo que sea un ingreso extra. Está chido para hacerlo un día de descanso de tu otra chamba o tal vez hacerlo una vez a la semana cuando regreses del trabajo, en lugar de pagar tu pasaje, pides chance de echarte poemas y así vas desde tu chamba hasta tu chante ganando algo de dinero extra.

En cuanto a lo que gasté para imprimir los ejemplares, sí hubo ganancia. No me hice rico, pero recuperé lo que invertí y gané pa’ mis chicles.

 

¿Y los polis? ¿Y los ambulantes?

 

Se supone que está prohibido subirse a vender cosas al transporte público en la CDMX. Se supone. Pero no era eso lo que más miedo me daba, lo que realmente me daba terror eran los vendedores ambulantes que se suben a las micros a vender dulces, paletas, chocolates, etcétera. Pensé que no faltaría el vendedor que se creyera dueño de las calles y me la hiciera de a pedo por echarme mis poemas. Por fortuna nunca pasó nada, pero las miradas que me echaron algunos vendedores en Indios Verdes, Merced y Tepito sí eran para zurrarse parado.

En cuanto a los policías nunca hubo bronca. De hecho en alguna micro también iba de pasajero un poli y no me dijo nada. Y los choferes… bueno, su imagen como gremio no es nada buena. Hubo desde el que me mentó la madre nada más porque le pedí chance de echarme unos poemas hasta el que se despidió con un «Ve con dios» o aquellos que me daban las gracias cuando terminaba de echarme mis poemas y salía de la micro. Sí, el gremio en general deja mucho que desear (esto lo digo más como pasajero que como poeta andante), pero hay excepciones.

DATO DE TRIVIA: De las más o menos 272 micros a las que me subí, en sólo una hubo una mujer manejando, una chofera.

 

Toque el timbre antes de bajar: Tips para echarte tus poemas en las micros

 

Si has llegado hasta aquí y al leer mi experiencia en la Ciudad de México te gustaría replicarla, ya sea aquí mismo o en cualquier otra ciudad, te tengo el top 10 de mis recomendaciones para echarte tus poemas en micros.

1. Prepara tu tolerancia al rechazo. 

Cuando pidas chance a los microbuseros de echarte tus poemas muchos te van a decir que no, otros te van a poner jeta, algunos nada más se van a arrancar y puede que hasta te insulten. Así que a respirar hondo y aceptar el rechazo, amiga escritor (así para evitar escribir amigo o amigue o amigx), que de eso vas a tener mucho en tu vida profesional.

2. Encuentra tu atuendo.

Si quieres subirte disfrazado de Superman a las micros está chido, pero a lo que me refiero es a que te sientas cómodo. Por ejemplo, yo llevaba un pantalón con varias bolsas para poder echar la morralla, los ejemplares que vendía, las hojas con mis poemas escritos por si se me olvidaba alguno, una fruta para el tentempié, etcétera. Por atuendo me refiero a algo ad hoc a la ocasión.

3. Visita lugares que conozcas.

Yo anduve por muchos lugares que nunca había pisado, ese era mi objetivo, pero lo más común es escoger una ruta o un tramo y de ahí no moverte. Eso ayuda a que los choferes y algunos pasajeros ya te conozcan, a entablar amistad con vendedores (si los hay) e incluso saber si la ruta es segura o no. Si es una ruta donde asaltan la gente va a estar paniqueada antes, durante y después de tu presentación, por lo tanto no es recomendable andar por rutas inseguras.

4. Procura salir sólo con buen clima. 

Mi peor experiencia fue un día que estaba haciendo mucho frío y no paró de llover. Entre que me subía y me bajaba de las micros me estuve mojando y lo peor fueron los automovilistas a los que les valía tres hectáreas de verga que hubiera charcos junto a las banquetas y me empapaban cuando pasaban a mi lado.

5. Lleva cambio.

Esto aplica sobretodo si vas a vender tus poemarios. Habrá días en que en tu segunda o tercera micro alguien te quiera pagar con un billete de alta denominación y como apenas vas empezando tu jornada no tengas el suficiente cambio.

6. Busca la posición en la que te sientas cómodo. 

En lo personal, me caga que quienes se suben a las micros a vender algo se queden a mitad del pasillo hasta adelante. Yo me iba hasta atrás, a las escaleras, y desde ahí ladraba mis poemas. Cuando alguien iba a bajar por esas escaleras me movía y cuando había salido regresaba a mi lugar. Evitaba las micros muy llenas para no quitar espacio a los pasajeros. De hecho mis horarios para subirme a las micros era entre las 10 de la mañana y 3 de la tarde. Evita horas pico.

7. Respeta a los pasajeros.

Muchos pasajeros van hablando por celular o ahí mismo con algún acompañante. Procura moverte a algún punto donde quien está hablando no te tenga a su lado. Si le interesa lo que haces, se callará y te escuchará, si no, va a seguir hablando y si estás junto a esa persona se hace una cacofonía que hasta te puede quitar la concentración en lo que haces. También toma en cuenta que puede haber banda que vaya jetona.

8. Lleva agua y algún refrigerio. 

Es una chamba pesada. En ocasiones vas a tener que ir gritando porque el microbusero no apaga la música o simplemente porque es una micro muy grande o porque el sonido exterior del tráfico puede superar tu voz. Evita lastimarte la garganta. Vives de tu voz. ¡Cuídala! El refrigerio es para que recuperes energía. Aunque no lo creas, es muy cansado subir y bajar a micros, estar parado todo el tiempo y agarrarte chido para evitar caídas en los frenones.

9. Seriedad.

Tómalo con absoluta seriedad y profesionalismo. Los pasajeros que deciden ponerte atención merecen que des lo mejor de ti. Ensaya tus poemas, ya sea que los pregones de memoria o leídos. Parte de tu magia como poeta será hacer de la micro a la que te subes un escenario.

10. Disfruta tu ciudad.

Hubo días que pasé por las partes de la ciudad que menciono en mis poemas. Era algo mágico. Si tú no mencionas lugares específicos en tus poemas, igual disfruta tu andar como poeta errante sobre el transporte. Mira a tu público, pero no te olvides de admirar el paisaje que te ofrece tu ciudad, esa ciudad a la que le estás dando vida con tus poemas.

Por último, como agradecimiento por echarte todo este chorizo te dejo un audio que grabé con mi celular con los dos poemas que más gustaron durante la gira “La bajada es por atrás”: Un viaje y El poeta que dice dijistes.

 

Transformar la tinta en poesía, el oficio alquimista de Jorge Cuesta

Reseña Ensayos escogidos de Jorge Cuesta

«¿Y qué es por excelencia la poesía, sino la satisfacción más gratuita de la necesidad menos arbitraria?

-En «Muerte sin fin, de José Gorostiza», de Jorge Cuesta

Jorge Cuesta

Una de las pocas fotografías de Jorge Cuesta

Poementario

Padre de la crítica literaria,

de pensamiento rápido, instantáneo

hoy sólo se encuentra en el subterráneo,

sus libros no enseñan en la primaria.

 

Fue pensador de temática varia,

no vio la luz en el Mediterráneo,

mexicano de los Contemporáneos

poseedor de una pluma extraordinaria.

 

Cantó a su propio dios mineral,

de su existencia nos dejó pistas,

pero eso le costó salud mental.

 

El más triste de los alquimistas

transformó luz en oscuridad

en la clínica del doctor Lavista.

 

Ahora sí, la reseña de Ensayos escogidos

A Jorge Cuesta le tocó cimentar la literatura mexicana del siglo XX. Por supuesto que no fue el único, pero lamentablemente su nombre ha quedado a la sombra de otros pesos pesados de la época como Alfonso Reyes, José Vasconcelos y de su correligionario Contemporáneo, Xavier Villaurrutia. Los textos de Jorge Cuesta no le piden nada a ninguno de los mencionados, de hecho, nadie pone en duda que él sea el padre de la crítica literaria en México, un género que a veces parece no sólo huérfano de padre, sino también de lectores.

Mientras la librería del Fondo de Cultura Económica del Pedregal lleva el nombre de Alfonso Reyes, la biblioteca del Estado más famosa del país se llama José Vasconcelos y el premio más importante de la literatura mexicana fue nombrado en honor a Xavier Villaurrutia, el único homenaje permanente a Jorge Cuesta es una librería de viejo en la colonia Juárez. No es por demeritar el trabajo de Max Ramos y compañía (al contrario, Jorge Cuesta, El Hallazgo, El Burro Culto y La Mula Sabia son librerías fundamentales de la capital), sino que con estos ejemplos se pone de manifiesto el olvido en que las instituciones literarias del país tienen al poeta y crítico veracruzano.

Jorge Cuesta no sólo fue poeta, autor del clásico «Canto a un dios mineral» y el soneto «No aquel que goza frágil y ligero», también cultivó el ensayo, la crítica literaria, lo que hoy llamaríamos artículos de opinión y la química. Sí, la alquimia de Cuesta comienza con su formación académica y su carrera artística. Cuesta se formó como químico y de eso vivió gran parte de su vida. De día transformaba los azúcares en dinero, de noche la tinta en poesía. Por eso entre el movimiento literario de los Contemporáneos fue conocido como «el más triste de los alquimistas». Gracias a todo esto se le considera un escritor revolucionario, aunque siendo sinceros, en toda esa época, con el Ateneo de la Juventud y los Contemporáneos como protagonistas, la literatura mexicana resultó revolucionaria, en plena era posrevolución mexicana.

ensayos escogidos jorge cuesta portada

Portada de Ensayos escogidos de Jorge Cuesta

El pensamiento de Cuesta

En 2014 el todavía Conaculta (hoy Secretaría de Cultura) publicó Ensayos escogidos. Un puñado de textos en los que el veracruzano desgrana el oficio poético de algunos autores mexicanos y extranjeros, habla sobre sus impresiones de la pintura que en ese momento es su contemporánea, analiza los alcances y obligaciones de la UNAM, recientemente declarada autónoma en 1929, y reflexiona sobre temas de coyuntura. Los textos datan del periodo en que Cuesta estuvo más activo en su oficio literario: 1927-1940.

[Esta conferencia de Christopher Domínguez Michael sobre Jorge Cuesta no tiene desperdicio]

Ensayos escogidos comienza con el prólogo que Jorge Cuesta escribió para la Antología de la poesía mexicana moderna. Compilación que sirvió sobre todo para catapultar la popularidad de los Contemporáneos y que en parte por eso provocó tantas críticas en su momento. Por eso y por no haber incluido a poetas que entonces aparecían en todas las antologías, como Manuel Gutiérrez Nájera.

Posteriormente, aparecen dos ensayos que representan lo mejor de su crítica. “La provincia de López Velarde” resalta por su estructura, en la que Cuesta primero presenta la tesis de H.L. Mencken en la que la poesía es a la juventud lo que la prosa a la edad madura. Después Cuesta analiza las etapas en la poesía de Rafael López Velarde y, a través de «Suave patria», concluye que la patria del poeta zacatecano es su infancia. En «Muerte sin fin de José Gorostiza», el más triste de los alquimistas resalta no sólo la estructura del poema más importante de Gorostiza (y tal vez de toda la poesía mexicana del siglo XX), sino también su profundidad alegórica e incluso mística. Una estructura similar se puede encontrar en la crítica a la pintura de María Izquierdo y de José Clemente Orozco.

Jorge Cuesta destacó por defender la libertad creadora del artista, incluso ante corrientes ideológicas. Recordemos que estamos en la época en que la militancia política y el arte están en plena luna de miel gracias a figuras, en México, como Diego Rivera. Así que de alguna forma el pensamiento de Cuesta es antítesis de la corriente mayoritaria en el arte mexicano de entonces. Él se declaraba neutral. Esto le ganó diversas críticas, pero como él mismo apunta en su crítica «Español del éxodo y el llanto de León Felipe»: «Si el poeta llega a abstraerse de la lucha, y a buscar en la poesía su objeto interior, no lo hace para desertar sus compromisos exteriores». Conocida es su crítica a Karl Marx que tampoco cayó bien a sus detractores, la cual no se incluye en Ensayos escogidos, pero en este libro sí se puede encontrar “El feudo revolucionario de Tabasco”, en el que el veracruzano crítica la gestión de Tomás Garrido Canabal al frente del gobierno del estado y de sus acciones revolucionarias anticatólicas.

Tal vez una de las razones del olvido generalizado en el que vive la obra de Jorge Cuesta es que su propia muerte eclipsa su pluma, además de que se suicidó joven, a los 38 años. Dentro del terreno de la especulación se podría pensar que de haber vivido más tiempo hubiera visto su obra publicada, hubiera escrito más poemas y ensayos, hubiera cosechado mayor popularidad y hoy alguna institución del estado mexicano llevaría grabada en su puerta su nombre, Jorge Cuesta. Pero todo eso sólo es imaginación. Del más maldito de los poetas malditos mexicanos nos quedan sus poemas y ensayos y una muy noble librería de viejo que hace honor a su vida y obra: lejos de los reflectores, pero de contenido profundo.

Cuesta, Jorge, Ensayos escogidos, CONACULTA, Colección Cien de México, México, 2014, 136pp.